“Ustedes son la sal de la tierra; pero, si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee”.Mt. 5:13 NVI
Jesús le estaba profetizando a un grupo de personas acerca de su propósito y destino en Dios.
Él está llamando a esa multitud a su potencial.
El solo hecho de ser llamado por Dios a algo grande hace posible entrar en esa grandeza.
Jesús le dijo a su audiencia, que la Iglesia es sal.
Necesitamos tener más fe y confianza en el impacto que tendrá la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas. ÉL hará que nosotros podamos afectar nuestro entorno. Como la levadura incorporada a toda la masa, debemos sumergirnos en los asuntos de nuestras ciudades. Es desde esa posición que tenemos nuestra mayor influencia.
Para que este enfoque sea eficaz, debemos valorar y no menospreciar a las personas antes de que estas se conviertan. Si no les damos valor a pesar de que son "pre-creyentes", no habrá un honor genuino en nuestras relaciones.