David desarrolló una comunidad basada en la presencia de Dios. Su liderazgo y los valores que sostenía como hombre hicieron de la presencia de Dios su objetivo. Todo esto estaba conectado con su enfoque en la manifestación del rostro de Dios entre Su pueblo.
A lo largo de la historia, se captan ciertos vislumbres del cielo, y este es un ámbito que David lo entendió con claridad. En el cielo, la presencia de Dios mismo es el valor supremo.
Cuando el Antiguo Testamento menciona la presencia de Dios, casi siempre está hablando de SU rostro. Por ejemplo, en el Tabernáculo de Moisés, estaba el pan de la proposición, el que literalmente, es el pan de SU rostro. El cielo valora SU rostro por encima de todo; nada es más grande que Dios mismo. Él es el cielo, tanto que no hay sombras. Él está en todas partes al mismo tiempo, brillando. Y cada vez que el pueblo de Dios adopta ese sistema de valores, estamos reflejando el cielo mismo. Es en parte un cumplimiento de la oración "así en la tierra como en el cielo".
El Tabernáculo de David tenía adoración las 24 horas del día ante la Presencia de Dios. Esto era algo central en el corazón de David y eventualmente en Israel como nación. Salomón heredó este valor y comenzó su reinado con este valor como impulso personal. Pero Salomón tenía un problema, que se convirtió en la proverbial “mosca en la sopa”:
“Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los lugares altos; porque no había casa edificada al nombre de Jehová hasta aquellos tiempos. Mas Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos”. 1 R. 3:2-3
El punto de vista de Dios sobre el amor de Salomón era que era de todo corazón, con una excepción. Nada es más gratificante que tener a Dios alardeando de ti. Reconoció que Salomón lo amaba y andaba conforme a sus estatutos. Tampoco hay nada más perturbador que Dios agregue una calificación a su descripción de ti, como lo hizo con la devoción de Salomón, excepto que sacrificó y quemó incienso en los lugares altos. Eso es devastador.
Los lugares altos eran donde adoraban los idólatras de las naciones vecinas. Al escalar una montaña, trabajamos. Al llegar a una elevación más alta, nos acercamos más a Dios. Ambas ideas representan el razonamiento humano y la voluntad propia. Si bien Salomón sacrificó a Dios, lo hizo fuera de la dirección de Dios, y lo hizo de acuerdo con el razonamiento humano y la voluntad propia. Cuando hacemos tales cosas, somos propensos a adorar la adoración, en lugar de adorar a Dios. ÉL instruyó que la adoración de Su pueblo se llevara a cabo ante Él, ante el Arca del Pacto.
La Presencia de Dios estaba en el Arca del Pacto, en Jerusalén. David armó allí una tienda llamada el Tabernáculo de David, donde se guardaba el Arca. Aquí era donde se había ofrecido la adoración a Dios durante décadas, sin parar.
La única declaración que expone lo que Salomón ya sabía en su corazón, fue que después de que Dios se le apareció en un sueño, dejó los lugares altos y se presentó ante el Arca: “Cuando Salomón despertó, vio que era sueño; y vino a Jerusalén, y se presentó delante del arca del pacto de Jehová, y sacrificó holocaustos y ofreció sacrificios de paz, e hizo también banquete a todos sus siervos”. 1 R. 3:15. Salomón lo sabía. Simplemente no vivía lo que sabía. Esta fue la grieta en los cimientos de su reinado. Cuando Dios le habló, regresó al Arca del Pacto, donde residía la Presencia y la gloria de Dios, y presentó sus ofrendas.
Algunos de nuestros mayores problemas ocurren cuando nos limitamos a vivir por conceptos y principios, y no por la presencia de Dios. Jesús ministró continuamente desde de la Presencia, ya que El Espíritu Santo nunca se apartó de ÉL. Permaneció continuamente consciente de la voz de su Padre y de lo que el Padre estaba haciendo. David era un hombre que amaba y buscaba la Presencia de Dios en su vida. Me parece que Salomón se convirtió en un hombre de conceptos y principios en lugar de ser un amante afectuoso del Espíritu Santo.
Los principios son vitales. Son el resultado de aprender cómo piensa y obra Dios y cómo funciona Su Reino. Estos deben dar forma a nuestra manera de pensar, pero nunca tuvieron la intención de reemplazar a Dios. Nuestra comprensión de algo nunca debe reemplazar nuestra conciencia de Él o SU voz. Ahí es donde hacemos suposiciones acerca de la voluntad de Dios que se ven bien por fuera, pero que son devastadoras al hacerlo.
Cuando se terminó la construcción, Salomón tenía un Templo. Pero, ¿Dónde estaba Dios? ¿Dónde fue el servicio de adoración? Salomón podría haber continuado con el enfoque de adoración e intercesión las 24 horas del día, los 7 días de la semana, que heredó de su padre, David. Pero él no lo hizo. Esa área de abandono le pasó una alta factura.
Es para preguntarse si Salomón sintió alguna presión para dar ofrendas a Dios en los lugares altos porque eso era lo que estaba haciendo la gente. Recordemos que el rey Saúl fue impulsado por un valor similar en un momento de su reinado. El explicó su pecado a Samuel diciendo: "Porque vi que el pueblo se me desertaba y que tú no venías ..." (1 S. 13:11). El miedo al hombre paraliza a los líderes.
Cuando se presenta una decisión desafiante, ¿Cuál es su primera preocupación? ¿Es lo que pensará "fulano de tal"? Salomón vio al pueblo adorando en los lugares altos y tal vez quería tener un favor con ellos, así que se unió a ellos.Si no vivimos de las alabanzas de los hombres, no moriremos de sus críticas. Es importante dar honor y respeto a todas las personas, pero mi obediencia pertenece solo a Dios. Incluso mi obediencia al gobierno civil es como al Señor, ya que es Su mandato para mí.
Pr. Rafael Vargas