Mr. 11:24 “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”.
Cuando una persona da un paso hacia Dios, el Todopoderoso da un salto en dirección a esa persona para abrazarle para siempre, y hacer a esa persona como una de las suyas, parte de su familia. El hecho de recibir la Bendición Profética es un paso que el hombre da hacia Dios; el hombre es impulsado por un alma que tiene sed por más de lo divino. Sal. 42:1.
A lo largo de la historia, se han perdido innumerables bendiciones. Una bendición perdida es aquella que no ha sido liberada por una autoridad espiritual o que no ha sido recibida por la persona sobre la cual esta bendición ha sido hablada. Con tristeza en el corazón vemos como tantas personas pierden la dirección divina en sus vidas debido a que sus padres se han negado a decir la bendición sobre su descendencia. Y en otros casos, es aún más triste cuando padres fieles a Dios, hablan la bendición sobre sus descendientes, pero ellos se niegan a aceptar la bendición que se habló sobre sus vidas.
Aún hay creyentes que piensan que ellos no califican para recibir la Bendición Profética, y a causa de ello se pierden aquello que Dios ha preparado para ellos simplemente porque no se consideran dignos de recibir dichas bendiciones. Recuerda mi hermano(a): ¡Tú naciste para ser bendecido!
Un Sumo Sacerdote de nombre Jesucristo hizo una declaración, que cada bendición que está escrita en la Biblia está a tu disposición siempre y cuando tú la pidas creyendo que la vas a recibir. Tú no las has probado, no las has vivido porque no las has pedido. Así que pide ¡ahora! Y recibe la bendición que Dios el Padre ha ordenado específicamente para ti desde el principio de los tiempos.
En la Biblia, Dios se presenta al hombre a través de revelación, una revelación que propone, que es condicional. En pocas palabras, Dios le dice al hombre: «si quieres… entonces yo lo haré». Lc. 11:9 “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”.
Ex. 19:5 “Ahora bien, si me obedecen y cumplen mi pacto, ustedes serán mi tesoro especial entre todas las naciones de la tierra; porque toda la tierra me pertenece”. NTV
Dt. 28:1 “Si obedeces al Señor tu Dios en todo, y cumples cuidadosamente sus mandatos que te entrego hoy, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las demás naciones del mundo”. NTV
2 Cr. 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. RVR60
Mt. 6:14 “Si perdonas a los que pecan contra ti, tu Padre Celestial te perdonara ti”. NTV
A través de cada una de estas promesas, Dios le está revelando a los creyentes, que cuando ellos se ponen en acción, entonces EL Señor va a liberar sus bendiciones a través de: responder las oraciones, la aceptación y el perdón total. La bendición de Dios es un tesoro invalorable. Haciendo uso de la Palabra de Dios, sus bendiciones son pasadas de persona a persona y de generación a generación.
Las bendiciones que están escritas en la Biblia toman vida cuando estas son liberadas a través de una proclamación profética hablada por una autoridad establecida por Dios. Como ser tus padres en la familia o tu pastor en la Iglesia; pero además estas bendiciones tienen que ser recibidas y aceptadas en fe por aquella persona sobre la que está siendo hablada.
Para recibir las bendiciones que Dios ha preparado en la Biblia, lo primero que tienes que hacer, es asegurarte que cumples los requisitos y para ello necesitas recibir y aceptar a Jesús, como el Señor de tu vida. La bendición más valiosa de Dios, es nuestra redención, el rescate pagado a través de Jesús, nuestro salvador. Si no puedes recordar el momento en que tú aceptaste a Jesús como el Señor de tu vida, como tu salvador; realmente deberías reexaminar tu experiencia. Ese acontecimiento debería ser algo muy personal, especifico y debería producir un cambio de vida.
Si no puedes recordar ese momento donde tu vida cambió, te animo a orar así: Señor Jesús, Vengo a ti en este día, te pido perdones mis pecados y vengas a mi vida como mi Señor y mi Salvador. Si tú haces esta simple oración con todo tu corazón, Cristo te da vida eterna. El te ha perdonado aún las transgresiones más viles y ruines que hubieras cometido. Te ha rescatado de la enfermedad, la pobreza, la vida hostil y del reino de oscuridad, para entrar en el reino de la luz. La oración de salvación abre la puerta a innumerables bendiciones de Dios, a vivir la buena vida para siempre.
El segundo requisito es creer en fe, así como Cristo a través de esta sencilla oración salvó tu alma; tu fe y tu obediencia a la Palabra de Dios van a hacer que SU bendición sea liberada sobre tu vida. La Fe es un regalo de Dios, y la salvación a través de Jesucristo es nuestra a través de la fe. Ef. 2:8 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”.
¡Si puedes creer, puedes recibir!
Pr. Rafael Vargas S.