Los temores no se irán por sí solos. Si quieres derrotarlos tienes que actuar como David ante Goliat, junta tus piedras y ve al encuentro con coraje y valentía.
Lo primero que tienes que hacer es encontrar la raíz de esos temores. ¿Qué los provoca? Pídele a Dios que examine tu corazón y te muestre dónde está el problema.
El temor se convierte en desobediencia, porque Dios dice: No temáis. Pero tenemos temor, por lo tanto estamos en pecado. Entonces debemos venir a Dios y hacer una confesión honesta de que tenemos temor. ¿Podemos evitar lo que sentimos? No, no podemos. Las emociones vienen por sí solas. Pero debemos recordar que tenemos el poder de influenciar en nuestros sentimientos. Sal. 34:4 LBLA “Busqué al Señor, y ÉL me respondió, y me libró de todos mis temores”. Caminar con Dios es caminar libre de temores.
Así que identificamos el temor y lo confesamos; luego nos arrepentimos, eso quiere decir que repudiamos el pecado, nos damos la vuelta y tomamos otra dirección. La Biblia está llena de promesas prácticas. A cualquiera de ellas que decidamos aferrarnos nos va a llevar a la liberación de algún problema difícil en nuestras vidas. Podríamos escoger algún versículo, leerlo en voz alta, repetirlo una y otra vez y pedirle a Dios que demuestre su verdad en mi corazón y mi espíritu.
Dt. 31:6 “Sed firmes y valientes, no temáis ni os aterroriceis ante ellos, porque el Señor tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará”.
Sal. 27:1 “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor?”
Sal. 118:6 “El Señor está a mi favor; no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?”
Pro. 29:25 “El temor al hombre es un lazo, pero el que confía en el Señor estará seguro”.
Is. 41:10 “No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré; ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia”.
Tal como David escogió 5 piedras para enfrentar al agente de maldad. Memoriza estos versículos y adquiere el mejor seguro contra el temor. Permite que la Palabra fortalezca tu espíritu.
Piensa nuevamente en los espías que fueron a Canaán. Y hablemos de los dos que disentían del grupo. Ellos hicieron el mismo viaje que el resto del grupo, vieron las mismas ciudades fortificadas y los mismos gigantes pero regresaron con otro tipo de opinión. Lo que sucedió es que los que trajeron noticias alarmantes, compararon la estatura de los gigantes con su propia estatura, mientras que Josué y Caleb, compararon la estatura de los gigantes con la estatura de Dios. Es por ello que unos quedaron habilitados para ir por la tierra prometida, mientras que los otros quedaron escasos.
Josué y Caleb eran diferentes de los otros enviados, ¿Cuál era la diferencia? Nm. 32:12 “excepto Caleb hijo de Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de Jehová”. ¿Cómo podían ellos ser perfectos? Sólo si caminaban con Dios en todos sus caminos, eso los hizo pensar, actuar y decidir de forma diferente a los otros espías.
El nivel de temor que tienes es una señal de lo cercana que es tu amistad con Dios. Luego de pasar tiempo con el Creador, has visto su poder, amor, fidelidad. Sabes que ÉL tiene buenas intenciones para ti. Si tienes temor de Dios, no temerás las cosas de este mundo; caso contrario el temor abundara en tu vida. 1 Jn. 4:18 “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”. Aprecie que lo opuesto al temor NO es el coraje, NO es la valentía, NO es la confianza; lo opuesto al temor es el amor. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. 2 Tim. 1:7.
Experimentar el amor de Dios, nos hace sentir una seguridad profunda en nuestro corazón, alma y mente. Entonces hemos comprendido que ÉL está siempre cerca para abrazarnos, protegernos y amarnos… porque es nuestro “Papito”. Papá te amamos, porque tú nos amaste primero.
Así se disipan los temores; estos volverán nuevamente porque son parte de la vida; pero nunca más nos atraparan. Y no lo harán porque ahora, nuestro corazón es hogar del Espíritu Santo, y ÉL no lo permitirá. Cultive una relación más estrecha con Dios cada día.
El apóstol Pablo dijo: Fil. 1:21 “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”. Acá en la tierra podemos experimentar el gozo de Cristo y si pasamos a la otra vida, allá iremos a ocupar las mansiones que Jesús ha preparado para nosotros. ¿Entonces por qué temer por las cosas de esta vida? ¿Por qué tendríamos que temer al umbral que nos lleva a la próxima estación?
Jesús extendió sus brazos en la cruz del Calvario y mientras el cielo se oscurecía, la tierra temblaba y la historia cambiaba completamente, porque ya no había el imperio de la muerte, el poder de ésta estaba siendo quebrado y ahora el camino a casa, el regreso a nuestro hogar, el camino a Dios estaba otra vez expedito.
Dios es victorioso y así somos nosotros cuando nos apropiamos de ese sabio consejo: ¡No teman¡ Es cierto hay muchos gigantes en la Tierra, pero al lado de nuestro Señor son poco más que langostas.
Pr. Rafael Vargas S.