Jesús hablando en relación con la obra del Espíritu Santo dijo:  

“…El me glorificará; porque tomará de lo mío, y se lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y se lo dará a conocer a ustedes”. Jn. 16:13-15 RVC. 

Esta porción de la Escritura nos dice que el Señor nos confía una gran responsabilidad, ya que el Espíritu Santo deposita en cada uno de nosotros lo que solo le pertenece a Cristo. Cada vez que el Espíritu Santo nos habla, procede a transferirnos los recursos de Jesús, de manera que tengamos lo necesario para completar nuestra misión.

Cualquiera de nosotros que tuviera en su cuenta en el banco unos diez millones de bolivianos, aun así podría morir de hambre. Si no hace retiros de la cuenta, esa riqueza es solo una fantasía. Todo lo que el Espíritu Santo ha depositado en nosotros, está registrado en nuestra cuenta en Cristo y va mucho más allá que nuestros sueños más exagerados. Pero, si nosotros no sabemos qué tenemos a nuestra disposición, no podemos hacer un retiro. Las promesas en su Palabra nos permiten apreciar esta realidad que Él ha preparado para nosotros. Este es el tiempo para ver lo que Jesús tiene y así poder saber lo que Él nos dio.

“Vayan y  prediquen: El reino de los cielos se ha acercado. Sanen enfermos, limpien leprosos, resuciten muertos y expulsen demonios. Den gratuitamente lo que gratuitamente recibieron”.  Mt. 10:7-8 RVC.

El Padre le dio TODO a Jesús, y Él nos dio lo que le pertenece, para que podamos cumplir con nuestra misión. 

Aspecto que reforzó en cuanto a la misión encomendada, ya que antes de partir de este mundo dijo que hagamos discípulos y les enseñemos a cumplir Sus mandamientos.

“Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y  yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.  Mt. 28:19-20.

Encomendó a los discípulos que se enseñe a los nuevos convertidos, todo lo que Jesús les había enseñado. Y eso incluye instrucciones de cómo sanar enfermos, liberar endemoniados, resucitar muertos etc. Cuando Jesús declaró que el Reino estaba cerca, ÉL lo demostró trayendo vida, generando conversiones, quebrando los poderes del Reino de Oscuridad y restaurando vidas,  hogares y  corazones. Y nos pidió que nosotros hiciéramos lo mismo.

Cuando Jesús nos enseñó cómo orar, en Mt. 6:10 RVC,  Él dijo “Venga tu reino. Hágase tu voluntad,  en la tierra como en el cielo. Si la eternidad es importante, el cielo debería ser algo que siempre nos apasione. 

Ir al cielo no es nuestra responsabilidad; este es un tema que es inherente solo a Él, solo por su gracia, Él se encargará de hacernos entrar en el cielo. Nuestro trabajo como creyentes es específico e importante, nuestro trabajo consiste en traer el Cielo a la Tierra. Y esto debemos hacerlo mediante la obediencia y la oración constante.

Muchos creyentes viven conscientes de su destino final en el cielo, pero permanentemente abrazan la realidad del “todavía no”. Y eso sucede porque no estamos al tanto de lo que significa vivir esas arras del Espíritu en el presente, y comprender que ya podemos experimentar realidades del cielo en la Tierra. Debemos anunciar lo que el Señor tiene preparado para este tiempo en el que vivimos.

La verdad es que vivir en Cristo, nos permite vivir dos realidades: el Reino es ahora y también vendrá con todo su esplendor en el futuro. ¿Cómo podemos concluir esto? Basta con mirar la historia de la Iglesia, y podemos apreciar que ha habido generaciones previas que experimentaron esplendorosos avivamientos que superan en mucho todo lo que nosotros hemos podido experimentar; y ese solo hecho nos ayuda a darnos cuenta que en Cristo hay más, mucho más. Hay mucho más diseñado para el presente día. ¡El crecimiento de la manifestación de su dominio, es decir de su Reino, no tiene fin! 

El presente tiene que ir en aumento en comparación con lo pasado. Para asegurarse que no nos olvidáramos del estándar que Él estableció hizo una declaración que a nuestro entendimiento natural es imposible, pero porque Él lo dijo si es posible. 

“De cierto, de cierto les digo: El que cree en mí, hará también las obras que yo hago; y aún mayores obras hará, porque yo voy al Padre”.  Jn. 14:12 RVC

El plan de Dios es que avancemos, no que retrocedamos. Es sin excusas.

Pr. Rafael Vargas

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