Salomón fue conocido porque poseía un nivel de sabiduría inigualable. El dijo: “Gloria de Dios es ocultar un asunto, y gloria de los reyes el investigarlo”. Pro. 25:2 NVI.
Es fascinante que Dios se glorifique ocultando algunos asuntos. Sin embargo, es importante que nosotros podamos comprender que ÉL los esconde para nosotros, no de nosotros. Nuestro descubrimiento de la bondad de Dios nos habla de cuanto ÉL se deleita cuando la vamos descubriendo. ÉL se glorifica cuando nos esconde algún asunto para que nosotros lo encontremos.
El Padre nos invita a caminar en la aventura de descubrir Su naturaleza. El Reino de Dios se esconde para que nosotros lo encontremos. Es un Reino donde necesitaremos la eternidad para descubrir todo lo que ÉL ha hecho por nosotros.
La Ley de Moisés le enseñó a Israel todo lo que necesitaban saber acerca del Mesías antes de que ÉL apareciera en escena.
En el Antiguo Testamento hay algunas de las muestras más hermosas del corazón de Dios. Dios ilustró el corazón que tenía para su pueblo. Eze. 33:11 “Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?”
Dios no es un tirano enojado que desea el castigo y la muerte de los malvados. ¡Su pasión es que podamos experimentar la vida al máximo! Dios anhelaba que su pueblo supiera lo que sentía por ellos. También deseaba que esto fuera puesto en palabras, ya que algo sucede cuando unimos nuestras palabras y su corazón.
Recuerda que Dios planea hacer “…muchísimo más que todo lo que podemos imaginar o pedir…” Según Ef. 3:20 NVI. Sus promesas, por naturaleza desafían nuestro intelecto y nuestras expectativas. Por ello, no podemos darnos el lujo de sufrir los resultados de olvidar sus promesas.
Jesús dice: “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor”. Jn. 15:9. ÉL te ama con la misma cantidad de amor con la que el Padre lo ama a ÉL. Dios te ama con la misma cantidad de amor con la que ama a su Hijo Jesucristo. ¿Es demasiado bueno para ser verdad? ¡Lo es! ¡Disfrútalo! ¡Vívelo!
Vive tu vida como si te sintieras la persona más amada del universo ¡porque lo eres! Por ello, mi mayor necesidad es disfrutar del amor que el Señor me tiene. Cuando ves esto en su plenitud te cambia, te transforma, te libera. Te hace una persona que no necesita ir por el mundo mendigando amor. ¡Porque tienes el amor de Dios! Ya no necesitas del sexo, del poder, de un mejor trabajo o de tener una figura de modelo para sentirte amado/a. ¡Ahora sabes que eres amado/a! Y eso cambia por completo tu vida, tus relaciones, tu comportamiento y tu forma de ser. Cambia lo que haces y cómo te relacionas con otros.
La visión empieza con identidad y propósito. Y revolucionando nuestro pensamiento podemos pensar con propósito divino. Este cambio empieza con una revelación acerca de ÉL.
Una de las tragedias de tener una identidad debilitada es cómo esto afecta nuestra manera de comprender las Escrituras. Somos propensos a dejar para más adelante, para el futuro, aquellas cosas que demandan valentía, fe y acción. La idea errada, es que, si es bueno, no puede ser para este momento.
Adoptar un sistema de creencias que no requiera fe es muy peligroso; porque es contrario a la naturaleza de Dios y a todo lo que declara la Biblia. Dado que Dios planea hacer “…muchísimo más que todo lo que podemos imaginar o pedir…” Ef. 3:20 NVI. Sus promesas, por naturaleza desafían nuestro intelecto y nuestras expectativas. Por ello, no podernos darnos el lujo de sufrir los resultados de olvidar sus promesas. Lm. 1:9 NVI “[Jerusalén] no tomó en cuenta lo que le esperaba. Su caída fue sorprendente…”
Dios es mejor aún de lo que yo pienso acerca de ÉL, es por ello que yo debo ajustar mi pensamiento y la sensibilidad de mi corazón hasta vivir consciente tanto de su naturaleza como de su presencia. Entonces esa consciencia luego se convierte en la realidad que vivo. La naturaleza del Señor debe convertirse en el punto de referencia para la vida.
Nunca debo dejar de ser consciente de su bondad. Ese ES el hogar permanente de mi corazón, el que va conmigo a dondequiera que yo vaya. El Señor quiere revelarse a quienes estén listos para adoptar lo que descubren. En muchos casos, nuestro sí antecede el poder ver más de Dios. Nuestro sí es la invitación para tener más de ÉL.
Una revelación de la verdad conlleva la responsabilidad respecto a esta. El Señor no va a revelar a alguien una verdad para hacer que esa persona sea más capaz a la hora de debatir con aquellos que tengan un punto de vista diferente.
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 1 Co. 1:20-21
En este pasaje vemos claramente la referencia de la existencia de dos tipos de sabiduría: La sabiduría del mundo y la sabiduría de Dios.
