Una de las preguntas más importantes que tienen los cristianos es: "¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida?". En Gn. 24, se ve que la mano de Dios está sobre sus siervos, ayudándolos a hacer lo que Él quiere que hagan.
Abraham, el padre de Israel, tiene un hijo llamado Isaac. Y llegó el tiempo en que Isaac necesitaba una esposa. Abraham desea obtener una esposa para su hijo. De manera similar, Dios desea tener una esposa para su Hijo, Jesucristo. La Iglesia es la novia de Cristo. ¿Cuál es el deseo del Padre? Es conseguir una esposa para su Hijo y que esté lista para la Cena de las Bodas del Cordero.
Abraham envía a Eleazar, su siervo más confiable en una misión para conseguir una esposa para su hijo. Y Eleazar regresa con una hermosa mujer llamada Rebeca. Abraham personifica al Padre, Isaac personifica al Hijo y Eleazar personifica al "enviado", llamado a salir a buscar a la Novia de Cristo.
La misión de Eleazar es buscar y encontrar una novia para Isaac. El Espíritu Santo obra hoy, llamando a los cristianos a ayudar a encontrar a la Novia de Cristo. Nuestro Padre celestial tiene una gran preocupación: que todo esté preparado para la boda. Dios prosperó a Eleazar y lo ayudó a tener éxito. Dios lo ayudó a completar la misión de su amo.
¿Quieres descubrir el rol de Dios para tu vida en Su objetivo? Aquí tienes los pasos para el éxito.
“… Pon ahora tu mano debajo de mi muslo, y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito; sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac”. Gn. 24:1-4
Debemos tener algo que nos motive e impulse. Necesitamos algo que enfoque nuestras vidas. Eleazar tenía una causa para su vida. ¿Tienes una causa para tu vida? ¿Sabes por qué estás aquí en esta tierra?
Debemos tener cuidado con las metas poco claras. Si no tienes una causa definida, eres como un barco sin timón en una noche oscura. Hay personas que nunca hacen planes para nada en sus vidas. Todos deberíamos tener algún tipo de metas para nuestras vidas. ¿Es tu meta lo suficientemente específica como para escribirla en un papel?
Debemos cuidarnos de las metas indignas. Se puede ser rico y famoso, y aun así no tener éxito. Se puede tener poder y aun así no tener éxito. ¿Qué es el éxito? Una definición de fracaso es tener éxito en las cosas equivocadas. Cuando una persona intenta tener éxito sin Dios en su vida, fracasará miserablemente o tendrá un éxito aún más miserable. El fracaso a menudo consiste en tener éxito en las cosas equivocadas.
¿Tienes metas valiosas? ¿Tu meta viene de Dios? ¿Te motiva lo suficiente como para decir: “Esto es lo que hago”? ¿La causa de tu vida exige lo mejor de ti? ¿Hay algo en tu vida que requiera todo tu esfuerzo para tener éxito? En la causa que has elegido, ¿puedes pedirle a Dios que bendiga tu camino y te dé éxito? ¿Puedes arrodillarte y pedirle a Dios que te ayude a lograr tu meta para su gloria?
Debemos tener cuidado con las metas desequilibradas. Dios te dio dos piernas para que puedas tener equilibrio. Necesitamos tener metas específicas para cada área de la vida.
“El criado le respondió: Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí a esta tierra. ¿Volveré, pues, tu hijo a la tierra de dónde saliste?” Gn. 24:5.
Para que Eleazar llegara a su destino, necesitaba saber dónde estaba. Eleazar estudió la situación y supo cuáles eran los pasos para cumplir su misión. Sabía que Dios lo llamaba a ir a una tierra donde nunca había estado y a conocer a una mujer que nunca había conocido. Entonces, supo que tenía que convencerla de que dejara a su madre y a su padre y regresara con él para estar con Isaac. Debemos hacer un inventario honesto de nuestras vidas, debemos diagnosticar nuestros problemas. Los problemas son simplemente oportunidades invertidas. ¿Si no hubiera problemas, no tendríamos trabajo? No nos pagan por no hacer nada. De hecho, nuestra riqueza o valor se determinará por nuestra capacidad para resolver problemas.
