Recapitulando algunos conceptos que compartidos con anterioridad:
La generosidad es una parte crucial de nuestra vida de mayordomía.
El punto de inicio de nuestras vidas financieras está íntimamente ligado con el concepto del diezmo, ya que es la demostración tangible de nuestra entrega al Señorío de Dios en nuestras vidas.
La generosidad es una forma de vida.
Ten cuidado con la pasión por las riquezas porque empieza a robar tu alma de su deseo por las cosas celestiales.
El avivamiento espiritual marca un tiempo de prosperidad financiera y esta es una recompensa por buscar primeramente el Reino de Dios.
Haz lo que tengas que hacer para permitir a Dios traer el incremento que Él ha preparado para ti. Ya que es con el propósito de revelar Su gloria sobre Sus hijos.
No querer más recursos para los propósitos de revelar la gloria de Dios y servir a la humanidad, es vivir una vida centrada en uno mismo.
Sé que NO puedo resolver todos los problemas a mi alrededor, pero con más recursos, puedo hacer más de lo que estoy haciendo ahora.
La Biblia habla de cómo traer aumento financiero a nuestras vidas, porque Él quiere que tengamos incremento.
Dios dio la semilla para sembrar porque Él creó el concepto del incremento.
En las parábolas de los talentos y de las minas, las personas que trajeron el incremento fueron recompensadas. Y el único que fue juzgado en la historia fue el que no tuvo incremento, además que Jesús le quitó el talento a ese siervo infiel y se lo dio al que tenía la mayor cantidad de incremento.
El tema financiero de nuestras vidas representa áreas más significativas que revelan nuestro corazón. Primero lo natural, luego lo espiritual. Nuestra mayordomía del dinero debe incluir el estudio de traer incremento bíblico de una manera que glorifique a Dios y nos permita tener mayor impacto en la vida alrededor de nosotros.
Quienes entregaron lo que poseían para los propósitos de Dios son recompensados con más de lo que entregaron.
“Jesús respondió: En verdad les digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o tierras, por causa de mí y por causa del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna”. Mr. 10:29-30 NBLA
Y si no han sido fieles en el uso de lo ajeno, ¿quién les dará lo que es de ustedes? Lc. 16:12
El concepto abordado aquí es nuestra disposición de administrar de una manera responsable, algo que le pertenece a otras personas. Cuidar lo ajeno como si fuera mío es mi responsabilidad, y revela cuanto más de lo mío puedo cuidar.
Es posible ilustrar los valores de Dios en cuanto a la excelencia y la belleza a través de lo que compramos, manejamos y supervisamos.
Ciertamente fue parte del testimonio que Salomón tuvo con la Reina de Saba.
“Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, la casa que él había edificado, los manjares de su mesa, las habitaciones de sus siervos, el porte de sus ministros y sus vestiduras, sus coperos, y la escalinata por la cual él subía a la casa de Jehová, se quedó sin aliento. Entonces le dijo al rey: ¡Era verdad es lo que había oído en mi tierra acerca de sus palabras y de su sabiduría! Pero yo no podía creer lo que me decían, hasta que he venido y mis propios ojos lo han visto. No se me había contado ni la mitad. Ud. supera en sabiduría y prosperidad la fama que había oído. Bienaventurados sus hombres, bienaventurados estos sus siervos que están delante de usted continuamente y oyen su sabiduría. Bendito sea el Señor su Dios que se agradó de usted para ponerle sobre el trono de Israel. Por el amor que el Señor ha tenido siempre a Israel, le ha puesto por rey para hacer derecho y justicia. Entonces ella dio al rey 4.1 toneladas de oro, y gran cantidad de especias aromáticas y piedras preciosas. Nunca más entró tanta abundancia de especias aromáticas como las que la reina de Sabá dio al rey Salomón. 1 R. 10:1-10 NBLA.
