¿Qué está pasando con la humanidad? ¿Qué está pasando con nuestro País? Casi a diario escuchamos de injusticias a diestra y siniestra, denuncias de sobreprecios, …... La moralidad de la sociedad ha tocado fondo.
¿No debería intervenir Dios? De alguna manera, ÉL lo está haciendo, pero de una manera que nadie pensó que ÉL lo haría. Dios nos ama. Y está en la batalla para salvar está nación. Bolivia es de Cristo.
La cuestión hoy día es si nos vamos a poner en el plano de víctimas, indiferentes, o salvadores. Por ello la pregunta que nos debemos hacer es ¿Estoy listo(a) para entender cuál es el papel que me toca ejecutar en este tiempo? Salvar una nación en nuestra condición no puede ser indoloro ni cómodo. El tipo de despertar moral que Dios nos prescribe debe ser glorioso
La Biblia lo llama un enviado de Dios. El no caía cómodo, no era encantador, no era una voz tranquilizadora ni un orador amable. Era como un mazo de hierro. Su apariencia, su mensaje y sus demandas fueron radicales y ofensivas para todos excepto para los “… que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Mt. 5:6.
A pesar de todo esto, grandes multitudes marcharon al desierto para ser bautizadas y escuchar acerca de la venida del Mesías.
Un enviado de Dios lleva un mensaje que pocos considerarían un mensaje ganador. Pero lo que consideramos un mensaje duro en realidad puede ser el que encenderá un alma para caer ante Dios. Ahí radica nuestra gran ignorancia tanto de Dios como de los anhelos del corazón humano.
Millones de cristianos ante la posibilidad de experimentar una catástrofe natural, o financiera o de cualquier otro tipo, asumen que tienen derecho a sobrevivir. Déjame asegurarte que el Señor Dios Todopoderoso no ha abaratado SU majestad para mantenernos con vida en este mundo. Piensa en los imperios que Dios ha visto levantarse y caer. ÉL ha sido testigo de la destrucción de muchas naciones. Ha supervisado culturas que pensaron que nunca morirían. Nínive, la capital Asiria, tenía un letrero que decía "la ciudad que siempre será". El profeta Nahúm les recordó el gran milagro que vieron con Jonás cuando predijo su destino. El derecho nunca ha detenido el juicio.
El derramamiento del Espíritu ocurre donde hay un grupo unido reunido, como un racimo de uvas. Lo vemos con los 120 creyentes en el aposento alto. Ellos estaban allí en unidad.
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar”. Hch. 2:1 RVC
Comparando con el vino nuevo, el profeta Isaías vio esto cuando dijo:
Así dice el Señor: Cuando alguien encuentra un buen racimo de uvas, dice: “No lo dañen, porque en él hay bendición”... Is. 65:8 RVC.
Lo que a menudo comienza con una persona clamando a Dios, pronto se traslada a un pequeño grupo de amigos de confianza. Es en ese núcleo que se da un aumento dramático. Dice un conocido proverbio africano algo así: “Si quiere ir rápido, vaya solo. Pero si quiere ir lejos, vayan juntos”.
Una de las cosas más trágicas que les ocurre a quienes han nacido de nuevo es perder el sentido de maravillarse de Dios y de la maravilla de nuestra salvación. Tristemente, maravillarse ha llegado a ser una parte no necesaria en la vida de muchas personas. Hemos nacido de nuevo por el mismo Espíritu que levantó a Cristo de los muertos, lo cual nos introdujo al estilo de vida del Reino que es una aventura continua.