No existe oportunidad de ser vencedores en una campaña si el 80% de los soldados no están entrenados y no están involucrados con la causa. La mayoría de los presuntos cristianos no entienden que la lealtad a Cristo significa compartir en SU ministerio.
Principio #3 EQUIPAR A TODOS LOS CREYENTES PARA MINISTRAR
Si una red de pescar se ha roto, ésta se ha vuelto ineficaz, y esa imagen valida la importancia de equipar a las personas en el ministerio. Equipar significa remendar la red de manera que pueda funcionar apropiadamente.
En Mt. 4:18-21 vemos que Jesús llamó al ministerio a sus primeros discípulos. Acá se puede apreciar la esencia del ministerio del discipulado y con qué deben ser equipados los discípulos. a) Seguir a Jesús. b) Comunión con los creyentes y c) Ser pescadores de hombres. En cada faceta hay una relación vital.
Cualquier tipo de entrenamiento que hagamos tiene que enfocar al discipulado en entrenar creyentes que demuestren compromiso, poder y sabiduría.
Para Jesús, la pesca debía ser hecha utilizando una red. No se puede pescar con red solo, se necesitan las manos de un socio más para poder lanzar la red. Cuando Jesús llamó a sus discípulos para convertirlos en pescadores de hombres, su intención es que lo hicieran en equipos. El contexto es relacional. Pescar es siempre más ameno, efectivo y eficiente cuando lo hacen entre varias personas.
La analogía de la pesca con red ilustra otros dos puntos: 1ro Las redes deben ser arrojadas deliberadamente en el mar de la humanidad y no deben ser mantenidas ni en el bote, ni en la playa. Lc. 5:4. Y 2do, pescar con red demanda hacerlo con socios para arrastrar la red de la cosecha. Lc. 5:6-7.
Necesitamos ser entrenados y equipados para hacer la obra del ministerio junto con otros. Una forma de hacerlo es a través de pequeños grupos, de lejos es la forma más efectiva de ministrar y entrenar discípulos. El tema de equipar discípulos en el ministerio no estaría completo sino tocamos el tema de la disciplina.
La disciplina nace del relacionamiento. Incluso niños que crecieron en hogares cristianos, no tienen necesariamente una comprensión cabal de la palabra disciplina. Uno sabe que pertenece a una familia que lo ama y se preocupa por uno. Eso es dependencia. Ellos te daban cosas que hacer y tu las hacías. Eso es obediencia. Todo ello se suma a la disciplina. El papel de la disciplina es entender la fragilidad de nuestra naturaleza humana, el espíritu anhela pero la carne es débil.
2 Tim. 1:7 “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” El objetivo de entrenar y equipar discípulos es verlos crecer y que un día tengan el espíritu de poder, amor y disciplina propia. Dese cuenta que no dije que tengan un espíritu que estén bajo disciplina o de un rendir cuentas a alguna otra persona, sino que crezcan en auto-disciplina. (o disciplina propia).
Disciplina es un hecho de tener balance que nos permite mitigar la debilidad de nuestra carne. Hace que obedezcamos al Señor porque amamos a Dios y valoramos lo que EL valora. Conforme transcurre el tiempo, mientras somos entrenados en justicia a través de nuestra relación con Dios, se convierte nuestra segunda naturaleza, o auto-disciplina.
El objetivo de equipar creyentes es hacer que se conviertan en discípulos con auto-disciplina en la forma en como siguen al Señor. Tienen comunión con otros creyentes y pescan otras personas.
Generalmente no disfrutamos el proceso de la disciplina. Sin embargo, todos nosotros queremos y admiramos el fruto de la disciplina cuando lo vemos.
Pr. Rafael Vargas Salgueiro