Eleazar analizó los problemas y luego elaboró un plan. Iba a encontrar a la chica adecuada, ella lo invitaría a su casa. Él compartiría con ella las promesas de Dios, y le haría la pregunta. Luego, pediría permiso a sus padres y la traería de vuelta con Isaac.
“Y Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá. Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo. Y si la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento; solamente que no vuelvas allá a mi hijo. Entonces el criado puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este negocio. Y el criado tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue, tomando toda clase de regalos escogidos de su señor; y puesto en camino, llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor. E hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua, a la hora de la tarde, la hora en que salen las doncellas por agua. Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham”. Gn. 24:5-12.
Comencemos con el Factor Promesa. Dios enviará a su ángel delante de ti. Necesitamos profundizar en la Palabra de Dios. Hay más promesas en la Biblia que problemas. Cuando conoces tu papel en el propósito de Dios, Él enviará a sus ángeles delante de ti para ayudarte a alcanzar el éxito.
Continuaremos con el Factor Ganancia. Necesitamos conocer los beneficios de lograr nuestras metas. ¿Dónde está la recompensa? La verdadera motivación proviene de los motivos adecuados. Una vez que ves cuál es la ganancia, determina el por qué y Dios te mostrará el cómo. La gran pregunta es: ¿Está toda mi vida construida en torno a traer una novia a Jesús?
Así como Eleazar aplicó el Factor Oración a su vida debemos orar diariamente para que Dios convierta los obstáculos en oportunidades. Si no estás orando por tu causa, entonces tu no crees que la causa sea dada por Dios ni que dependas de Él para ayudarte a lograrla.
“Y el hombre estaba maravillado de ella, callando, para saber si Jehová había prosperado su viaje, o no”. Gn. 24:21.
Una vez que hayamos definido nuestro rol en la meta de Dios, debemos seguir trabajando en el interior de nuestras vidas. Eleazar disciplinó sus decisiones. Miró a Rebeca y se preguntó si era la indicada o no. No tomó una decisión precipitada. Fue cuidadoso.
“Y le dijo: Ven, bendito de Jehová; ¿por qué estás fuera? He preparado la casa, y el lugar para los camellos”. Gn. 24:31.
Eleazar también disciplinó sus deseos. Hay momentos en que debemos dejar de lado los churrasquitos, los partidos de futbol, la chateada, la televisión, las vacaciones, etc. No hay una manera fácil ni rápida de caminar con Dios. Necesitamos dedicar tiempo a la oración y el ayuno.
“Y él les dijo: No me detengáis, ya que Jehová ha prosperado mi camino; despachadme para que me vaya a mi señor”. Gn. 24:56.
Eleazar disciplinó su dirección. Dijo: «No me detengas». ¿Crees que Dios te pediría que hicieras algo y no te daría suficiente tiempo? No malgastes tu tiempo.
Abraham no envió a su siervo a la misión sin darle los dones necesarios para llevarla a cabo. ¿Crees que Dios nos llama a traer una esposa a Jesucristo sin darnos los dones ni las habilidades necesarias para lograrlo? ¿Cuáles son tus talentos y dones? Estas son señales de tu papel en la meta de Dios.
“Ahora, pues, si vosotros hacéis misericordia y verdad con mi señor, declarádmelo; y si no, declarádmelo; y me iré a la diestra o a la siniestra”. Gn. 24:49.
Eleazar sabía que esto no era cosa de una sola persona. Cuando las personas prosperan, han aprendido a depender unas de otras. ¿Eres una persona cooperativa? ¿Has aprendido a delegar?
Un principio de vida es que: cuando Dios te llama a una tarea que es más grande que tú, reúne a las personas capaces de llevarla a cabo juntas.
Pr. Rafael Vargas