La sabiduría divina es transformadora por naturaleza, y es algo por lo que toda persona tiene hambre, ya sea que la persona se dé cuenta o no. La sabiduría a menudo proporciona respuestas a problemas grandes y pequeños. Es lo único que satisface tanto el corazón como la mente. Por su naturaleza, la sabiduría ve más allá de lo obvio y es capaz de brindar soluciones que van más allá de la necesidad inmediata. Las respuestas que brindan un alivio inmediato no siempre son respuestas que funcionan a largo plazo. Esto NO es así con la sabiduría, ya que las respuestas de ella tienen carácter eterno. Y mientras todo creyente está llamado a caminar en sabiduría y dar un ejemplo de cómo reinar en la vida y hablar un mensaje que resuelva los problemas, la sabiduría tiene un sistema de raíces que la mayoría rechazaría al pie de la letra. Ese sistema raíz es la cruz.
a verdad tiene múltiples dimensiones, capa tras capa se construye en nuestra comprensión y estilo de vida. La verdad es el don multifacético de Dios. Tan pronto como aprendemos alguna faceta de la verdad, Él nos prepara para aprender alguna otra una vez más, esta vez con una perspectiva desde otro ángulo. Es como las capas de una cebolla. El Señor pela capa tras capa, exponiéndonos a las realidades del Reino que nunca supimos que existían. Esto produce la sensación de que esto continuará por la eternidad. Pablo habló al respecto:
“para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”. Ef. 2:7
La verdad nos hace libres, y en la medida que está se revela y vivimos lo revelado, cada vez nos hace más libres, hasta convertirse en parte indivisible de nosotros, llegando a transformar nuestra propio interior, siendo imposible vivir sin ella. Una persona nunca es más libre que cuando se entrega a las verdades de la Palabra de Dios. Es una hermosa danza de la voluntad humana rendida a los propósitos de Dios, donde tanto Dios como Su pueblo comparten un deleite perfecto. La libertad NO es poder hacer lo que queramos; la libertad es la capacidad de hacer lo correcto.
El tema del poder del Evangelio no es opcional. La impotencia es inexcusable para la persona en quien habita el Espíritu de resurrección. Existe en la Iglesia una corriente que enfatiza el tema del poder con el cual se ministran las vidas y reciben soluciones impresionantes a necesidades de salud y liberación. Pero, con demasiada frecuencia, esta corriente que enfatiza el poder le ha dado poco valor al ministerio a largo plazo a ciudades y naciones.
Otra corriente de la Iglesia enfatiza el aspecto de sabiduría del Espíritu Santo. Muchos creyentes sirven en varias profesiones, brindando maravillosos ejemplos de vivir estilos de vida morales, al tiempo que demuestran estabilidad y un propósito a largo plazo grabado en sus líneas familiares. El impacto de esta corriente en los valores culturales es hermoso. Dios a menudo usa a los creyentes con este énfasis para iniciar varios tipos de ministerios dedicados a atender las necesidades básicas de las personas. Esto es realmente maravilloso. Pero, trágicamente, el miedo al poder o el miedo al mal uso del poder ha hecho que este grupo sea ineficaz para cumplir con la Gran Comisión.
Ninguna de estas corrientes ha tenido pleno éxito en lo que se han propuesto. Es hora de la polinización a través de una demostración completa de la Presencia de Dios y el poder de ser lleno del Espíritu.
Cuando Dios nos revela algo nuevo, lo pone en el contexto de lo que ya hemos aprendido, tal como un joyero que pone un diamante en el engaste de un anillo. En la Biblia, generalmente una verdad anterior a menudo mantiene la nueva verdad en su lugar. Por ejemplo, cuando Jesús les dijo a sus discípulos que ya no los llamaba siervos, sino amigos, ese era un concepto completamente nuevo. Y nos ha de quedar claro que la amistad con el Señor se lleva a cabo en el contexto del servicio a Dios, solo como un diamante se lleva a cabo en el marco de un anillo.
El diamante, aun cuando pueda ser valioso y precioso no puede ser lucido sino está montado sobre el engaste de un anillo, el cual también debería estar forjado en similares condiciones de belleza material y diseño. El objetivo es el anillo completo, ya que amalgama la acción conjunta de ambos, el diamante y el anillo logran la belleza de convertirse en una joya apreciada por su belleza y diseño; lo que redunda en su apreciación y valor.
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, los seres humanos colaboran con Dios para demostrar cómo es Él. La responsabilidad y el privilegio sólo son posibles en la medida en que seamos llenos de Su Espíritu y cada vez nos acerquemos más a la plenitud que Dios anhela que tengamos.
Cuando Dios nos revela algo nuevo, lo pone en el contexto de lo que ya hemos aprendido. Una verdad anterior a menudo mantiene la nueva verdad en su lugar. Por ejemplo, cuando Jesús les dijo a sus discípulos que ya no los llamaba siervos, sino amigos, ese era un concepto completamente nuevo.
“Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”. Jn. 15:15
Habían visto a Jesús modelar el papel del servicio. Lo habían visto como el máximo ejemplo de un Hijo. Pero ahora estaban siendo introducidos al concepto de amistad con Dios. Esto realmente era completamente nuevo.
Es útil reconocer lo que los discípulos habían aprendido hasta este punto. Habían aprendido que debían dar su vida para seguir a Jesús. También habían aprendido lo que significaba ser siervo; Él se había ceñido con una toalla para lavarles los pies.