“El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Ex. 33:18-19 

Cuando Moisés pudo ver la gloria de Dios, este le reveló su bondad. 

La bondad divina es una muestra de la búsqueda de la humanidad por parte de Dios, en la que nos muestra su misericordia y su amor extremo.

La gente está consciente de la habilidad de Dios para juzgar y perdonar, y de que es ÉL quien busca las oportunidades para mostrar misericordia. Muchos de los hijos de Dios viven en ignorancia respecto de Su bondad. 

No importa cuán terrible fue el pecado cometido por una persona, desde la mujer descubierta en adulterio hasta el endemoniado gadareno, Jesús mostró el corazón de Dios al mostrar misericordia. Esas acciones jamás pretendieron ser muestras momentáneas de bondad para que por fin en el siglo XXI Dios pudiera castigar a la gente.

Su corazón perdonador y misericordioso fue claramente revelado por Jesús.

Jesús es la manifestación más clara y genuina de Dios que la humanidad haya visto.

En tiempos de Jesús, ese juicio sólo estuvo dirigido a aquellos que decían conocer a Dios, pero no le conocían en absoluto.

Jesús era la amenaza viviente para el imperio que habían construido los religiosos de su tiempo. Eran buenos para rechazar, castigar, restringir,… pero no tenían idea de lo que es el corazón de DIOS, ese que ellos afirmaban conocer. Sabían poquísimo acerca del amor ilimitado de Dios y de su pasión por la libertad de toda la humanidad.

“… Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. Mr. 2:17

La gente más enferma espiritualmente en el planeta Tierra eran los líderes religiosos.

La declaración de Jesús no causó impacto en ellos porque carecían de la conciencia de su necesidad personal. Y era porque carecían de una relación personal con Dios,  porque la justicia genuina viene como resultado de una relación personal con Dios. 

 

Bienaventurados los pobres en espíritu,  porque de ellos es el reino de los cielos”. Mt. 5:3.

 

Las prostitutas y los cobradores de impuestos tenían una mejor respuesta a Jesús porque estaban conscientes de su necesidad espiritual. 

La falta de esta necesidad en los fariseos los descalificó en el llamado de Dios para la salvación. Y como una ironía, los más grandes pecadores fueron los que reconocieron quién era Jesús cuando vino.

Los fornicarios, las prostitutas, los cobradores de impuestos, todos ellos reconocieron que Jesús era el Mesías esperado. Sin embargo, aquellos que estaban más entrenados en las Escrituras NO le conocieron por lo que ÉL era.El punto donde crece la fe extraordinaria es en una conciencia que reconoce la profunda necesidad personal de tener una relación sincera con Dios. Allí donde no existe conciencia de necesidad, la oportunidad de responder a Dios está fuera de alcance. Por eso, los fariseos no tuvieron acceso a aquello que más agrada a Dios: la FE. Y la fe es lo que conmueve a Dios.

Pr. Rafael Vargas

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