De allí, Jesús se fue a su tierra, y sus discípulos lo siguieron. Cuando llegó el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga. Al escuchar a Jesús, muchos se preguntaban admirados: ¿De dónde sabe este todo esto? ¿Qué clase de sabiduría ha recibido? ¿Cómo es que con sus manos puede hacer estos milagros? ¿Acaso no es este el carpintero, hijo de María, y hermano de Jacobo, José, Judas y Simón? ¿Acaso no están sus hermanas aquí, entre nosotros? Y les resultaba muy difícil entenderlo. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, excepto en su propia tierra, entre sus parientes, y en su familia. Y Jesús no pudo realizar allí ningún milagro, a no ser sanar a unos pocos enfermos y poner sobre ellos las manos; y aunque se quedó asombrado de la incredulidad de ellos ... Mr. 6:1-6 RVC
Un hermano comentó la experiencia que tuvo con su hijo de 17 años. Estando ambos en el despacho del padre, el muchacho le dijo a su padre que él podía abrir la caja fuerte que tenía allí la familia. Su padre respondió, “prueba a ver si puedes hacerlo”. El joven comentó, “sé que tiene código, pero puedo abrirla”. El padre le dijo: “A ver”. Y lo hizo. El padre le preguntó ¿cómo pudiste hacer eso? Y respondió “Estuve detrás de ti y te estuve observando”.
Mi hijo tiene acceso a todo en la casa excepto a la caja fuerte. Y él acaba de abrir el seguro y accedió a las cosas más valiosas de la familia. Acaba de desbloquear el último seguro que impedía su acceso al tesoro familiar. En ese instante, dijo, el Espíritu Santo me habló con una escritura en “Y a Aquel que es poderoso para hacer que todas las cosas excedan a lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros”. Ef. 3:20
“En su camino a Jerusalén, Jesús pasó entre Samaria y Galilea. Al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se quedaron a cierta distancia de él, y levantando la voz le dijeron: ¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! Cuando él los vio, les dijo: Vayan y preséntense ante los sacerdotes. Y sucedió que, mientras ellos iban de camino, quedaron limpios. Entonces uno de ellos, al ver que había sido sanado, volvió alabando a Dios a voz en cuello, y rostro en tierra se arrojó a los pies de Jesús y le dio las gracias. Este hombre era samaritano. Jesús, dijo: ¿No eran diez los que fueron limpiados? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No hubo quien volviera y alabara a Dios sino este extranjero? Y al samaritano le dijo: Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”. Lc. 17:11-19 RVC
Estos leprosos se acercaron a Jesús y sus discípulos lo más que podían y pidieron a Jesús que tuviera compasión de ellos por su condición. Estos leprosos lloran por ayuda, e interceden ante Jesús. Ellos están sufriendo juntos, y buscan a Jesús. ¿Cuántos de nosotros entendemos que cuando venimos del mundo a Jesús, venimos a Él como uno de esos leprosos? o ¿Cuántos de nosotros cuando estamos en una gran necesidad, venimos a pedir la misericordia de Dios?, Y lo hacemos como lo hicieron estos leprosos.
Cuenta la historia que Alejandro Magno tenía una ambición ilimitada. Su deseo de una mayor conquista lo llevó al pie del Himalaya. Él quería ir más allá de esas montañas, pero nadie sabía qué había al otro lado. Sus oficiales superiores estaban preocupados por su nueva visión, porque ellos habían revisado los mapas que tenían y vieron que habían llegado al tope de dichos mapas; no había ningún mapa para el nuevo territorio que Alejandro quería poseer. Ellos tenían que tomar una decisión: ¿Estarían dispuestos a seguir a su líder fuera del mapa o estarían contentos con vivir dentro de los límites de su mapa? Ellos eligieron seguir a Alejandro.
