“De hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza”. Ro. 15:4 NVI
Esto explica el propósito del estudio del Antiguo Testamento. El estudio correcto de las Escrituras es el que nos da aliento, que luego se convierte en esperanza. Si el resultado que obtenemos no es el que el pasaje de Romanos nos dice, aliento y esperanza, debemos aprender a abordar las Escrituras de una manera diferente hasta que produzca el fruto para el que fueron diseñadas.
Como Pueblo del Nuevo Pacto, nos ha sido dado el Antiguo Testamento para instruirnos. Hay una razón por la que el Antiguo Testamento fue la única Escritura que tuvo la Iglesia Apostólica del Nuevo Testamento. Lo que fue escrito es el contexto de las verdades que disfrutamos en la actualidad. Pero como sucede en la mayoría de los casos, el uso incorrecto puede causar la muerte.
Cuando ores, no seas como los hipócritas; porque a ellos les encanta orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para que la gente los vea; de cierto les digo que con eso ya se han ganado su recompensa.
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Cuando ustedes oren, no sean repetitivos, como los paganos, que piensan que por hablar mucho serán escuchados.
No sean como ellos, porque su Padre ya sabe de lo que ustedes tienen necesidad, antes de que ustedes le pidan. Mateo 6:5-8 RVC
Hasta acá, están claramente señaladas las advertencias. Nos deja claro que cuando oremos nuestra motivación no puede estar centrada en que la gente esté enterada que lo estamos haciendo, que busquemos hacerlo en secreto, que no seamos repetitivos al orar y algo muy importante a tener presente, que nuestro Padre Celestial ya sabe de lo que tenemos necesidad aun antes de que se lo pidamos. Esto siempre llamó mi atención. Y luego viene la estructura de la oración en sí:
“Por eso, ustedes deben orar así: Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
No nos metas en tentación, sino líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”. Mateo 6:9-13 RVC
Muchos creyentes leen la Palabra por ritual o costumbre, y no para tener un encuentro con el Señor. La Palabra de Dios impresa es un medio importantísimo para llevarnos a la Palabra de Dios en Espíritu. El Señor es una persona viviente. Eso no significa que debemos descontar la Palabra impresa, ya que es el corazón viviente de Dios emitido para traer transformación al ser humano.
Por ej. Si tomamos el libro de Jonás, este registra uno de los más grandes y espectaculares milagros de la Biblia ya que allí se relata la transformación de una gran ciudad; Nínive. El libro de Jonás la describe como una ciudad grande en extremo y añade que en ella vivían más de 120 mil habitantes. Una ciudad entera, de hecho un imperio entero, se arrepiente de sus malos caminos y cambia su comportamiento y busca el perdón de Dios.
El profeta Jonás, se limitó a declarar lo que Dios le dijo que les dijera, que en 40 días la ciudad sería destruida debido a su maldad. Y los habitantes de dicha ciudad comprendieron que la mano de Dios estaba a punto de ser levantada en contra de ellos, y ellos decidieron humillarse y decretaron ayuno, se vistieron de cilicio y buscaron a Dios para obtener su misericordia. Y el corazón de Dios se conmovió, y obtuvieron su favor y Dios sanó su tierra. Y ojo, ellos eran asirios, no eran judíos. En otras palabras eran paganos. Y sin embargo, Dios extendió su favor misericordioso sobre ellos, Él les dio algo que llegaría a ser algo común en el Nuevo Testamento. Medita al respecto, y luego considera aquellas ciudades que hoy en día están tan llenas de maldad y pecado en el mundo entero y las que crees que Dios quiere visitar de esa manera. Como quería visitar Nínive, pero que hoy se abstiene de hacerlo.