La Biblia dice que aquel que quiere prosperar debe estar dispuesto a trabajar duro. Dios utilizará tu productividad personal para crear riquezas para ti. Pro. 10:4; Pro. 13:4; Pro. 20:4.La Biblia dice que aquel que desea prosperar debe estar dispuesto a trabajar, y si no está dispuesto a hacerlo, entonces no debería comer. 2 Ts. 3:10.
Todo aquel que quiere agradar a Dios y cosechar las recompensas que ÉL promete a sus hijos, debe empezar por asumir la responsabilidad de su persona así como de su familia.
Cuando el pobre perezoso recibe donativos que requieren poca o ninguna productividad de su parte, lo que estamos haciendo es instigar y colaborar con su decadencia económica, así como a la nuestra.
En el presente todos quieren ser ricos, pero son pocos los que están dispuestos a ser debidamente diligentes en la búsqueda honrada de riquezas. Uno de los factores que contribuye a vivir una vida de utilidad financiera es la productividad personal. Dios está buscando a personas que tengan una ética laboral recta y el deseo de agradar a Dios con el uso de sus finanzas. Cuando vives conforme a su pacto, Él te revela las cosas que puedes hacer o los métodos que puedes usar para producir riquezas.
Pedro era pescador de oficio, había estado pescando toda la noche, y no había sacado nada. Pero cuando Jesús le dijo que echara la red al otro lado de la barca, él estuvo dispuesto a confiar en la Palabra de Jesús y siguió su consejo. El resultado es que logro obtener una pesca espectacular. En consecuencia, podemos decir que el Señor tiene una manera de incrementar los resultados de tu trabajo cuando ÉL y sus preceptos ocupan el primer lugar de tu vida. ÉL te bendice cuando sabe que usarás sus bendiciones no sólo para tu propio bien, sino para el avance de su Reino.
¿Quieres conocer el secreto de cómo progresar en la vida? No es lo que conoces, sino a quien conoces. Porque si conoces a Dios y tienes una relación profunda con ÉL, y tú, lo honras tangiblemente con los recursos que obtienes, ÉL puede darte ideas de sobre cómo producir riquezas que nadie más podría imaginar. Acaso, no fue Dios quien creó todo y sabe cuál es la manera más segura de bendecirte.
Mientras te encuentras en el periodo de espera de sus bendiciones, hay cosas que tienes que evitar, como caer presa del espíritu de envidia. Porque la envidia dice: “No sólo estoy enojado por lo que tienes y yo no tengo, sino que haré lo que sea para que tu no sigas teniendo lo que yo no tengo o al menos para que tu no lo disfrutes”. La envidia pone en acción toda una cadena de sucesos a fin de quitar a las personas la propiedad legítima que ellas poseen.
La Biblia señala a la envidia como una pasión ilegitima. El apóstol Pablo dijo que, entre otras conductas inmorales de la gente malvada, podríamos encontrar que la envidia lleva prominencia. Ro.1:29 “estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades”. Ro. 13:13 “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia”. La envidia no puede ser una característica de los cristianos.
El espíritu de envidia se levanta debido a un falso entendimiento de quien es Dios. Cuando somos envidiosos, estamos diciendo: que Dios no es soberano, o que Dios no es bueno, porque según nuestra perspectiva, Dios no nos ha dado lo que pensamos que deberíamos tener; entonces tenemos más envidia si otra persona lo tiene. Así que esta condición nos muestra que la raíz de envidia nace de una falsa perspectiva de cómo es Dios.
Cuando queremos buscar a Dios y sus bendiciones financieras; primeramente, debemos tener una perspectiva correcta de quien es Dios y en particular acerca de su soberanía; además de estar agradecidos con aquello que ÉL ha decidido darnos.
Cuando un agricultor ara y siembra, espera que la semilla que sembró crezca, y espera recibir la recompensa por su trabajo. De igual manera, Dios quiere que esperes ser bendecido, si vives conforme a los principios que Dios te ha dado, ÉL desea que esperes recibir una recompensa. No tiene nada de malo esperar que Dios cumpla su Palabra en tu vida cuando tú haces lo que ÉL dice que hagas. Pro. 11:25. Aquello que siembras es lo que cosechas. Cuando honras a Dios con tus finanzas, ÉL te bendice financieramente.
La Palabra de Dios es sabia, de manera que la forma más segura de alcanzar victoria financiera es siguiendo al pie de la letra su Palabra, en este caso en todo lo que se refiera al manejo del dinero, empezando con la generosidad. Es por ello, que la Palabra establece lo siguiente: “Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebozando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” Lc. 6:38. Dicho de otra manera, si quieres algo de parte de Dios; primero debes darle algo a ÉL. Dios quiere honrarte, pero sólo si tu lo honras.
Muchas personas quisieran que funcione al revés, y le dicen: “Señor, dame primero, y después te daré a ti”. Y Dios dice es al revés. La diferencia radica en que Dios es cumplidor y tú ¿quién sabe?
Dios siempre cumple su Palabra, es imposible que ÉL mienta y ÉL ya dijo que esto es lo que ÉL hará. Es por ello que la Biblia dice en Pro. 3:9-10 “Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto”.
ÉL puede ayudarte a alcanzar la victoria financiera en tu vida, si simplemente obedeces y haces lo que instruye su Palabra. El principio de honrar a Dios primero y después permitir que ÉL te recompense por el bien que hubieras hecho. Ef. 6:8. Cuando entiendes este principio y haces el bien con tu dinero, honras a Dios en la manera en que usas y das tu dinero. Las Escrituras garantizan que “recibirás recompensa del Señor”; también sucede lo opuesto; cuando le das a Dios el dinero que te quede luego de hacer todos tus gastos, y de haber satisfecho tus deseos, y haber gastado en todo lo que se te antojó, también recibirás de ÉL, lo mismo, las sobras.
Pr. Rafael Vargas S.