Pr. 2:1-6  “Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia, Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia”

Al leer esta porción de la Biblia podemos captar la importancia que Salomón le daba a usar el concepto de oír la voz de Dios.

Al estudiar su vida y apreciar su elección de sabiduría, como su  único deseo, él eligió un oído que escuchara. Instintivamente supo que Dios era la verdadera fuente de sabiduría, y escuchar Su voz sería la conexión con este don que necesitaba. Esto simplemente significa que la fuente de toda su sabiduría era dependiente de oír la voz de Dios.

Muchas personas descartan su capacidad para escuchar la voz de Dios, sin darse cuenta de que ni siquiera podrían nacer de nuevo si no pudieran escuchar a Dios. Nuestra salvación se reduce a esto: Dios llamó; nosotros respondemos. La audición está en el centro de nuestra conversión. 

Todos podríamos decir que nos gustaría escuchar mejor, pero concentrarme en mis debilidades nunca me lleva a una mayor fortaleza. Es mucho mejor reconocer la gracia con la que estoy viviendo, en honor al Señor, para que pueda ser un mejor administrador de lo que Él ya me ha dado: un oído que oiga.

Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz”. Jn. 10:27. Este es un hecho. 

Escuchar la voz de Dios es parte de mi nueva naturaleza en Cristo. 

Mi confianza no puede estar basada en mis dones o habilidades, mi confianza debe estar en Su habilidad para hablar lo suficientemente alto y claro como para ser escuchado. 

Los seres humanos, alzamos la voz cuando hablamos con alguien que tiene problemas auditivos. Asumimos la responsabilidad de ser escuchados. No pensaríamos menos de parte de Dios, que no solo es capaz de ser escuchado por cualquiera, sino que desea ser escuchado por cada uno de nosotros.

Jesús enseñó que sus ovejas escuchan su voz. Esta se convierte en la parte más vital de nuestra vida en Cristo. No hay otra forma de conocer Su voluntad. 

Muchos dirán que la Biblia declara la voluntad de Dios para nuestras vidas. Eso es cierto, pero la Biblia nos da instrucciones muy claras sobre cómo pensar y cuáles deberían ser nuestros valores, las decisiones morales están muy claras en la Biblia, y también hay muchas otras áreas que son bastante claras. Como resultado, sabemos qué hacer en esas situaciones. Pero la Biblia también es famosa por dar indicaciones que parecen contradicciones. 

Por ejemplo, en Hechos 16 vemos a Pablo acompañado de Silas y Timoteo en su segundo viaje misionero. En Hch. 16:6-10 dice: “Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, enseguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio”.

¿Debería ir Pablo a todo el mundo a predicar el Evangelio, tal como Jesús lo encargó?, o ¿Debería evitar hablar la Palabra en Asia, a pesar de que Asia está incluido en el mandato de Jesús que se  predique para "todo el mundo", y en su lugar debía seguir con dirección a Macedonia? Eso es lo que el E. S. le estaba diciendo a Pablo que hiciera.

Sabemos que Dios no es alguien de doble ánimo, ni tampoco es alguien que confunde. Sin embargo, Él está dispuesto a darnos instrucciones que requieren que tengamos una relación continua con Él si queremos saber qué hacer. Si la voluntad de Dios fuera lo suficientemente clara como para que pudiéramos hacerlo sin tener una relación duradera con Él, considero que muchas personas optarían por eso.

Veamos un ejemplo bíblico de instrucciones contradictorias: “Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, Para que no seas tú también como él. Responde al necio como merece su necedad, Para que no se estime sabio en su propia opinión”. Pro. 26:4-5. Y ahora, ¿Qué hacemos? ¿Respondemos al necio o no respondemos al necio? Ambos se ordenan en este pasaje sobre cómo reinar en la vida mediante la sabiduría…. Sólo sabemos qué hacer en una situación dada a medida que aprendemos a escuchar la voz de Dios y a reconocer Su presencia en esa situación.

Existe otro caso, cuando Dios le dijo a Abraham que sacrificara a su hijo Isaac. Cuando Abraham sacó el cuchillo para matar a Isaac, Dios le dijo que se detuviera. Estoy seguro de que Isaac se alegró de que Abraham siguiera escuchando a Dios. Me pregunto cuántos "hijos de la promesa" (sueños cumplidos) hemos matado innecesariamente porque no seguimos escuchando a Dios. Es posible pasar por alto lo que ÉL está diciendo debido a lo que ya ha dicho. Mantener un corazón atento nos proporciona una gran medida de seguridad al perseguir Su voluntad. Nuestra relación continua con Dios es evidente en nuestra ternura hacia el Espíritu Santo. Es la clave absoluta para vivir con sabiduría.

Para nosotros los cristianos, escuchar la voz de Dios es esencial.

¿Qué está enfatizando el Espíritu Santo en esta temporada? Aquí es donde existe un gran potencial de conflicto entre hermanos, simplemente por el tiempo que hemos invertido en un enfoque particular que a menudo está fuera de temporada.

Pr. Rafael Vargas

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