Cuando sufrimos un dolor agudo no vamos a buscar al pastor, lo que pedimos es “llévenme al hospital”. Y el doctor que lo atiende para darle un diagnóstico, no se pone a pedir revelación, lo que hace es usar su conocimiento el cual se traduce en sabiduría para determinar cual es el remedio disponible para aliviar la dolencia; y luego hace uso de la fe para creer que uno va a recibir sanidad.
Hay situaciones en las que tenemos que hacer uso de una conjunción entre fe y sabiduría para resolver algunos problemas. Y cuando no lo hacemos, podemos quedarnos esperando que suceda un milagro por largo tiempo. La fe no niega la sabiduría, ni viceversa. Al tomar una acción para sanarte no estas negando la fe, ni estas diciendo que no crees en milagros, y al pedir un milagro no estas negando ningún tratamiento médico, confías que la sabiduría haga su trabajo y que la fe se encargue del resto.
Muchos creyentes cometen el error de ponderar la fe en desmedro de la sabiduría y otros ponderan la sabiduría en desmedro de la fe; tenemos que entender que fe y sabiduría funcionan bien si lo hacen juntas. Hay quienes se olvidan que Espíritu Santo nos ha dado poder para vivir lo sobrenatural y por ello solo se apoyan en sus propias capacidades. Y otros, se olvidan de la sabiduría y piensan que para resolver cualquier problema se necesita un milagro. Ambas posiciones están equivocadas, la fe no puede hacer lo que solo puede hacer la sabiduría, y viceversa. Es clave entender que necesitamos ambas. Varias son las historias de personas que han recibido cuantiosas herencias, y en poco tiempo pierden sus capitales porque no han aprendido a administrar su dinero, por falta de sabiduría.
Cuando uno necesita una respuesta sobrenatural a un problema, allí esta está disponible a través del poder de Dios. Pero si necesitamos sabiduría humana, necesitamos buscarla por nosotros mismos y obviamente allí está Espíritu Santo para ayudarnos y ÉL nos guía para que la encontremos.
Sal. 111: 10a 10 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová. Si queremos que nuestra sabiduría madure, lo primero que tenemos que hacer es construir el conocimiento necesario sobre el tema en cuestión. El libro de Proverbios toca temas sobre el entendimiento, conocimiento y sabiduría.
Conocimiento es la materia prima para tomar decisiones sabias. Lo primero que tenemos que hacer es obtener una recopilación de los hechos, pero ellos por si solos no te ayudan para nada si no sabes que hacer con ellos. Cuando uno tiene un problema que resolver, tiene que meditar en cómo va a resolverlo, tiene que analizar cómo va a conseguir la información necesaria y tiene que entender cómo la va a tratar; entonces decide el tipo de técnica a utilizar. Una vez que tiene una idea de cómo hacerlo, uno gana sabiduría al aplicar su entendimiento al mundo real. Nunca dejamos de aprender.
NO es que Dios no esta involucrado cuando construyes tu sabiduría, pero tu tienes una parte en ello. Se requiere acción y decisión, pero a la vez se requiere creer y confiar en la guianza de Espíritu Santo.
Cuando ponemos en equilibrio la fe y la sabiduría, entonces administramos bien nuestras vidas en cualquier área. Y esto es clave para llevar una vida de intimidad con Espíritu Santo.
Para crecer en el favor con los demás, lo primero que necesitamos es ganarnos su respeto. Si nunca crecemos en conocimiento o en habilidades esto no va a suceder. Hay quienes andan esperando que Dios ponga todo en sus manos, y por eso no hacen nada.
Cuando aplicas los principios de la palabra de Dios a tu diario vivir, los demás empiezan a notar lo exitosa que se convierte tu vida. Mientras mas éxito tengas en la vida, mas influencia vas a tener. Eso hace que sea importante madurar tu capacidad para manejar tu vida con sabiduría. No lo olvides, cualquier cosa que tu no administres bien, la perderás.
Cuando usas tu fe y sabiduría para manejar bien cada área de la vida tu subes en la apreciación que los demás tienen de ti. Si hay un compromiso de aprender toda la vida, tu vas a subir tus bonos en tu área de desempeño y vas a ganar influencia porque simplemente vas a tener mas destreza en lo que haces. La excelencia es un elemento crítico al vivir en intimidad con Espíritu Santo. ¿Por qué? Porque la gente se siente atraída a la excelencia. ¿Disfrutarías ir a un restaurant que te sirve mantequilla rancia y pan duro?¿Tu recomendarías ese lugar a tus amigos? A todos nos gusta la excelencia.
Dios no hace nada mediocre. Dios todo lo hace con excelencia. Podemos decir que la excelencia tiene su origen en Dios. Sal. 76: 4a 4 Glorioso eres tú, poderoso…ÉL nos ha dado el deseo de crecer, destacar, sobresalir y llegar a ser mas como ÉL es, ¡Excelente!
Muchos cristianos parecen tener un problema con la excelencia; hablar de ella es un tema sensible porque sienten que nunca tendrán la talla para alcanzarla. Buscar la excelencia significa que queremos ser como nuestro Padre Celestial es. ¿Qué puede haber de malo en ello? Cuando estás comprometido con la excelencia, tu vas a hacer lo mejor que puedas con lo que tengas, sabiendo que tu objetivo siempre es seguir mejorando. La excelencia requiere compromiso, es muy valiosa y es poderosamente atractiva. El cristianismo esta llamado a ser la fuerza de atracción más poderosa de la tierra. Nos toca ser excelentes. Aplique sabiduría y esfuércese en ser excelente en todo lo que haga.
Pr. Rafael Vargas S.