Las personas que tienen amistades prolongadas y profundas pueden ser introvertidas, extrovertidas, acogedoras, etc. pero la característica que siempre van a tener en común es transparencia, la cual permite ver que hay en sus corazones. La 2da. regla para profundizar tu amistad: Ser transparente.
Aquellos quienes son transparentes siempre están en posición para tener relaciones significativas.
Hay personas que han aprendido a compartir las heridas y el gozo de las personas dondequiera que vayan, generalmente son personas genuinas y sin careta las que logran esto.
Más allá de la teoría que la honestidad promueve la salud, no existe la menor duda que la honestidad promueve la amistad. Nos gustan las personas que se dan a conocer a sí mismas a nosotros. Entonces, ¿Por qué nos ocultamos detrás de caretas tan a menudo? Es una adivinanza, vacilamos entre seguir el impulso de darnos a conocer como somos y el impulso de protegernos con la privacidad. Nosotros anhelamos ambos, ser conocidos y también mantenernos ocultos.
Construimos paredes a nuestro alrededor por distintas razones. Nuestra cultura parece admirar un héroe atractivo tipo James Bond, que sea duro, resistente, emocionalmente inexpresivo. Y algunos, suponen que vamos a ser aceptados y queridos si podemos ser parecidos a esos ásperos individualistas que siempre están en control de todo tipo de situaciones. No van a faltar quienes nos admiren por ese tipo de cualidades, pero la admiración no nos lleva necesariamente a la intimidad.
Una razón más por la cual usamos caretas podría ser nuestro temor a ser rechazados. Muchos hemos construido elaboradas fachadas porque estamos convencidos que si la gente llega a vernos como nosotros nos vemos, esa vista causaría repulsión en ellos.
Cuando las personas se muestran como son, otras personas se sienten atraídos por ellos. Algunos hacen grandes esfuerzos para ocultar sus origines humildes; cuando la honestidad acerca de ellos podría desarmar a cualquiera que esté a nuestro alrededor y llevarlos a una conexión de mayor intimidad. Si somos abiertos acerca de nuestros orígenes humildes así como a nuestros grandes momentos, si construimos más ventanas y menos paredes, vamos a tener más amigos.
Una de las últimas barreras en caer cuando dos personas se vuelven más íntimas, es la pared de la discreción y el secreto alrededor de nuestros sentimientos sexuales. Una mayoría de parejas casadas nunca discuten este tema. Han tenido relaciones sexuales regularmente durante 20 años, pero nunca han hablado del tema. Ni siquiera tienen el vocabulario adecuado para hablar de ello.
Cuando nos despojamos de nuestras caretas y permitimos ser conocidos tal como somos, la experiencia sexual puede ser elevada inconmensurablemente. Uno invita a su cónyuge a conocer su cuerpo y la invitación debería ser recíproca. El sexo debería ser una expresión del gozo de la vida.
En tus amistades no-sexuales, tu puedes medir la cercanía a través de si ambos pueden hablar libremente acerca de estos temas. Los temas sexuales solo se discuten con los íntimos. En medio de ciertos grupos de hombres por supuesto que existe una obsesión con el tópico, pero las conversaciones de vestuario son mayormente fanfarronerías y ficticias. Estamos hablando acerca de la amistad que es lo suficientemente profunda para describir tus temores e incertidumbres sexuales.
Existe una sección de la mente que guarda tanto las memorias que nos aterran y cierta media, egoísta, e impulsos básicos que erupcionan ocasionalmente. Esa parte de nuestro ser interior, es la que nosotros tratamos de excusar y explicar de diferentes maneras. Especialmente a nosotros mismos.
Cuando hemos revelado a otros nuestros secretos más profundos, nos empezamos a entender mejor a nosotros mismos. Genuinamente nunca puedes conocerte, excepto como resultado de la revelación de tu ser a otra persona; cuando lo haces, aprendes como incrementar tu contacto con tu propia alma.
Déjate conocer, y vas a conocerte mejor. La práctica cristiana de la confesión ha sido siempre reconocida por su efecto terapéutico. Stgo. 5:16 “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados…” No es por accidente que el autor bíblico dice que si damos a conocer el lado oscuro de nuestras vidas seriamos sanados.
En formas en las que no entendemos del todo, la auto-revelación nos ayuda a ver, imaginar y esperar cosas que nunca hubiéramos pensado que fueran posibles.
Uno de los aspectos más atractivos de la vida de Jesús fue su notable transparencia, vivió una vida en medio de ellos, partiendo el pan, llorando, ayudándolos a resolver sus pleitos, orando por ellos, él estaba intensamente involucrado en su vida común. Una y otra vez, EL se abría a ellos, y cuando no lo entendían, él se apenaba. Jn. 15:15 “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”.
Cuando encontramos personas que son transparentes, somos despojados rápidamente de nuestras defensas. La mujer samaritana que encontró a Jesús en el pozo, a la entrada a Samaria, al principio lo rechazo e hizo unas fintas, cautelosamente porque se trataba de un extranjero. Pero pronto, ella detuvo su disimulo y con una visión casi visible de alivio, ella disfruto de la libertad de ser conocida.
Cultivemos la transparencia.
Pr. Rafael Vargas S.