Hay personas que son sobreprotectoras de sus hijos, al punto que se hace difícil vivir con ellas. Viven una especie de psicosis, hasta se les va el sueño a medianoche y van preocupados a ver cómo están sus hijos. Algún evento marcó su vida. ¿Será que están confiando en Dios? No será que el temor ha tomado control de su vida. Nosotros no deberíamos tener temor por lo que pudiera ocurrir a nuestros hijos. Jer. 29:11 11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal… Los planes que Dios tiene para ellos son maravillosos. 1 Cor. 2:9 9Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
Si andas con este tipo de temores, lo que necesitas hacer es plantar la Palabra de Dios en tu corazón y ese temor que empezó a controlar tus pensamientos se va a ir disipando con el transcurrir de los días hasta desaparecer por completo. Acaso no dice Juan y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Jn. 8:32. ¿Cómo es posible que experimentemos esos temores? ¿Cómo podemos ignorar la Palabra de Dios que nos advierte no tener temor?
Todos tenemos un cristal con el que interpretamos todo en la vida. Se llama cosmovisión. Y está compuesta por todas las ideas que tienes acerca de la vida y ha sido formada por tu sistema de creencias. Muchas de ellas se originaron cuando éramos niños y en algunos casos ni siquiera estábamos conscientes de ellas. Otras provienen de nuestros padres y de personas que ejercieron influencia en nuestras vidas. Otras creencias se formaron a partir de nuestras experiencias en la vida. Esa es la razón por la que algunas personas creen tener la verdad sobre ciertas cosas, porque ven la realidad a través su cosmovisión. Por ello cuando nuestra visión de la verdad esta filtrada por un sistema de creencias con un trasfondo determinado, perdemos el foco por completo. Entonces no podemos ver la verdad con precisión. Es un error entender mal la verdad y ésta la podemos ver con precisión o no. Y es trabajo de Espíritu Santo llevarnos a entender la verdad completa. Para vivir una vida de plenitud necesitas tener alineada tu cosmovisión con la verdad de la Palabra de Dios.
Todo lo que uno piensa y lo que uno hace, proviene de la cosmovisión individual que tenemos. Tu cosmovisión determina tu capacidad de ser disciplinado o no serlo, determina si eres tacaño o generoso, determina tu actitud cuando te levantas por la mañana, como tratas a tu familia. Es el marco de referencia para vivir tu vida.
Nosotros decimos que respetamos otras formas de pensar, pero queremos imponerles a las personas nuestra forma de pensar. Decimos valorar la tolerancia, pero hay personas que no podemos ver ni sentir. Y son muchas las veces cuando nuestra cosmovisión choca con la de otras personas. Col. 2:8 8 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. No permitas que nadie altere tu visión bíblica, no permitas que nadie te diga que no tengas opinión sobre los hechos que te toca vivir, o lo que tienes que hacer. Es súper genial ser tolerante, si eso significa que se acepte a las personas sin importar lo que crean, pero si piensas que tolerancia significa que tienes que estar de acuerdo con una cosmovisión falsa, entonces ¡se intolerante! Tu puedes amar y aceptar a las personas, aunque no estés de acuerdo con su punto de vista. Encuentra una manera respetuosa de no concordar.
Cuando le entregas tu vida a Cristo empieza un proceso de mejoramiento de tu cosmovisión, porque empieza una renovación de tu mente. Ro. 12:1-2 1… 2No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Ese mejoramiento de tu cosmovisión, te lleva a re-orientar tu camino. Empiezas a adoptar la mente de Cristo. Si pudiéramos cambiar de inmediato nuestra manera de pensar, entonces empezaríamos a ver el mundo desde la perspectiva del Señor. Pero, este es un proceso donde invertimos tiempo y esfuerzo, así es como llegamos a adoptar la manera de pensar de Dios, línea sobre línea, mandato sobre mandato.
La Biblia nos presenta una cosmovisión muy clara, misma que nos dice que éste es tiempo de vivir en comunión plena con Espíritu Santo. ¿Qué es lo que valoramos? ¿Quién decide que está bien y que está mal? ¿Es la opinión del pueblo? ¿Es el gobierno? ¿Es la gente realmente buena? ¿Cuál es el propósito de tu vida? Cuando respondas a estas preguntas vas a ver por dónde anda tu cosmovisión.
Como ej. Hablemos de dinero. Hay quienes dicen que el dinero es malo, otros dicen que el que lo tiene no está consagrado, otros si tienen alguna cosa de valor se sienten culpables; pero la Biblia dice cosas como esta: que estaremos encima y no debajo; que seremos cabeza y no cola, que prestaremos a Naciones y que no pediríamos prestado. Necesitamos buscar a Dios primero, no al dinero. Entonces, ¿por qué no nos enfocamos en buscar a Dios y nos olvidamos del dinero? Aunque no nos guste admitirlo, en nuestra vida casi todo está afectado por el dinero. Jesús lo sabía y esa puede ser la razón por la que el 20% de sus enseñanzas hablan de dinero. Cuando el mundo dejó de perseguir a la Iglesia, luego trató de controlarla. Un resultado fue que a los cristianos les enseñaron que la pobreza era una especie de virtud, una señal de piedad y al creer esa mentira perdieron oportunidades valiosas en sus vidas. Y hoy todavía luchamos con esa falsa creencia. ¿Cómo podemos dar de comer al hambriento y dar de beber al sediento, si nosotros mismos somos pobres?
La palabra de Dios te va a mostrar que áreas de tu vida necesitan luz, porque las creencias falsas que traes te han mantenido en tinieblas. La verdad pura tiene poder para cambiarlo todo.
Pr. Rafael Vargas S.