Gn. 17:1-2”Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera”. Antes de que Dios pudiera ir más lejos al sellar Su pacto con Abram. Al presentarse a sí mismo como «Yo soy el Dios Todopoderoso» o «El Shaddai», estaba prometiendo el cumplimiento de lo que se había comprometido.
Esta es la primera vez que el término “El Shaddai” es utilizado para referirse a Dios en las Escrituras, porque ÉL era y es suficiente por sí mismo para cumplir todo lo que ÉL ha prometido. Dios multiplicaría abundantemente a Abram. Él era y es el Dador de Vida; quien iba a restaurar la capacidad reproductiva tanto a Abram, así como a Saraí, porque estaban como muertos.
Gn. 17:3-4 “Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes”. Abram, demostró humildad y profunda reverencia al postrarse sobre su rostro en la presencia del Señor. Y Dios remarcó el pacto establecido con él.
El próximo paso en el cumplimiento de su destino divino era el cambio de su nombre, Gn. 17:5 “Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes”. Ahora se lo llamaría Abraham, que significaba “padre de una multitud de naciones”. Captemos el efecto de esta decisión; cada vez que Abraham repitiera su nombre o cada vez que alguien lo dijera y fuera oído, él estaría recordando la promesa eterna que le hizo Dios.
Cuando Abraham tenía noventa y nueve años y Sara tenía ochenta y nueve, el Señor estableció la señal del pacto, la cual debería ser ejecutada a través del acto de la circuncisión. Esta señal tenía que ser de carácter físico y simbolizaría la inclusión de Abram en la promesa de Dios. Su circuncisión fue un procedimiento preparatorio antes de que ocurra la concepción de Isaac, el «hijo de la promesa».
Fue en este tiempo que Dios reafirmo su compromiso en los siguientes términos: Gn. 17:6-8 “Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos”. Y luego, estableció la señal física del pacto diciendo cortarán el prepucio de todo varón al 8vo. día; y también procedió a cambiarle el nombre a Saraí por el de Sara y dijo que a ella también la bendeciría convirtiéndola en madre de naciones. Y que reyes saldrían de ella.
Gn. 17:17-21 “Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir? Y dijo Abraham a Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti. Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación. Mas yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene”.
Las promesas de Dios son hechos proféticamente cumplidos desde el momento en que Él los habla, y se cumplen plenamente en el tiempo que Dios ha determinado que se cumplan. El cumplimiento de la palabra de Dios es tan seguro, que cuando él declara en Gn. 17:5 “… te he puesto por padre de muchedumbre de gentes”. Y luego en el vs.7 “Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones” esto es tan bueno, como que está hecho.
Isaac el hijo de Abraham, fue bendecido por Dios y heredó el pacto Gn 26.1-3 Posteriormente, Jacob el nieto de Abraham experimentó lo siguiente en Gn. 32:24-30. Es bueno comprender que el pacto con Abraham no es una reliquia de la antigüedad, sino que es raíz principal del Antiguo Testamento.
La Biblia dice en Ro. 4:11 ”Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia”. Por ello se dice que Abraham es el padre de todos los creyentes y este hecho es el fundamento del enlace judeocristiano. En consecuencia, el pacto Abrahamico establecido por Dios a favor de su pueblo tiene características eternas; este no puede ser alterado, ni corregido por ningún gobierno, ni por ningún grupo de hombres. Y por esta razón declaramos con total certeza que el pueblo de Dios permanecerá por siempre conforme Dios lo ha establecido.
El legado más significativo de este pacto es que se ha convertido en piedra angular de la relación eterna entre Dios y su pueblo; el resto de las promesas de la Biblia están cimentadas en esta verdad.
Pr. Rafael Vargas S.