Seguir la guía del Espíritu Santo nos puede poner en el mismo dilema. Si bien Él nunca contradice Su Palabra, sabemos que se siente muy cómodo contradiciendo nuestra comprensión de ella. Aquellos que se sienten seguros debido a su comprensión intelectual de las Escrituras disfrutan de una falsa sensación de seguridad. Ninguno de nosotros tiene una comprensión completa de las Escrituras, pero todos tenemos el Espíritu Santo. Él es quien siempre nos llevará a la verdad. Pero para seguirlo, debemos estar dispuestos a caminar fuera del mapa, debemos estar dispuestos a ir más allá de lo que conocemos. Para tener éxito debemos reconocer Su Presencia sobre todo.
Hay una gran diferencia entre la forma en que Jesús ministró y la forma en que normalmente se hace hoy. Jesús dependía completamente de lo que el Padre hacía y decía. ÉL siguió la dirección del Espíritu Santo, incluso cuando parecía irrazonable, lo que ocurría a menudo.
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Ro. 8:14
Vamos a navegar en la Palabra en relación con el tema de un Cielo abierto, para que a través de cada cita podamos percibir como cada pensamiento referido a este tema tiene la cualidad de revelar el corazón de Dios para con nosotros.
En esos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Enseguida, al subir del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma. También se oyó una voz que desde el cielo decía: “Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo”. Mr. 1:9-11 NVI.
Los Cielos se abrieron en respuesta a la obediencia de Jesús cuando fue bautizado en agua. Jesús no tenía nada por lo cual arrepentirse. Él se identificó con nosotros y nuestra necesidad del bautismo de arrepentimiento.
En Malaquías 3:10, la cita vincula la apertura del reino celestial con la obediencia del pueblo de Dios.
Traigan íntegro el diezmo a la tesorería del Templo; así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto, dice el Señor de los Ejércitos, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde. Mal. 3:10 NVI
Martin Luther King, en un memorable discurso en 1963 dijo: “¡Hoy tengo un sueño! Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano”.
También tengo un sueño, y es que los habitantes de este mundo veamos y experimentemos la gloria de Dios manifestarse. ¡El Señor acude donde es genuinamente deseado! Y allí hace que su rostro resplandezca. Y cuando el rostro del Señor resplandece sobre cierto lugar, cierta ciudad o cierta Nación, tomando control de ella... podemos decir que se está experimentando un avivamiento.
“Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo. Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella. Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero”. Gn. 28:10-19
Un creyente entusiasta sin entrenamiento es una presa fácil para el diablo. Debemos convertirnos en “creyentes entrenados". Nuestra Nación necesita cristianos que sean soldados de Cristo efectivos. Para llegar a eso, necesitamos entrenamiento. Esto es necesario si queremos ganar en cualquier guerra.
Para abrazar el verdadero entrenamiento, debes reconocer y rechazar cualquier falsa doctrina que hayas recibido en el pasado. Nunca olvides que eres un soldado. Tienes órdenes del Rey, no temas de discusión, sigue sus órdenes. Esta es una disciplina por el resto de tu vida. Usa tu voz y grita fuerte el evangelio en todo lugar. La mayor arma que te ha dado Dios es una voz. Los héroes de Dios han derrotado ejércitos y resucitado a los muertos haciendo uso de sus voces. Además el mundo fue creado mediante la voz de Dios. El entrenamiento que Dios te dará no solo eliminará el miedo, sino que te hará audaz para enfrentar al enemigo. “El objetivo del entrenamiento es preparar a los hombres para la batalla y hacer la que anhelen”.
Has decidido ser un arma viviente que está siendo perfeccionada y empoderada para hablar con autoridad, declarar y devastar el mal con una lengua que arroja fuego divino.
Pablo le dice a la iglesia en Éfeso:
“Revístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las asechanzas del diablo”. Ef. 6:11 RVC.
Una nación que está impregnada por la división que obedece a diferentes motivos, una nación que tiene el alma afectada por el desaliento y la rabia y el enojo; donde todo tipo de discurso ha perdido fuerza, y por ello la gente no se interesa ni siquiera de escucharlo. Precisa de elementos excepcionales para cambiar su rumbo y no seguir camino a una catástrofe.
