Cuando ores, no seas como los hipócritas; porque a ellos les encanta orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para que la gente los vea; de cierto les digo que con eso ya se han ganado su recompensa.

Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Cuando ustedes oren, no sean repetitivos, como los paganos, que piensan que por hablar mucho serán escuchados.

No sean como ellos, porque su Padre ya sabe de lo que ustedes tienen necesidad, antes de que ustedes le pidan. Mateo 6:5-8 RVC

Hasta acá, están claramente señaladas las advertencias. Nos deja claro que cuando oremos nuestra motivación no puede estar centrada en que la gente esté enterada que lo estamos haciendo, que busquemos hacerlo en secreto, que no seamos repetitivos al orar y algo muy importante a tener presente, que nuestro Padre Celestial ya sabe de lo que tenemos necesidad aun antes de que se lo pidamos. Esto siempre llamó mi atención. Y luego viene la estructura de la oración en sí:

“Por eso, ustedes deben  orar así: Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Venga tu reino. Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

No nos metas en tentación, sino líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Mateo 6:9-13 RVC

La oración debe ser dirigida al Padre. Debe empezar alabándolo. Reconociendo que es nuestro Rey y Señor, nuestra Suprema Autoridad y que ha de hacerse su voluntad. Luego vienen nuestras peticiones. Entre ellas la provisión de sustento, perdón, y protección. Y terminamos reconociendo su poderío y majestad.

Hoy quiero recordar que Él es el Padre amoroso, indudablemente, pero sigue siendo el Señor soberano sobre todo, quien añora la asociación con aquellos que han recibido a Su hijo Jesús como su Señor y Salvador. La Escritura lo llama colaborar, Él quiere que trabajemos juntos como una familia en todos sus propósitos.

Nosotros, sus hijos espirituales, tenemos la responsabilidad de perseguirle. Él no es el mandadero cósmico que está buscando una manera de cómo agradarnos a nosotros; él es el Rey Soberano Todopoderoso, el siempre victorioso.

He escuchado a personas decir, más de lo que quisiera recordar, “Dios sabe que queremos un avivamiento espiritual. Si es su voluntad, Él causará que suceda. Él sabe dónde vivimos”. Estoy seguro de que las intenciones son buenas. Pero esa clase de oración viola tanto de Su corazón y naturaleza que hasta da miedo. 

Él nos ha dado Sus promesas y un acuerdo contractual, en su pacto, de encontrarse con nosotros cuando lo busquemos. Aunque Él sabe lo que necesitamos antes de pedírselo. Él requiere que le pidamos, incluso por nuestro pan diario. No es que Él no sepa o no recuerde. Es que Él anhela que nosotros lo busquemos, conscientes de Su pacto y Sus promesas. Alinearnos con Su Palabra es esencial para aprender a aprehender todo lo que Él ha puesto a disposición en esta vida. 

La mayor parte de lo que necesitamos en esta vida nos será traído, nos será entregado. Ojo, Pero la mayor parte de lo que queremos tendremos que ir a buscarlo. La búsqueda es necesaria para nuestro propio bien. Es en la búsqueda que demostraremos gran fe en Su Palabra y pacto. Además, la búsqueda nos convierte en la clase de discípulo que administrará mejor la respuesta una vez que venga.

Si el hambre por Dios en tu vida está presente; persíguelo a Él y Su obra con todo lo que tienes, y Él proveerá por todo lo que Él inspira, que se ha arraigado profundamente en tu corazón. Pero posiblemente te sorprenda las cosas que Él financiara, las puertas que Él abrirá y los caminos por los cuales Él te llevará.

En el Reino de Dios, mucho de lo que recibimos nos es dado en la misma medida que el honor que damos. Jesús habló de este principio cuando dijo, “..No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa” Mt. 13:57.

Ten siempre la siguiente palabra:  

Me dejaré hallar de ustedes. Jer. 29:14 NBLA

Pr. Rafael Vargas

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