La mejor parte de la vida de un buen hombre, está conformada por sus pequeños, no recordados, actos de bondad y amor. Las pequeñas cosas de la vida, esas que pasan en momentos de gran intensidad, las que se convierten en baluartes de nuestra amistad. Las mejores amistades se construyen como un fino acabado laqueado, con la acumulación de capas de muchos actos de bondad.
La regla número 4 para mejorar nuestras relaciones es: Aprende los gestos del amor.
Con frecuencia soy sorprendido por la ingenuidad de parejas que se desilusionan cuando ha pasado literalmente la luna de miel. Ante los primeros desacuerdos y peleas que se suscitan en el nuevo matrimonio; llegan a pensar que no aman a su cónyuge. Probablemente estén invirtiendo demasiado tiempo analizando sus sentimientos.
Hay gestos de bondad que enlazan a las personas y previenen de rupturas cuando la relación está siendo sometida a tensiones. Las pequeñas cortesías de uno para con otro cuentan y un montón. Las raíces del amor más profundo mueren en el corazón si este no es acariciado con ternura.
En el matrimonio, el más pequeño acto de bondad tiene un gran poder porque demuestra que te has preocupado y acordado de ella. Tú te has tomado el tiempo necesario para pensar que podrías hacer para brindarle un momento de felicidad.
Los rituales son uno de los ingredientes más importantes en las buenas relaciones. Maridos y esposas unen sus relaciones con varios tipos de ceremonias: dándose el beso de buenas noches, celebrando los cumpleaños y los aniversarios, regalándose joyas, llamándose por teléfono cuando están lejos, trayendo el desayuno a la cama, hablando mientras caminan al atardecer. La persona que es sensible a profundizar las relaciones de amistad estará atento para establecer rituales similares.
Los apretones de mano, los abrazos, bromear y hasta participar de una reyerta generalizada, todos estos gestos son depósitos de amor en el banco y ganan interés para el futuro.
Una de las mejores maneras de profundizar la amistad se logra comiendo juntos. No es un accidente que tantos encuentros importantes entre Jesús y sus amigos se dieron cuando ellos estaban en la mesa. Hay algo casi sacramental acerca de compartir el pan con otros. No se dio cuenta que es casi imposible cenar con un enemigo y seguir siendo enemigos.
Así que si quieres cambiar un enemigo y hacerlo tu amigo, invita a esa persona a tu casa y con los pies debajo de la misma mesa, habla con él acerca del problema que traen. O si tú quieres promover relaciones más fuertes con más personas, invita a alguien diferente a comer cada semana y ofrece reunirte con las personas para tomar un cafecito antes de empezar a trabajar.
Otra manera de acumular buenos recuerdos es ayudando a tu amigo con ciertas tareas. Trabajar hombro con hombro puede estrechar tu relación, aun cuando se digan pocas palabras mientras trabajan. Ayudar a una persona que está haciendo un trabajo poco placentero y ofrecerle terminar el mismo en la mitad de tiempo, va a sorprenderte de la calidez que tú vas a cosechar a futuro.
Las parejas de matrimonios pueden disfrutarse el uno al otro mucho más si se proponen trabajar en ese sentido. Nuestra tonta manera de distribuir las labores acorde con los roles generalmente dejan a la esposa en casa para lavar los platos, mientras que el marido anda afuera lavando el auto. ¿Por qué no compartir ambas tareas y hacerlas juntos, así disfrutarían de su mutua compañía?
Parte de la riqueza que uno siente en las mejores relaciones es el resultado de muchos recuerdos generados a lo largo de los años. Recuerdos de favores de ida y vuelta, de encargos realizados y tantas otras experiencias y hechos ejecutados, en otras palabras miles de acciones diminutas de amor.
Existe un arte de uno de los gestos más antiguos de dar amor, es el dar regalos. El regalo más esplendido no habla necesariamente de más amor. Más importante es la atención que representa el regalo.
Hay un elemento importante del cual no debemos dejar de hablar y es ese llamado efecto domino de la bondad. Ciertos actos de bondad se extienden mucho más lejos del punto original de contacto.
Alguien dijo que la prueba de un gran hombre y una gran mujer se da en la forma en cómo tratan a personas sin significancia, y si uno puede desarrollar el hábito de mirar los gestos que construyen buena voluntad, bondad y cariño como si fueran parte de su naturaleza.
La regla número 4 para mejorar nuestras relaciones es: Aprendamos los gestos del amor.
Pr. Rafael Vargas S.