Gn. 17:1-2”Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera”. Antes de que Dios pudiera ir más lejos al sellar Su pacto con Abram. Al presentarse a sí mismo como "Yo soy el Dios Todopoderoso" o "El Shaddai", estaba prometiendo el cumplimiento de lo que se había comprometido.
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Esta es la primera vez que el término “El Shaddai” es utilizado para referirse a Dios en las Escrituras, porque ÉL era y es suficiente por sí mismo para cumplir todo lo que ÉL ha prometido. Dios multiplicaría abundantemente a Abram. Él era y es el Dador de Vida; quien iba a restaurar la capacidad reproductiva tanto a Abram, así como a Saraí, porque estaban como muertos.
Las historias y las visiones son fascinantes, pero las cuestiones interpretativas son desafiantes, tan desafiantes, que la interpretación de Daniel es una de las más disputadas cuestiones entre eruditos.
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El libro de Daniel es un texto complejo. Está escrito en dos idiomas y en dos géneros; los eventos abarcan dos imperios y múltiples gobernantes, pero el contexto no está ordenado de forma cronológica. Por ejemplo, el libro comienza en hebreo, y cambia al arameo en Dn. 2:4. Al inicio del cap. 8, vuelve a cambiar al hebreo. Los capítulos del 1 al 6 son narrativos. Apocalíptico es un genero enfocado en revelar futuras acciones y juicio divino en términos simbólicos. Daniel es el libro apocalíptico más característico del Antiguo Testamento. Incluye varias indicaciones de su periodo de tiempo, dice que el exilio ocurrió en el 3er. año del rey Joacim y la última referencia de tiempo está fijada en el año 3ro de Ciro, rey de Persia. Todavía en nuestros días se sigue debatiendo cuando fue escrito este libro; unos dicen que fue en el siglo VI a.C. y otros en el siglo II a.C. Ahora bien, cuando las historias y visiones ocurrieron y cuando estas fueron registradas o grabadas puede tratarse de dos periodos de tiempo diferentes, y colocarle fechas al libro marca diferencia en cómo lo interpretamos.
La Biblia presenta a los profetas como modelos de vida a seguir, modelos de justicia, están bien preparados con conocimiento y sabiduría y, lo más importante, tienen una relación cercana con Dios.
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El Todopoderoso levanta a un profeta para que hable en su nombre con el fin de entregar su mensaje preciso o su enseñanza selecta. El espíritu del Señor descansa sobre un profeta o una profetisa para cumplir la tarea dada por Dios. Se cree que Daniel tuvo visiones que fueron inspiradas divinamente, y por ello él es considerado un sabio.
Daniel y sus amigos permanecieron firmes y leales a Jehová cuando estaban en Babilonia, aun a riesgo de perder su vida. Lo hicieron porque sus padres les habían enseñado que hay un solo Dios verdadero. Los jóvenes de nuestra Nación andan tan descarriados, perdidos en el pecado, la maldad, las drogas y los vicios, porque no les enseñamos los caminos del Señor a nuestros hijos. Los padres no imparten las verdades de Dios en sus familias y tampoco hablan palabras de bendición sobre sus hijos, dejándolos indefensos ante las maldades del enemigo. Es más, muchos padres están ausentes de sus hogares física y/o espiritualmente y esto tiene que ser remediado. Los hombres están fallando en cumplir sus responsabilidades básicas y las mujeres están asumido el rol de los varones. El resultado es inevitable: confusión, ya sea en una familia o nación.
Muchas mentes brillantes han dedicado sus vidas o parte de ellas al estudio de antiguas profecías bíblicas, para entender de mejor manera la cronología del fin de los tiempos. Uno de esos genios científicos fue Isaac Newton. A él se lo conoce por sus aportes como científico, pero pocos conocen que Newton fue un teólogo cristiano que pasó mucho tiempo estudiando la profecía bíblica.
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Newton creía que el estudio de la Palabra de Dios era un tipo de ciencia, que, si se interpretaba adecuadamente, podía predecir lo que iba a pasar en el futuro. Uno de los textos que él estudió con mayor entusiasmo fue el libro de Daniel y llegó a la conclusión que entre los profetas bíblicos, Daniel se distinguía en orden de tiempo y debía usarse como la clave para estudiar el fin de los tiempos. Daniel no sólo predijo el futuro, sino que él especificaba cuando iban a ocurrir los eventos que él profetizaba. Para comprender su vida, es necesario recopilar un poco de historia.
La raza humana siempre ha estado fascinada con el futuro. Desde antaño la gente ha sido cautivada por horóscopos, películas futurísticas y ciencia ficción quienes de una u otra forma pretenden predecir lo desconocido. Esta atracción ha llevado a generar una preocupación acerca del “fin del mundo”. A pesar del meteórico incremento de conocimiento que ha experimentado la humanidad, y la explosión de alta tecnología que hoy esta disponible al alcance de los dedos; el hombre no ha sido capaz de pronosticar el futuro con precisión fuera de la profética Palabra de Dios.
Una vez que uno ha entendido que necesita estar tomado de la mano de Dios, empieza a experimentar ciertos pequeños cambios en su vida. Pero, uno no experimenta automáticamente la presencia de Dios, y menos aun esa presencia pletórica de plenitud y poder. Transcurre algún lapso de tiempo para que uno pueda tener esa experiencia gloriosa.
Existe una puerta de acceso hacia niveles más altos de la presencia de Dios. Cuando experimentas esa presencia en medio de la alabanza y la adoración del pueblo de Dios, es una experiencia que te lleva a soñar con el cielo y lo que allí va a suceder cuando estemos delante del Trono de Dios.
Existe una puerta de acceso hacia niveles más altos de la presencia de Dios. Cuando experimentas esa presencia en medio de la alabanza y la adoración del pueblo de Dios, es una experiencia que te lleva a soñar con el cielo y lo que allí va a suceder cuando estemos delante del Trono de Dios.