La vida de Jesús fue un evento que cambió el curso de la historia, cambió el curso del tiempo para la humanidad. Hoy por hoy se menciona un antes y un después de Jesús.
En medio de ese proceso, hay un evento importantísimo y es la resurrección del Maestro. Porque la resurrección cambio el curso del tiempo por la eternidad.
Este evento único: Dios viniendo a la tierra y adoptando forma y características humanas, redimió al hombre y creó un camino de restauración del pasado y un desarrollo del futuro. Este evento, eliminó el ciclo de deterioro y falta de esperanza y nos dió la autoridad para mandar en un mundo lleno de confusión.
El salmo 139 explica tu vida como un evento. Muchos de nosotros no reconocemos nuestras vidas como eventos en los cuales Dios ha participado desde el principio. De ahí que, son muchísimas las personas que no se ven a sí mismas como personas que van a hacer historia ni tampoco se ven como personas que van a provocar el cambio.
Permitamos que el Espíritu de Dios nos haga regresar del punto en el que nos encontramos hoy al evento que marcó nuestro arranque como personas. Salmo 139:1-16 1Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. 2Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. 3Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. 4Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. 5Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano. 6Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender. 7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 8Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. 9Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, 10 Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. 11Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. 12Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz. 13Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. 14Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. 15No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. 16Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. ¡Que evento! Dios estaba allí, tejiendo tu ser desde el principio y construyendo en ti la habilidad para cambiar la historia y representar a Dios en la tierra una vez que hubieras entrado en el tiempo y el espacio. No solo nuestra vida es un evento, una vez que nuestras vidas han sido tejidas, encontramos que Dios tiene un ciclo de vida para cada uno de nosotros.
El ciclo de vida empieza con la concepción y se mueve a lo largo de la vida con la siguiente progresión: 1. Concepción: Dios inicia SU propósito para cada uno de nosotros tejiendo nuestras vidas en el vientre de nuestras madres. 2. Nacimiento: La nueva vida que Dios ha creado es traída a luz. 3. Etapa de responsabilidad: Nosotros tomamos conciencia de nuestra necesidad de Dios. 4. Nuevo Nacimiento: Somos llevados de las tinieblas a la luz verdadera. 5. Recibiendo esperanza: Recibimos que es lo que Dios está esperando de nosotros a futuro. 6. Madurando nuestra fe: Nuestra fe va madurando hasta convertirse en una poderosa arma de Dios para alcanzar la victoria. 7. Demostración: Dios muestra su poder y sabiduría, las cuales desbloquean nuestro destino. 8. Manifestación: Dios manifiesta su gloria en nuestras vidas y se produce un convencimiento interior total de nuestra identidad en ÉL. 9. Realización: Nuestro papel en el reino terrenal está terminado, ha sido completado cuando encaramos a la muerte y con ello entramos en la eternidad.
El enemigo ama interrumpir el ciclo de vida en cualquiera de estas etapas de manera que no podamos alcanzar el cumplimiento de nuestro destino. El disfrutaría si cada uno de nosotros perdiéramos el kairos, es decir el tiempo de Dios, o en otras palabras si nosotros perdiéramos el tiempo oportuno que tiene el Señor para cada una de estas etapas que acabamos de mencionar. Sin embargo, si te pierdes ahora ese tiempo, no significa que las cosas nunca más van a volver a estar en orden. Solamente significa que tú vas a postergar aquello que Dios quiere hacer y vas a entrar en una temporada de desierto de duración más prolongada.
Quiero animarte a que te veas a ti mismo, así como Dios te vio cuando te estaba entre tejiendo con un propósito definido que cumplir. Tu vida ha podido dar mil y una vueltas y has podido vivir mil enredos; pero el propósito sigue ahí.
No vivas en el pasado. Preferentemente, permite que el Espíritu del Señor te encuentre hoy día y sea el quien re-ordene tus pasos de manera que puedas proceder hacia aquello que Dios tiene preparado para ti; no lo pierdas.
Pr. Rafael Vargas S.