“Como bebés recién nacidos, deseen con ganas la leche espiritual pura para que crezcan a una experiencia plena de la salvación. Pidan a gritos ese alimento nutritivo ahora que han probado la bondad del Señor”. 1 P. 2:2-3 NTV
Deseamos buscar a Dios, es nuestro objetivo. Pero en el vs. 3 nos dice “ahora que han probado la bondad del Señor”. Entonces, el hecho de haber probado la bondad del Señor, nos lleva a nuestro objetivo que es buscar a Dios. Por ello podemos decir que buscar a Dios es el resultado de haber tenido un encuentro con ÉL.
Aquellos que creemos en la existencia del Dios bíblico, tenemos la inclinación de buscar a Dios para intentar ser aceptados por ÉL, para sentirnos bien con nosotros mismos o para probar nuestra valía. Veamos un ejemplo. ¿Qué se supone que debe hacer un ministro del evangelio cuando se levanta cada mañana? Respuesta: ¡Debería orar!
¿Qué sucede si ese ministro busca a Dios en oración y no lo encuentra? ¿Esta feliz? ¿Se siente aceptado por Dios? ¿Siente que es amado por el Padre con el mismo amor que ÉL ama al Hijo? La verdad es que ese ministro no está feliz, se siente desanimado, está triste, hasta se siente un fracaso. ¿Por qué se siente así? Porque se acerca a Dios para ganar su amor, no se acerca a Dios como resultado de sentirse amado por ÉL. Porque tiene la tendencia de acercarse a Dios para cumplir, para sentirse bien consigo mismo, para no tener ese sentimiento de culpa que proviene de NO haber orado. El orar no es un deleite para ese ministro.
Entonces en el razonamiento de esa persona se generan muchos cuestionamientos. ¿Qué clase de cristiano soy, si me cuesta tanto buscar a Dios cada mañana? ¿Qué clase de poder espero tener para servirle, si no oro?... Es bueno darnos cuenta que el enfoque está centrado en él, en su persona.
En atención a ello, el primer paso que debo dar para buscar a Dios, es que debo aprender la verdad de que NO tengo que impresionar a Dios, NO necesito “pagar” por tener su amor, NO tengo que “traer mis sacrificios” para convencer a Dios de lo bueno que soy, de modo que EL bendiga mi vida y mi ministerio.
“Y al orar, no uséis repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería. Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis, antes que vosotros le pidáis”. Mt. 6:7-8 LBLA
En los versículos anteriores Jesús está hablando a creyentes que oran, y les dice no sean como los paganos. Uds. no pueden pensar cómo piensan los paganos. Los hombres tenemos un pensamiento en nuestro fuero interior que nos mueve a practicar la oración como medio para quedar bien delante de Dios. ¿Y por qué hacemos esto? Es porque no conocemos bien el corazón del Padre.
Por ello pensamos que a Dios lo podemos “comprar”, o lo podemos “apaciguar” con nuestras palabras. Es porque suponemos equivocadamente que ÉL es de una forma que no es. Veamos lo que dice Jesús acerca del carácter de Dios y como lo describe. Jesús dice: vuestro Padre sabe lo que necesitas antes de que se lo pidas. ¡A ÉL le interesa todo lo que te pasa! ¡Él sabe que es lo mejor para ti.! Él está pendiente de tu vida, porque ÉL te AMA.
Dios conoce y entiende nuestras necesidades. Hablando lo natural, cómo un padre lo hace con sus hijos. Un niño pequeño no necesita recordar a su padre que necesita que le preparen su desayuno, ni su comida cada día. Tampoco necesita recordarle que necesita que lo ayuden a bañarse, o que necesita zapatitos y ropa para vestirse. Su padre ya sabe que su hijo necesita todas esas cosas. El conoce las necesidades de su hijo. Porque como padre, está involucrado en la vida de su hijo. Y por ello suple todas las necesidades del pequeño antes de que él niño se lo pida. El padre hace esto por su hijo, porque vela por él. Lo hace por amor. Y siempre está buscando el bienestar de su pequeño hijo.
Llevando esto al plano de lo divino, Dios es distinto, ÉL es mucho mejor padre que cualquiera de nosotros.
“¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” Mt. 7:9-11.
Debemos aprender a buscar a Dios recordando lo grande que es su amor por mí y no intentando probar lo grande que es mi amor por Él. “..Jesús les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro, que quien no confía en Dios como lo hace un niño, no puede ser parte del reino de Dios.” Mr. 10:14-15 TLA No dice “el que tenga razón”, ni “el que sea más macho”, ni “el que sea más justo”, ni “el que más ore, o predique”; dice, el que confié en Dios como lo hace un niño, ese será parte del Reino de Dios. ¿Qué caracteriza a un niño? Su pureza, su sinceridad, su nobleza, su confianza en sus padres
Pr. Rafael Vargas