Muchas personas tienen el deseo de ser buenas personas. Es posible que no todos tengan ese deseo.
Muchas personas llamadas cristianas creen que no son buenas personas, así que tratan de convertirse en algo que están convencidos que nunca serán. ¡Esa es una creencia falsa y limitante! Otras personas tienen fijado su reto en ser buenos cónyuges, padres o amigos, pero tienen la certeza que los rasgos que se necesitan para serlo, están fuera de su alcance, por ende, se esfuerzan para llegar a ser algo que creen que nunca llegaran a ser. Esa es una forma errada de pensar y es la receta para el fracaso en la vida cristiana.
Si le diste tu vida a Cristo, tú ya eres todo lo que necesitarás ser. ¿Cómo puede ser esto cierto? Ojo, no es que al tomar la decisión de seguir a Jesús ya te volviste perfecto, ya que hay mucho crecimiento que alcanzar por delante. Definitivamente hay comportamientos que tienen que ser cambiados, así como hay pensamientos y creencias que tienen que ser ajustadas, cambiadas e incluso desechadas.
Existe una diferencia crítica entre tu comportamiento como persona humana imperfecta y tu identidad como hijo del Dios viviente. Como creyente, seguidor de Jesús tu identidad proviene de ÉL. En el momento que entramos en una relación con Jesús, nuestra identidad cambió por completo; dejamos de ser pecadores indefensos, sin esperanza, aunque todavía estemos haciendo cosas que sabemos que están mal. Pero ahora, eres un hijo de Dios justificado por la sangre de Cristo y facultado por el poder de Espíritu Santo.
Vivir una vida de comunión con Espíritu Santo no debería ser algo difícil de hacer. Se trata de que llegues a ser quien ya eres como hijo de Dios. Sé quién eres. No trates de convertirte en lo que NO crees que eres.
La historia del pequeño aguilucho que creció en un gallinero pensando que era una gallina; hasta que un día vio volar a un águila, entonces se dio cuenta que él era algo más grande y poderoso que una gallina. ¿Esa joven águila necesitaba decirse a sí misma, quiero convertirme en águila? ¡Necesito cambiar lo que yo soy!, ¿Había algo que le faltaba para ser un águila? Por supuesto que NO, ¡ya era un águila! Lo único que necesitaba era creerlo. Aceptada su identidad, entonces empezará a comportarse como águila.
Mi hermano(a), esto es lo mismo que te pasa. Tú ya eres un(a) hijo(a) de Dios; sólo necesitas darte cuenta de tu verdadera identidad. Necesitas creerlo. Jn. 1:12 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Tu FE en Jesús te da el derecho de convertirte en un hijo de Dios. Cuando oraste para recibir a Jesús en tu vida, de inmediato tomaste la identidad de hijo de Dios. Te volviste miembro de la familia de Dios. Toma conciencia de esa identidad y empieza a vivir como la nueva persona que Dios ha creado. Ser parte de la familia de Dios te da una nueva identidad. Ya no eres quien eras, o lo que a veces piensas que todavía eres: un fracaso, alguien que no puede hacer nada bien, un mal esposo, una mala hija.
Los hijos de reyes, incluso en la actualidad, disfrutan todos los derechos y privilegios que tienen por el simple hecho de haber nacido en cuna de reyes. Los príncipes y las princesas no se ganaron el derecho de tener privilegios, estos fueron consecuencia de su nacimiento y nada puede cambiar aquello. Imaginemos que el hijo de un rey fue criado en casa de un ciudadano común y corriente. Este príncipe habría vivido una vida sin privilegio alguno; solo por el hecho de desconocer su derecho de nacimiento. Porque, aunque es príncipe, no conoce otro tipo de vida. Las condiciones de vida son diferentes, la lucha diaria, el frío, quien sabe la pobreza no será desconocida, tal vez el maltrato; porque así es como vivimos muchos de nosotros. Somos hijos de Dios, y ÉL es el eterno REY, Jer. 10:10 10Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno; … Pero nos olvidamos quienes somos.
Si el príncipe del relato, se enteró de su identidad verdadera y quiere ir a vivir con el REY ¿Tiene que hacer algo para demostrar que debía recibir la dignidad de un príncipe? No mi hermano. Su sola identidad le daría todos los privilegios como príncipe. De la misma manera, tu no necesitas ganar la entrada a la familia de Dios; Jesús ya lo hizo por nosotros. Lo que tienes que hacer es regresar a tu lugar verdadero, al lado del Rey. Tendrás que cambiar algunos de tus hábitos en el camino, especialmente los malos hábitos, y tendrás que aprender a comportarte como príncipe en todos los sentidos, desde lo más básico. No tires basura en las calles, no comas con las manos etc. Ese es un asunto de poner tu comportamiento en línea con tu identidad.
Ef. 4:22-24 22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Pónganse la nueva naturaleza, para ser semejantes a Jesús, quien es verdaderamente justo y santo. Col. 3:9-10 9 … habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, 10 y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno. Nos está diciendo Uds. son personas nuevas, que se están pareciendo más a su creador y lo conocen cada vez más.
Si te vistes con tu jean favorito, le das duro a diario, esta envejecido y viene alguien y te regala un nuevo jean idéntico a tu favorito, de nada te sirve tenerlo colgado en tu ropero. Para usarlo, tienes que sacarte tu jean viejo y ponerte el nuevo. Esto es lo que nos dice Pablo, despójate de tu vieja manera de vivir y ponte tu nueva vida como hijo del Rey; el que mentía, que no mienta más, el que se emborrachaba que no se emborrache más, el que engañaba que ya no engañe más, el que robaba que no robe más, el que adulteraba que no adultere más.
Si naciste de nuevo y eres seguidor de Jesús, la nueva manera de vivir ya te pertenece, es cuestión que te la pongas.
Pr. Rafael Vargas S.