Jesús hizo la siguiente pregunta Mr. 8:37 “¿Qué puede dar el hombre a cambio de su alma?”
Tener una perspectiva clara respecto de valorarnos unos a otros, ayuda a vencer un aspecto desafiante de nuestra vida en Cristo, que es compartir nuestra fe con otros.
La razón por la que no alcanzamos a otros es porque nosotros simplemente no valoramos a las personas así como valoramos las cosas materiales. Cuando tengamos los valores correctos, vamos a buscar personas sin que nadie tenga que motivarnos, y nos vamos a convertir en evangelistas poderosos aplicando los principios del discipulado.
El primer principio del discipulado dice: Engancha a tu comunidad y a tu cultura.
Algo que intimida a los cristianos se da cuando les dicen que evangelicen a su entorno de relaciones. Muchos no se sienten preparados y también temen a ser rechazados. Eso sucede porque hemos reducido el concepto de evangelizar al hecho de que alguien acepte tu discurso y termine haciendo una oración de recibir a Jesús como su Salvador; en lugar de enganchar a los no creyentes a través de relacionarnos con ellos. Una relación que se desarrolla a través del tiempo puede llevar a las personas a conocer a Jesús como su Salvador.
El discipulado empieza cuando los discípulos de Jesús lo engancharon en una relación. Jesús nos llamó a hacer discípulos a todas las naciones, es una ORDEN, a cumplirse.
Somos conocidos por segregar, por tener una mentalidad de comparar nuestra mentalidad con la mentalidad de los mundanos. Los no-cristianos creen que no les caen bien a los cristianos por las cosas que ellos hacen, por cómo se ven, o por lo que ellos creen, se sienten demonizados por ellos. Hoy en día somos más conocidos por aquello a lo que nos oponemos, en lugar de ser conocidos por lo que realmente somos.
Enganchar a alguien significa “atraer el interés de alguien”. Hemos enganchado la atención de alguien cuando empieza a participar o ha despertado su curiosidad en algo. Digamos una actividad o una causa. Además significa que se ha realizado una conexión.
Nuestra comunidad es aquella cercana que nos rodea: La familia, los amigos, los vecinos, nuestros socios, los compañeros de trabajo y aquellos con quienes estamos en contacto.
Finalmente, la cultura está compuesta de aquellas cosas que nosotros hacemos sin necesidad de pensar. Tiene que ver con cómo actuamos y nos comunicamos. También consiste de donde vivimos, trabajamos, compramos y jugamos. En pocas palabras, la cultura revela lo que valoramos y disfrutamos.
En resumen, enganchar a nuestra comunidad y cultura significa: atraer el interés y hacer una conexión significativa con nuestros parientes, amigos y todos los grupos de personas que están en contacto diario con nosotros.
Como iglesia debemos hablar el lenguaje de la comunidad y estar aferrados a la verdad de las Escrituras.
Cuando los discípulos son desarrollados. El alcance social y comunitario se incrementa exponencialmente sin necesidad que el liderazgo de la iglesia lo tenga que iniciar. La iglesia se involucra en alcanzar diversas comunidades con el evangelio, porque decenas de discípulos han empezado sus propias actividades cívico-sociales.
Si nos propusiéramos apoyar y bendecir un orfanato, si adoptáramos ciertos vecindarios y los sirviéramos, estas son iniciativas que no necesitan ser guiadas por los pastores. Estas actividades deberían ser parte de la vida natural de la iglesia. Decenas de miles serían enganchados, y muchos de ellos se convertirían en seguidores de Cristo.
¿Y cuándo se les presenta en el evangelio a las personas? Cada vez que enganchan una persona, es presentado gradualmente, tus palabras, acciones y tu espíritu están comunicando; y ten por seguro que vas a saber cuándo vas a tener que hacer una presentación formal del evangelio. Cuando enganchas una persona, ya es cuestión del Espíritu Santo que te urja a hacerlo.
El verdadero poder de presentar el evangelio radica en hacer que sea una parte valiosa y vital de tu vida tal que, tengas la necesidad de hacerlo con quienes te rodean.
Evangelizar y predicar el evangelio es un asunto serio y urgente. Esta Nación necesita a gritos la manifestación de los hijos de Dios. Pero sería un grave error, si nosotros presentamos el evangelio de forma abrupta sin considerar el estado de cada persona, de sus necesidades y de cuan receptiva pueda estar dicha persona al mensaje de salvación.
Pr. Rafael Vargas Salgueiro.