Recuerda que Dios planea hacer “…muchísimo más que todo lo que podemos imaginar o pedir…” Según Ef. 3:20 NVI. Sus promesas, por naturaleza desafían nuestro intelecto y nuestras expectativas. Por ello, no podemos darnos el lujo de sufrir los resultados de olvidar sus promesas.
Jesús dice: “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor”. Jn. 15:9. ÉL te ama con la misma cantidad de amor con la que el Padre lo ama a ÉL. Dios te ama con la misma cantidad de amor con la que ama a su Hijo Jesucristo. ¿Es demasiado bueno para ser verdad? ¡Lo es! ¡Disfrútalo! ¡Vívelo!
Vive tu vida como si te sintieras la persona más amada del universo ¡porque lo eres! Por ello, mi mayor necesidad es disfrutar del amor que el Señor me tiene. Cuando ves esto en su plenitud te cambia, te transforma, te libera. Te hace una persona que no necesita ir por el mundo mendigando amor. ¡Porque tienes el amor de Dios! Ya no necesitas del sexo, del poder, de un mejor trabajo o de tener una figura de modelo para sentirte amado/a. ¡Ahora sabes que eres amado/a! Y eso cambia por completo tu vida, tus relaciones, tu comportamiento y tu forma de ser. Cambia lo que haces y cómo te relacionas con otros.
“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Jn. 8:32.
Ahora puedes estar gorda o flaca, da igual; puedes tener pelo o perder el pelo, da igual. Ahora puedes perder una discusión o ganarla, ya no es tan importante. ¿Saberlo te cambia? ¡Claro que no! ¡Experimentarlo en lo profundo de tu corazón es lo que hace la diferencia!
En la segunda parte de Jn. 15:9 dice: “permaneced en mi amor”. Nuestro deber como cristianos es disfrutar del amor que Dios nos tiene por causa de Cristo. Por ello, nuestro mayor deber como cristianos es “permanecer en su amor”.
“Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”. Jn. 15:10
Jesús nos está diciendo: Guardar los mandamientos es el medio para permanecer en su amor.
Jesús dice: Vive mis mandamientos y entonces experimentaras mi amor. En otras palabras, ¡Vive como yo te pido que vivas y podrás disfrutarme! Podrás apreciar cuánto te amo.
¿Por qué Jesús quiere que sepas esto? Jn. 15:11 “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”. La persona más feliz que ha pisado la Tierra quiere que experimentemos el mismo nivel de felicidad que ÉL experimentó. ¡El Dios del Universo quiere que seamos tan felices como lo es ÉL! Jesús quiere que vivas en sus mandamientos para que puedas permanecer en su amor y para que, al hacerlo, ¡disfrutes del gozo que siempre estuviste buscando lejos de ÉL!.
¿Cómo Dios puede amarnos de esa forma? El problema radica en que no entendemos, ni disfrutamos el evangelio. La mayoría de los cristianos pensamos que el evangelio SÓLO trata de que Jesús perdona nuestros pecados. ¡Pero es mucho más que eso!
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”. 2 Co. 5:21
Al convertirnos suceden dos cosas: Al morir en la cruz, Jesús no solamente toma tu injusticia y carga ÉL con ella, es decir te perdona; sino que ÉL toma su justicia y te la carga a ti, es decir te bendice de una forma nueva.
Ahora eres todo lo que el Hijo es delante de Dios. ¡Su justicia es tuya! Y como consecuencia, todos sus beneficios, todos sus privilegios son tuyos; y toda su herencia es tuya: ¡aún su libre acceso al trono es tuyo! ¡Ahora eres su hijo! Delante del trono de Dios en el cielo, ahora eres tratado como ÉL. ¡Ahora eres amado como si fueras ÉL! porque Cristo te ha dado su justicia. Por causa de Cristo, eres “igual” a Cristo.
“Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos” He. 2:11
¿Cómo Dios puede tratarte y amarte como lo hace con Cristo? No es por ti, es por Cristo. Es porque ÉL te ha regalado su justicia, no porque tú has ido mejorando la tuya. ¡ÉL es el héroe, no tú!
“Amados, ahora somos hijos de Dios… Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo…” 1 Jn. 3:2,3
Como dice el apóstol Juan, ver, apreciar, atesorar esta realidad ¡tiene la capacidad de cambiarte! No se trata de que lo hagas bien o mal, se trata de lo que Cristo ha hecho. Aprendamos a apreciar lo que ÉL ha hecho por nosotros.
Pr. Rafael Vargas