Muchos dicen que la voluntad de Dios es difícil de conocer. Si eso es cierto, ¿Cómo podemos conocer nuestra misión? ¿Tiene eso algún sentido?

 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Ro. 12:1-2

Si observamos detenidamente nos percataremos que nos dice es un "servicio razonable". Nada de lo que exigen estos dos versículos va más allá de lo que se supone que todo cristiano debe hacer de todos modos. ¡Esto es algo crítico!. Significa que la voluntad de Dios se puede conocer por completo… Tú quieres saber, y Dios quiere mostrártelo.

Una gran habilidad del Espíritu Santo es hacerte capaz de conocer y hacer la voluntad de Dios. Lo que complica las cosas, es toda la especulación añadida por los seres  humanos.

Muchas personas interpretan que “vivir una vida con propósito” es como que deberían seguir un curso independiente. "Tengo que ser yo". Piensan que "el propósito de Dios es lo que hace único a cada uno, así que buscan la singularidad". Los valores se desdibujan y se vuelven egocéntricos. Pronto el sacrificio, la obediencia y el servicio no encajan en su "propósito".

Se supone que debemos ser impulsados por el Espíritu Santo. El que tiene el propósito es Jesucristo. Nosotros, como sus discípulos, tenemos una tarea que cumplir en ese propósito. En si lo que tenemos nosotros es una asignación. 

¿Cuál es el propósito de Cristo en la tierra? 1 Jn. 3:8 “ ... Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”. Por lo tanto, tu asignación en el ejército de Dios es ser un destructor de las obras del diablo. Hasta que lo admitas y estés de acuerdo con esos términos, Dios permanecerá en silencio acerca de tu asignación.

La palabra propósito es demasiado general mientras que una tarea es enfocada y deliberada. 

Dos veces en el Antiguo Testamento vemos profetas que fueron matados por leones debido a que no siguieron las instrucciones directas de Dios. 

Dios ha estado enviando personas a la educación, el derecho, la medicina, los negocios, el arte, los medios de comunicación e incluso a la política, pero cada vez que Dios movía a alguien a servir, asumíamos que significaba servicio en la Iglesia. Jesús dijo, “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”. Jn. 17:15. Eso significa que no necesitamos escondernos. Estamos en la cultura pero no somos de la cultura. Tenemos la única fe que está diseñada para vivir detrás de las líneas enemigas. Ester y Daniel son ejemplos de vasos puros que sirvieron e influyeron en culturas paganas. 

El secreto para encontrar tu misión está en tu corazón. Dios habla al corazón del ser humano y luego el corazón debe controlar la mente. 

Hay quienes piensan que la audacia y la confianza desbloquearán los dones, la autoridad y la dirección. Hablan de "activar dones" como si hubiera una fórmula para las manifestaciones sobrenaturales. La asignación de tareas viene a través del quebrantamiento, no de la arrogancia. El Espíritu Santo requiere que todo venga a través de una relación con Él. Entonces, ¿Cómo podemos saber nuestra asignación?

Dios sabe cómo sacar lo mejor de SUS hijos. Les da amor por algo y luego intensifica su pasión. La clave de tu misión se encuentra en el amor de tu corazón. Dios sabe que si estás haciendo lo que amas, nunca te rendirás. Él sabe que soportarás cualquier dolor que se requiera. Él sabe que agudizarás tus habilidades en un esfuerzo que es el amor de tu corazón.

La forma en que se prueba esto es simple: cuando piensas en tu tarea, no disfrutas inmediatamente de la sensación de gloria que tiene; en cambio, tomas una medida real de los problemas que causará esta misión, y no te molesta.

Ana quería hijos. Entonces, ¿por qué Dios cerró su matriz?

“… porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos”. 1 S. 1:5

Dios no estaba siendo cruel; estaba intensificando su deseo de tener hijos. Dar a su primogénito para que fuera profeta requería sacrificio de amor. El tipo de personas que hacen daño al diablo son capaces de sacrificarse. Por cierto, Samuel no fue la recompensa total de Dios para Ana. 1 S. 2:21 “Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová”. 

Encuentra el amor de tu corazón, y el dinero y las habilidades llegarán. También lo harán las instrucciones. Las instrucciones vienen después del amor y no antes. Por eso 1 Co. 13 hace hincapié en la poca importancia del servicio que no es por amor.

“Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve”. 1 Co. 13:3

"La voluntad de Dios crece en ti". ¿Dónde crece? Crece en tu corazón. Para ti, puede ser una pasión dominar una habilidad, puede ser un grupo de personas al que debes ayudar. Te encontrarás cada vez más atraído por un campo específico. Nadie sino tú y Dios pueden entender el porqué de tu elección.

En este tiempo, solo un tipo de persona marcará la diferencia. Aquellos que estén armados con la certeza divina; que  tengan la inquebrantable convicción de que han sido elegidos para esta tarea. El hijo de Dios debe ser lanzado por la certeza divina en una trayectoria que escapará de la atracción de los demonios, la seducción de la fama, la crítica fulminante y la oscuridad del alma que llega a todos los que son llamados por Dios.

Pero si Dios es por vosotros, ¿quién contra vosotros? ¿Son todos ellos juntos más fuertes que Dios? ¡no se cansen de hacer el bien! Anden, en el nombre de Dios y en el poder de su fuerza. ¡Entiende esto, hijo de Dios! El mismo espíritu que está despertando pasión y dirección en ti lo está haciendo en millones más. Pronto surgirá un ejército que está atrincherado en cada área de nuestra cultura. 

Hoy es fuego aquí y allá, pero pronto, cuando el núcleo profético de Dios obedezca y acepte su tarea y se reúna en un coro de victoria, será diferente a todo lo que hayamos visto.

Pr. Rafael Vargas