Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él. Si lo prueba, puede verlo con mayor claridad. Sal. 34:8

¿Es Dios realmente bueno o no lo es? 

Si le permitimos a nuestra imaginación crear nuestra propia imagen del Señor, no podríamos alcanzar ningún objetivo. Porque entonces podríamos crear uno más de esos dioses de yeso, madera o piedra que también han sido creados por iniciativa humana. Inventar en nuestra mente una imagen suya o construirla con nuestras propias manos sería incurrir en una similitud vana y a la vez destructiva.

La única forma de descubrir su bondad, es descubriendo quién y cómo es realmente ÉL. Al poder hacerlo realmente somos privilegiados.

Hay personas que cuando experimentan una pérdida trágica o una profunda desilusión dicen ya no creer más en Dios. No quisiera ser irrespetuoso juzgando a dichas personas, pero no es así de fácil dejar de tener conciencia de la existencia de Dios.

Es posible que se hubiera enojado con Dios. Hasta puede acusarle y negarse a servirle. Pero realmente no puede decir que ÉL ya  no existe. El que Ud. cambie su sistema de creencia y abrace el ateísmo no va a hacer que Dios desaparezca y ya no exista.

Cuando nosotros cambiamos nuestra teología, (estudio o conocimiento de Dios), eso solo nos cambia a nosotros, pero no cambia al Señor.

Cuando lo que creemos está cimentado en la realidad de quién es el Señor, la realidad de su entorno celestial, su mundo, empieza a invadir el nuestro cada vez más y más; manifestándose con poder y gloria.

Es imposible crear un concepto de cómo es Dios que sea superior a lo que ÉL realmente es. O Él es realmente más grande de lo que podemos comprender, describir o imaginar; o simplemente no es Dios y nosotros entonces si lo somos ja, ja. 

De igual manera es imposible que podamos exagerar su bondad. Podemos tergiversarla, diluirla, distorsionarla, pero lo que no podemos es exagerar su bondad.

Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. Ef. 3:20-21

Cuando el apóstol dice:

“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos”,

él esta haciendo referencia a nuestras oraciones, y nos deja en claro que lo que Dios hace por nosotros va mucho más allá del alcance que puede llegar a tener nuestra mejor oración, en el mejor día de nuestras vidas y con nuestro más alto nivel de fe activado.

Dios trabaja por nosotros y hace obras que van muchísimo más allá de lo que podemos imaginarnos. Aquello que podemos imaginarnos nos pone en nuestro mejor día, con nuestros sueños más grandes, llenos de planes, metas, objetivos y pensamientos. Y su mandato es que podamos funcionar más allá de las limitaciones de nuestra imaginación y seamos capaces de realizar lo inimaginable.  Estas son expresiones de su bondad, esa que proviene de ÉL. Nuestro Padre es la excelencia de la bondad personificada. Eso quiere decir que no hay nadie más bueno que ÉL.

Una vez que hemos decidido caminar con ÉL, aprendemos a descubrir que la bondad de Dios va más allá de nuestros sueños más locos. Una vez que hemos admitido nuestra condición pecadora y que no nos hemos apartado del propósito de Dios para nuestras vidas, al recibir a Jesús como el Señor de nuestras vidas; ÉL se empieza a manifestar con su perfecta bondad en nuestras vidas.

Nos rescata y aparta de todo aquello que nos destruía y hacía daño, y hace que volvamos a tener una relación personal con ÉL. Y conforme se hacen más frecuentes los encuentros con ÉL, vamos apreciando su infinita bondad. 

Muchos son quienes han dado ese primer paso, pero por desgracia se han contentado con llegar a ese primer escalón, quedándose con la mirada puesta en quién es Dios visto desde la óptica de historias ajenas o incluso de historias del Antiguo Testamento, las cuales son necesarias para edificar nuestras vidas;  pero Jesús vino por más, mucho más, vino a nuestras vidas para que tengamos una imagen clara de cómo es Dios.

El mundo necesita escuchar acerca de la verdadera bondad de Dios. Estamos hartos de escuchar malas noticias, las que son fruto exclusivo de vivir la vida alejados de Dios. Si pudiéramos genuinamente ponernos a buscar a Dios, restaurásemos nuestra relación con ÉL y permitiésemos que ÉL guíe nuestro accionar; creo que el genuino descubrimiento de la bondad de Dios sanaría una gran parte de los problemas que hoy día tenemos como individuos y como colectividad.

Pr. Rafael Vargas

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