La diferencia entre vivir un cristianismo auténtico y la religión tradicional tiene que ver con conocer a Dios y ser conocido por Dios y no por el solo hecho de conocer acerca de Dios. Lo único más importante que conocer a Dios es ser conocido por ÉL. Jesús advirtió que un día el Padre iba a decir…Nunca os conocí;  apartaos de mí,  hacedores de maldad” Mateo. 7:23.

Conocimiento de alguien vs. Conocer a alguien.

Conocimiento acerca de alguien no es lo mismo que conocerle. Siendo niño, yo admiraba mucho a Pelé. Yo no lo conocí personalmente a él y él tampoco me conoció. Para que hubiera sucedido eso hubiéramos tenido que compartir tiempo juntos y además él hubiera tenido que permitirme entrar en su vida y yo en reciprocidad hubiese tenido que hacer lo mismo. Solo así hubiera podido decir “conocí a Pelé”.

Dios sabe todo acerca de todos. Pero, para que exista una relación hace falta el consentimiento de las partes. Para que Dios me conozca tengo que abrir mi corazón y darle acceso a todos los secretos de mi vida. Esa es la razón por la que es tan importante confesar nuestros pecados a Dios.

Ese es el principio de la relación. Dios ya lo sabe todo; todo lo bueno, lo malo y lo feo. Cuando yo le confieso esas cosas, me pongo de acuerdo con ÉL con respecto a que mis pecados estuvieron mal. La confesión sólo remueve obstáculos y hace que la relación sea posible.

Estableciendo la Relación

Al confesar mis pecados, me abro a Dios para hacer de la relación personal una posibilidad. Las relaciones se establecen sobre la confianza. Y a más de ella, se involucran la comunicación, el interés mutuo, la honestidad y el pasar tiempo juntos. Esto es idéntico cuando se trata de tener una relación con Dios. Empieza por tener un encuentro con ÉL, a partir del momento en que somos presentados nosotros encontramos nuestro principal propósito en la vida.

De manera que lo más importante en mi vida, es ser conocido por Dios. Y eso sólo es posible si me rindo y respondo a su llamado.

El deseo de Dios

Éxodo 19:6Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa”.

La intención de Dios era que todos los israelitas fueran sacerdotes delante de ÉL, es decir que ÉL quería darle a cada ciudadano de Israel acceso exclusivo a la presencia de Dios para ejercer el honor maravilloso de servir y ministrar a Dios mismo. Ese era el deseo de Dios para su pueblo: que todos tuvieran acceso a ÉL. Así que Dios sacó a su pueblo de Egipto para que ellos practicaran este tipo de adoración.

El propósito al darles la Ley  fue para facilitarles el proceso de liberarse de la forma de pensar egipcia y que aprendieran cómo caminar con su nueva identidad de sacerdotes del Señor. Por eso les señaló lo que ÉL requería de ellos. Así de esta manera Dios estaba revelando su naturaleza basada en la santidad y la justicia, la cual ellos tenían que imitar para poder caminar en una relación personal con ÉL. Sin embargo, los israelitas rechazaron la invitación de Dios a relacionarse mutuamente.

Éxodo 20:18-19 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos”.

Sensibilidad a Su Voz

Para ser un siervo del Señor, una de las cosas más importantes es tener un corazón sensible a la voz de Dios. Dios habla para limpiarnos, para que podamos calificar y seamos capaces de acercarnos a ÉL. Rechazar Su voz es rechazar Su rostro, así como también rechazar la oportunidad de tener una auténtica relación con ÉL.

Los israelitas tenían miedo de morir si escuchaban la voz de Dios, sin darse cuenta de que la muerte que temían ocurre en la ausencia de Su voz. Ellos no solo rechazaron tener un encuentro con el Señor, sino que decidieron tener un mediador. 

¿Cómo puede existir una relación genuina con alguien que prefiere tener un mediador en lugar de tener un encuentro personal? No puede existir tal relación. En consecuencia podemos decir que Israel prefirió la ley por encima de la gracia.

La gracia es relacional

Porque la ley establece límites que no requieren una relación personal con Dios. Mientras que la gracia se establece solamente sobre la base de una relación auténtica y personal con Dios. Bajo la ley recibimos requerimientos, bajo la gracia algunas cosas cambian de acuerdo al plan de Dios para cada persona. La base de la gracia es relacional. Eso no quiere decir que no existan absolutos bajo la gracia, simplemente significa que bajo la gracia Dios nos da la capacidad para obedecer lo que ÉL manda hacer.

Pr. Rafael Vargas S.

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