Dios, a través de su gracia, nos sostiene en medio de nuestra debilidad más grande. Ahí, el fundamento de Cristo juega un papel de entendimiento y paz en medio de la tormenta.
El evangelio de Mateo explica la importancia que tiene el sentar una base sólida. Mt. 7:25 “Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.” Nuestro fundamento es crucial porque si no lo tenemos, corremos el riesgo de ser abatidos por las tormentas a enfrentar en la vida.
El discipulado consiste de enganchar personas en una relación, además tiene que ver con establecer el fundamento correcto en nuestras vidas para así hacerlo en la vida de otros. 1 Tim. 6:17,19. Esto nos trae el segundo principio del discipulado.
Principio #2. Establecer a los creyentes en el fundamento de Cristo
El discipulado implica establecer fundamentos bíblicos en la vida de los nuevos discípulos. Nuestro fundamento no es una religión, ni una iglesia, nuestro fundamento es JESÚS.
Jesús es el fundamento para todos los fundamentos espirituales. 1 Cor. 3:11 “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.”
Jesús a través de su muerte en la cruz y haber pagado la penalidad por nuestros pecados, ha venido a ser el fundamento de nuestras vidas. Debemos simplemente poner nuestra fe en su obra en la cruz. Es 100% la obra de Cristo. EL es el más valioso.
Las verdades fundamentales representan como vamos a responder a Dios cuando nosotros conocemos que Cristo es nuestro único fundamento: He. 6:1-2 “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.”
Cuando fallamos al establecer estas verdades fundamentales, los nuevos discípulos son sacudidos y son llevados por cualquier viento de enseñanzas.
Arrepentimiento de obras muertas – Es parte continua de nuestras vidas como cristianos. Es un estilo de vida. No es simplemente alejarse del pecado, es hacerlo porque hemos recurrido a Jesús. Es odiar profundamente el pecado porque nos hemos enamorado de Jesús, y no queremos que nada nos aparte de EL. ¿Y cómo sucede?
Cuando el Espíritu Santo nos revela a Jesús, nos damos cuenta que EL es mucho más VALIOSO que nuestro pecado más atesorado. El Espíritu Santo nos da el poder para resistirlo. Sin esta verdad fundamental clara terminamos teniendo un cristianismo ligero y poco serio. Dicho simplemente, cualquiera que continué viviendo una vida de pecado intencionalmente nunca ha tenido puesto el fundamento de Cristo en su vida.
Fe en Dios – Cuando decidimos seguir a Jesús, lo que tenemos es una semilla de fe. Debemos confiar en EL nuestras vidas y permitir que esa semilla crezca. La fe va a provocar que creamos que Dios tiene el poder para cambiarnos y hacer que se cumpla su deseo para nuestras vidas. Nos da fe para creer que en Cristo: nuestros pecados son perdonados, se ha restaurado nuestra relación con el Padre, el E.S. ha sido depositado en nosotros, el nos fortalece, que suplirá nuestras necesidades, que somos librados de maldiciones, que tenemos vida eterna, que somos bendecidos con bendiciones espirituales….
Bautismo – Unidad con Cristo. Hecho por inmersión en agua, para ser empapado en la vida de Cristo. Ro. 6:4 “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” En breve, significa unirse a Cristo en todas las cosas. Es una declaración pública de nuestra fidelidad a Cristo.
Imposición de manos – Es un acto de fe para sanar enfermos, o para bautizar en el E.S., para impartir un don o una bendición. La imposición de manos significa que vamos a hacer la obra del ministerio con el Señor. Es una verdad fundamental que el cristianismo es para que seamos vasos del Espíritu de Dios que ministra a otros.
La Resurrección – Hch. 24:15 “teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos.” Nuestro entendimiento de la resurrección tiene implicancias directas en cómo nos conducimos en nuestras vidas, y nos asegura nuestro destino final. Resucitaremos con un cuerpo con gloria, y poder, incorruptible, eterno, espiritual que puede ir dondequiera y hacer lo que sea.
El juicio eterno – La Gloria en Cristo. Determinará donde pasaremos la eternidad, en el cielo o en el infierno, en el juicio recibiremos recompensas en forma de coronas en las cuales nos vamos a gloriar en la presencia del Señor. Corona de victoria, de justicia, de gloria y de vida.
Estas coronas serán nuestra forma de compartir la gloria de nuestro Rey. Mire el cuadro que nos pinta el Apocalipsis. Ap. 4:10-11 “los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.”
Qué momento va ser ese, parados delante de Dios, poniendo nuestras coronas a sus pies y dándole a EL toda la gloria que EL se merece, reconociendo que EL por si solo es nuestra recompensa.
Pr. Rafael Vargas Salgueiro