“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas”. Jn. 10:11.
Un buen pastor se preocupa y siente afecto por su rebaño. Con esto ilustra el cuidado e interés que tiene por los suyos, hasta dar su vida por ellos.
“El Señor es mi pastor, nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar, junto a aguas de reposo me pastoreará”. Sal. 23:1,2.
David infiere que por ser el Señor su pastor, no le ha de faltar ninguna cosa que sea realmente buena para él, por su experiencia como pastor conocía lo que significaba ser un buen pastor. Y al considerar al Señor como su pastor bien puede decir con total confianza nada me faltará.
El buen pastor siempre te está guiando a buenos pastos. Él sabe que tu necesitas descansar aun cuando tú no reconozcas tu necesidad de hacerlo o no lo admitas. Confía en ÉL lo suficiente para dejarle tus cargas y ten fe que ÉL te va a cuidar. Confía en ÉL lo suficiente como para descansar con ÉL. Podemos reposar en Él porque nos da paz de conciencia y contentamiento de corazón, en cualquier situación por la que estemos atravesando, el alma de los hijos de Dios descansa a gusto en el Señor y eso hace que todos los pastos sean frescos y deliciosos.
En este tiempo, parece ser que estar ocupado es la norma cultural en nuestro mundo.
Jesús, el Hijo de Dios desde el principio de su ministerio terrenal, modeló para nosotros una norma diferente. Él nos mostró cómo desacelerar y movernos a un paso diferente, aun cuando era un bebé recién nacido en un establo en Belén. Recordemos el primer encuentro del Niño Jesús con gente de este mundo. Un ángel se acercó a unos pastores que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño, y les compartió acerca del nacimiento de Jesús, que es Cristo.
“Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”. Lc. 2:12
Dios podía presentar a su hijo bien despierto, llorando o amamantando. El Padre eligió presentar a Jesús al mundo acostado en un pesebre, en reposo. Este ejemplo perfecto de comenzar cualquier cosa que Dios nos llame a hacer desde un lugar de reposo.
Podemos ser padres desde un lugar de restauración espiritual, no de agotamiento físico o mental. Los pensamientos de tomar una decisión de crianza equivocada, la culpa de perder los estribos, las dudas de no ser lo suficientemente buenos. El estrés de no estar cerca para proteger a tu hijo todo el tiempo. Podemos liberar esas cargas y tomar el yugo de Jesús en su lugar. Estar en yugo con Él significa seguir Su ritmo con nuestros pasos y confiar en que Él sabe a dónde ir.
Mucho después de que Jesús dejó de dormir en un pesebre, continuó dándonos el ejemplo perfecto de reposar y moverse al ritmo que marca el Padre. Jesús fue conocido por muchas cosas, tener prisa no era una de ellas.
Jesús no tenía prisa por comenzar su ministerio terrenal, ni por despertarse de su siesta, incluso cuando su barco se encontró con una tormenta. No tenía prisa por llegar a Lázaro, incluso sabiendo que su amigo se estaba muriendo.
Jesús redujo la velocidad para descansar. Redujo la velocidad para pasar tiempo con su Padre. Cuando Jesús se sintió cansado, disminuyó la velocidad para tomar un descanso. Y a veces, Jesús tomaba una siesta. Las Escrituras insisten en decirnos que Él lo hizo. Y no se lee que Jesús se sintiera culpable por ninguna de las veces que descansó.
¿Quieres ser más como Jesús en tu vida diaria? Desacelera. Descansa en y con el Padre. Confía en Su tiempo, Su fidelidad, Su bondad y Sus planes para tu vida y la vida de tu familia. Ve a Su paso, no al tuyo. Desacelera. Toma una respiración profunda. ¿Cuál es la urgencia? ¿Por qué desgastarte?
Puedes hacerlo ahora mismo. Respira hondo y sigue el ejemplo del reposo de Jesús. Toma la decisión de abordar tu vida y tus relaciones desde un lugar, desde una postura de reposo. Al igual que Jesús.
¿Qué en tu vida se siente tan urgente que crees que no puedes tomarte el tiempo para reducir la velocidad y descansar? Pídele a Dios que te ayude a seguir el ejemplo de Jesús para reducir la velocidad. Escuche cualquier cambio en su horario o mentalidad que Él pueda estar pidiéndole que haga. Sé obediente a lo que Él te revela.
Antes de terminar, oremos.
Pr. Rafael Vargas