Cuando Dios nos revela algo nuevo, lo pone en el contexto de lo que ya hemos aprendido, tal como un joyero que pone un diamante en el engaste de un anillo. En la Biblia, generalmente una verdad anterior a menudo mantiene la nueva verdad en su lugar. Por ejemplo, cuando Jesús les dijo a sus discípulos que ya no los llamaba siervos, sino amigos, ese era un concepto completamente nuevo. Y nos ha de quedar claro que la amistad con el Señor se lleva a cabo en el contexto del servicio a Dios, solo como un diamante se lleva a cabo en el marco de un anillo. 

El diamante, aun cuando pueda ser valioso y precioso no puede ser lucido sino está montado sobre el engaste de un anillo, el cual también debería estar forjado en similares condiciones de belleza material y diseño. El objetivo es el anillo completo, ya que amalgama la acción conjunta de ambos, el diamante y el anillo logran la belleza de convertirse en una joya apreciada por su belleza y diseño; lo que redunda en su apreciación y valor.

Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, los seres humanos colaboran con Dios para demostrar cómo es Él. La responsabilidad y el privilegio sólo son posibles en la medida en que seamos llenos de Su Espíritu y cada vez nos acerquemos más a la plenitud que Dios anhela que tengamos. 

La analogía de un diamante y su montura nos puede proporcionar el ejemplo más maravilloso de lo que significa estar lleno del Espíritu Santo. El poder, vendría ser el diamante. El poder  revelado en el Nuevo Testamento se mantiene en el contexto de la sabiduría, que vendría a ser la montura. La sabiduría revelada en el Antiguo Testamento. Cuando se trata de estar lleno de poder y sabiduría, no es una cosa o la otra. Se trata de experimentar a ambos. Se trata de poder y sabiduría.

Si se lleva bien el estilo de vida de la sabiduría y el poder, entonces, ilustramos la naturaleza de Dios y SU pasión por las personas de una manera que los invita a Él y los atrae a un pacto amoroso con Él. 

En un sentido real, este es el último poder del anillo que se muestra en el marco de la sabiduría que representa el corazón de Dios y el pacto de Dios con el hombre. Cuando esto se manifiesta adecuadamente en nuestras vidas, se vuelve similar a un anillo de compromiso, ya que invita a las personas a la relación con Dios que se prometió en Génesis y se hizo disponible a través de Jesucristo.

Mientras que el clamor del corazón de toda la humanidad es conocer a Dios, tenemos el privilegio de darlo a conocer a través de la sabiduría y el poder de una manera en la que SU bondad lleva a las personas al  arrepentimiento.

Este es nuestro mandato: glorificarlo a Él a través de la sabiduría y el poder que fluyen de una vida de pureza y amor. Esto es lo que significa "re-presentar" a Jesús, y esto es lo que se necesita para ver "en la tierra como en el cielo" convertirse en una realidad, creando un impacto eterno en el aquí y ahora. Este es el poder que cambia el mundo.

Pr. Rafael Vargas