El mensaje del evangelio tiene respuestas a todo tipo de situaciones, pero para que una generación lo escuche es preciso que ese mensaje sea respaldado por el poder de Dios.
Mi hermano(a), ¿Quieres poder? ¿Ese poder que expulsa a los demonios y destruye argumentos malvados? ¿Tienes dolor porque el mal prevalece y te sientes impotente para hacer algo al respecto?
¡La mejor noticia es que tú puedes hacer algo al respecto! La voz que Dios te dio y la unción para verificarla con poder e incluso con milagros no es exclusividad de nadie. ¡Es para todo creyente!
“Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. Mr. 16:17-18.
En estos días, los guerreros de Dios pueden ser atacados por el desaliento, hacer que se sientan agotados, sin alegría e incluso apocados en su espíritu. Tengamos presente que el guerrero en el espíritu sabe discernir la batalla espiritual.
Lot tenía aflicción mientras vivía en Sodoma. “Porque para este hombre justo, que vivía entre ellos, cada día era un tormento al ver y oír lo que esos malvados hacían”. 2 P. 2:8 RVC. Esto es lo que el pueblo de Dios está sintiendo al presente en nuestra cultura. Muchas personas le atribuyen a la política y sus devaneos los males que hoy vive la sociedad; y eso no necesariamente es cierto. No se trata de política, lo que ahora estamos confrontando es la maldad.
“Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”, 2 Co. 10:4-5.
¡Las armas de la Iglesia no son de este mundo, sino las poderosas armas de Dios, capaces de destruir fortalezas y de desbaratar argumentos.
Martín Lutero, quien es considerado el padre de la Reforma, dijo: “Nunca trabajo mejor que cuando estoy inspirado por la ira; cuando estoy enojado, puedo escribir, orar y predicar bien, porque entonces todo mi temperamento se aviva, y mi entendimiento se agudiza, y todas las aflicciones y tentaciones mundanas desaparecen.”. Esta aseveración llama la atención, nos deja entrever que hay diferentes tipos de ira y que el tipo correcto de ira es algo bueno.
Expertos en salud mental, ven la ira como una herramienta que nos ayuda a interpretar y responder a situaciones perturbadoras. Estudios de investigación indican que sentirse enojado aumenta el optimismo, la creatividad y el desempeño efectivo; además de sugerir que expresar enojo puede conducir a negociaciones más exitosas en lo laboral.
“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”. Ef. 4:26-27.
Y si revisamos la NVI, esta dice: “Si se enojan, no pequen. No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol 27 ni den cabida al diablo”. Ef. 4:26-27. El tipo correcto de ira es crucial en los tiempos que nos ha tocado vivir.
La Biblia nos muestra que el verdadero peligro de los últimos días no es lo que hará la naturaleza, sino que el verdadero peligro vendrá de cómo se comportarán los seres humanos.
También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios. 2 Ti. 3:1-4.
Una de las armas que utilizaba Hitler, para enardecer a las multitudes e implantar sus maquiavélicas ideas, era su oratoria; esta era tan destructiva como cualquiera de sus otras armas. Entonces, si las voces de seres humanos cargadas de maldad y negativismo pueden destruir naciones, se deduce entonces que las voces dadas por Dios pueden salvarlas. Necesitamos esas voces, voces famosas y conocidas y voces de gente normal. Las necesitamos en todo lugar, en los lugares altos y en los lugares cotidianos. Se deben oír en las escuelas, en los negocios, en los medios de comunicación, en el gobierno… en resumen, deben oírse en todas partes de la Nación.
Y tú mi hermano(a) puedes ser esa voz. Estoy seguro que Dios ya te ha dotado de ese regalo, pero tienes que encontrarlo. Porque así es como puedes comenzar. Comienza por reconocer la elección de Dios. La voz dada por Dios es el arma que ÉL ha escogido para nuestra redención en todos los sentidos.