El ser humano ante la falta de discernimiento espiritual tiende a cometer graves equivocaciones en contra de la voluntad de Dios, misma que ha de ser revelada por el Espíritu Santo.
Jesús nos dijo una misión central del Espíritu Santo: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” Jn. 16:8. Las correcciones vitales y las advertencias proféticas del Espíritu Santo destinadas a guiar vidas y hasta una nación no deberían ser estorbadas por ningún tipo de conclusión o doctrina humana, en especial referida al pecado, la justicia y la corrección.
Muchos creyentes, líderes y hasta pastores han puesto su opinión por encima de la Palabra de Dios. Sus prioridades han dejado de lado la guía del Espíritu Santo. Han dado oído a lo que el mundo dice que es éxito y con ello a la manera de conseguirlo. Jesús mostró que el verdadero problema de la humanidad radica en la contaminación profunda de la mente, el corazón y la voluntad. Es decir, radica en el alma misma del ser humano.
“… Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas”. Mr. 7:9-13
El ser humano ante la falta de discernimiento espiritual tiende a cometer graves equivocaciones en contra de la voluntad de Dios, misma que ha de ser revelada por el Espíritu Santo.
Jesús nos dijo una misión central del Espíritu Santo: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” Jn. 16:8. Las correcciones vitales y las advertencias proféticas del Espíritu Santo destinadas a guiar vidas y hasta una nación no deberían ser estorbadas por ningún tipo de conclusión o doctrina humana, en especial referida al pecado, la justicia y la corrección.
Muchos creyentes, líderes y hasta pastores han puesto su opinión por encima de la Palabra de Dios. Sus prioridades han dejado de lado la guía del Espíritu Santo. Han dado oído a lo que el mundo dice que es éxito y con ello a la manera de conseguirlo. Jesús mostró que el verdadero problema de la humanidad radica en la contaminación profunda de la mente, el corazón y la voluntad. Es decir, radica en el alma misma del ser humano.
“… Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas”. Mr. 7:9-13
Muchos dicen que la voluntad de Dios es difícil de conocer. Si eso es cierto, ¿Cómo podemos conocer nuestra misión? ¿Tiene eso algún sentido?
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Ro. 12:1-2
Si observamos detenidamente nos percataremos que nos dice es un "servicio razonable". Nada de lo que exigen estos dos versículos va más allá de lo que se supone que todo cristiano debe hacer de todos modos. ¡Esto es algo crítico!. Significa que la voluntad de Dios se puede conocer por completo… Tú quieres saber, y Dios quiere mostrártelo.
Una gran habilidad del Espíritu Santo es hacerte capaz de conocer y hacer la voluntad de Dios. Lo que complica las cosas, es toda la especulación añadida por los seres humanos.
No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. Mt. 7:1-2.
Hay quienes afirman que este pasaje nos está dirigiendo a nunca decirle a la gente que están equivocados.
Si Jesús quiso decir que nunca debemos decirle a nadie que está equivocado, hay un gran problema. ¡Eso es imposible de obedecer! Si me dices que no juzgue, me estás diciendo que estoy equivocado, por tanto, estás juzgando. La única forma de obedecer este mandato es no hablar nunca. Cualquier opinión firme infiere que los demás están equivocados.
El problema es más profundo. Si Jesús nos dice que nunca le digamos a nadie que está equivocado, entonces hay una contradicción flagrante. Ya que, en ese capítulo de Mateo notarás a Jesús llamando a la gente perros, cerdos, lobos rapaces, e incluso dice que SU audiencia es de personas malas.
Mt. 7:6 No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen…
Mt. 7:11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos…
Mt. 7:15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.