La excelencia y la belleza por lo general cuestan caro; entonces solo los ricos pueden participar. Debemos vivir con la meta de vivir siempre con excelencia. Es una parte de nuestra fe que no es tomada en cuenta, como es una manera muy practica para ilustrar nuestro amor por Dios.
“Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”. Col. 3:23 NBLA.
Hay quienes en la iglesia se consideran superiores o menosprecian a aquellas personas que poseen mucho, porque piensan que ellos son más espirituales. Su preocupación en cuanto al materialismo en la Iglesia puede ser legítima. Ya que el materialismo les ha robado a tantas personas de su destino, causando que se conformen con lo inferior.
El materialismo está relacionado con la avaricia, que es llamada idolatría.
“Porque con certeza ustedes saben esto: que ningún inmoral, impuro o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios”. Ef. 5.5 NBLA.
De manera que NO es un problema pequeño. Quienes se consideren superiores o menosprecien a quienes poseen mucho, tienen que aprender que si el enemigo no puede lograr que uno caiga en avaricia e idolatría, tratara de hacernos caer en un espíritu de crítica hacia cualquier persona que posea demasiado. Pero qué tal si quienes pensamos que son materialistas e idólatras, podrían ser que son aquellos de quienes habla la Biblia, que dieron en secreto, y Dios decidió recompensarles abiertamente.
“Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. Mt. 6:3-4 NBLA.
Esta es una perspectiva, que es demasiado común en la iglesia: aborrecer el mundo natural y en particular las riquezas. Y aunque sabemos que la creación ha sido marcada por el pecado, sigue siendo hermosa. Según el apóstol Pablo, se nos ha dado el mundo, y tenemos la responsabilidad de cuidarlo.
Cuando uno llega a criticar y a juzgar a otros, refleja el pecado del cual está acusando, pero es peor. Es una trampa cuando pensamos que conocemos el corazón de otro. Esto es un territorio prohibido y NO debemos ir allí.
Las cosas materiales importan por el hecho de que son la muestra sobre la cual exhibimos nuestro compromiso con la excelencia y la belleza. Es realmente posible revelar la naturaleza de la sabiduría de Dios por medio de la mayordomía. El mundo material es también donde se revelan nuestros estándares de mayordomía.
La excelencia, creatividad e integridad forman el cordón de tres hilos de la sabiduría. La naturaleza y la bondad de Dios pueden ser reveladas en lo que poseemos y cómo administramos nuestras posesiones. El Padre a veces probará nuestros corazones al dirigirnos a regalar aquello que es importante para nosotros. Mis prioridades de las cosas espirituales deben ser reveladas por el hecho de que si bien puedo poseer cosas, las cosas no me poseen.
Hay tantas cosas que testifican de la bondad de Dios, …Dios poniendo en el corazón de los hermanos(as) mimarme con tanto. Cuando la vida es vivida de esa manera, aun el mundo material habla de Dios, aumentando nuestros afectos por Él, no lo contrario.
Cuando me conformo con posesiones y posiciones, en lugar del incremento en la esfera invisible en la vida, me estoy conformando con lo inferior. El enemigo quiere que yo viva en distracción continua para que mis afectos no estén en el lugar debido y que queden diluidos. Aun mi mejor mayordomía de las cosas naturales es para algo. Es para riquezas espirituales, bendiciones, experiencias, percepciones, y victorias. Es para eso que nacimos. Despreciar las cosas naturales no me edifica, ni hace nada para prepararme para el Cielo.
Sé que la manera en que ejerzo mi mayordomía sobre lo que Dios me da es una prueba para las verdaderas riquezas de las realidades del Reino. Esta es una larga lista: dones espirituales, promesas, favor, percepción y revelación, promoción mayor unción, oportunidades de colaborar en lo imposible, y sigue y sigue.
Nuestra mayordomía de lo simple, lo natural, es para probar cuánto se nos puede confiar en lo sobrenatural.
Pr. Rafael Vargas