¿Con qué frecuencia pensamos acerca de todo el daño que se hace por medio de la lengua?
Is. 59:1-3 “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; 2 pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. 3 Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua”. Ustedes están pasando por estos problemas porque sus pecados les han separado del poder y de las bendiciones de Dios y aquí esta la lista de pecados: A la par de asesinatos, vemos “labios que pronuncian mentira” y “lenguas que hablan maldad”. Los pecados de la lengua tienen el efecto de cortar nuestra conexión con el poder de Dios y nuestra capacidad de vencer problemas y la tribulación en el aquí y ahora.
Dios no se divorcia de nosotros por causa del pecado, pero el pecado ciertamente afecta nuestra cercanía con ÉL. Y esto es lo que nos dice Is. 59:3 “Si te encuentras separado de Dios, no es por culpa de ÉL”. La razón por la que no recibes respuesta a tus oraciones es porque los pecados de tus manos o los pecados de tu boca te han separado de Dios.
La mayoría de nosotros tenemos la tendencia de pecar con nuestras bocas más que nada. Cuando cometemos esos pecados estamos diciendo cosas que no se alinean con la Palabra de Dios. El escucha nuestras oraciones y no puede responderlas porque la forma en como funciona nuestra boca a diario, no se alinea con su palabra ni con nuestras oraciones. Recordemos que de la abundancia del corazón habla la boca. Cuando pecamos con la boca, en realidad hablamos muerte. Antes de poder prescribir una receta para curar una enfermedad, esa enfermedad debe ser diagnosticada con precisión. Aquí le vamos a dar algunos síntomas de un corazón enfermo reflejados por el accionar de la lengua; por favor ve cuales se aplican a ti.
- Decir cosas NO ciertas. Decir mentiras es la actividad mas expandida y común de todas las actividades humanas. Mentir puede ser común entre los seres humanos, pero eso no quiere decir que Dios lo apruebe. Pro. 6:16-19. De estas cosas que la Palabra dice que Dios aborrece y abomina tenemos dos relacionadas con la mentira: la lengua mentirosa y el falso testigo que habla mentiras. Para Dios es algo detestable y repugnante. Porque es la antítesis de lo que ÉL es. Dios es verdad.
- Provocar división. Es algo muy serio provocar conflictos entre hermanos especialmente entre cristianos. Pro. 6:12-15. Al que siembra discordias dice que la calamidad le vendrá de repente.
- Ser chismoso. Un chismoso es alguien que habitualmente esparce rumores o hechos íntimos o privados. Hay quienes dicen que no es chisme si es verdad. Se engañan a sí mismos. Si tú no eres parte del problema o indispensable para la solución, no hay razón para hablar de un asunto privado. Pro. 20:19 y Pro. 16:28. El chisme es un hábito y te roba tu intimidad con Dios.
- Calumniar. La calumnia y el chisme van de la mano. La calumnia es un reporte falso y malintencionado acerca de alguien. Pro. 10:18. Calumniar es algo serio.
- Quebrantar la confianza. Cuando se revelan secretos que te han sido confiados y tú traicionas la confianza depositada en tu persona, lastimas a quien confío en ti. Pro. 11:13 Los pecados y los secretos confesados deberían estar seguros con nosotros. No siempre es así. Que quede claro no hablamos de ocultar actividades ilegales, éstas se denuncian a la autoridad pertinente.
Decir maldiciones es algo abominable para Dios.
- Pronunciar maldiciones en lugar de bendiciones. No solo tiene que ver con hablar lenguaje obsceno. Ro. 3:13-14. Su boca esta llena de maldición y amargura.
- Usar el nombre de Dios para beneficio personal. Es una ofensa que esta descrita en los 10 mandamientos. Ex. 20:7. Dos formas en las que se puede tomar el nombre de Dios en vano. 1. Para maldecir y 2. Cuando le dicen a alguien “Dios me ha dicho…” y ÉL no lo hizo
- Lenguaje de alcantarilla. Cuan grosera se ha vuelto la gente en este tiempo. Col. 3:8 Cuide su hablar no use palabras soeces.
- Hablar con rencilla. Hay quienes viven argumentando todo y nada. Pro. 26:2.
- Esparcir pesimismo. Este tiene su origen en el pecado de incredulidad y como de la abundancia del corazón habla la boca. De la incredulidad del corazón sale el pesimismo.
Eliminemos de nuestro hablar estos pecados de la lengua que nos apartan de tener intimidad con Dios.
Pr. Rafael Vargas S.