Hemos de entender que Dios se mueve, Dios está con nosotros y ÉL interviene en la historia del hombre. Dios se está moviendo, está interviniendo en el espacio y el tiempo con nosotros. Un buen ejemplo de ello está en el Éxodo, la nube de día y la columna de fuego de noche.
Ex. 14:13-23. 13 Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. 14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. 15Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. 16Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco. 17Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería; 18 y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo. 19Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas, 20e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros. 21Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. 22Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. 23Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo. El Señor estaba diciendo: “Moisés, no temas, es suficiente todo lo que has orado. Tengo un plan. Prepárate para hacerlo funcionar. Usa la autoridad que te he dado y yo usaré mi poder. Vamos a ganar esta situación. Tú haces que la gente se mueva y yo te respaldaré, y me encargaré de tus enemigos”.
En mi caminar; he aprendido eso, que cuando me muevo al lugar que Dios quiere y procedo a avanzar, ejerciendo la autoridad que me ha sido dada, el Señor se mueve a ese lugar, toma su posición, y me ayuda a vencer a todos los enemigos que me están rodeando.
Jn 5:2-9 2 Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. 3En éste yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. 4Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. 5Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. 6Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? 7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. 8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. 9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día. ¡Eran 38 años de estar enfermo! Asómbrese al leer el siguiente versículo. 6Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? ¿Qué clase de pregunta es esa que hizo Jesús? No es obvio que el hombre quiere ser sanado. Aprecie la respuesta del hombre: 7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Esta respuesta nos revela que, aunque el hombre está en el estanque donde se suscita la sanidad, el realmente no tiene la esperanza de ser sanado. Este hombre está viviendo un momento del tipo Kairos, es decir el tiempo de Dios. Esta cercano a la plenitud, pero sin tener la más mínima esperanza en que algo sucediera en su favor. Es por eso que Jesús le hizo la pregunta si quería ser sano, para que este hombre se dé cuenta que estaba sin esperanza, que a pesar que estaba esperando que se produjera el remolino en el agua, él había perdido la esperanza de ser sanado.
Estando solo a segundos de experimentar lo nuevo, a solo un chasquido de dedos de lograr una total restauración, el hombre estaba totalmente desilusionado para poder reconocerlo. En algún lugar, en algún momento a lo largo de su camino, conforme el pasaba a través del proceso del tiempo, el perdió su expectativa. No había nada en él que pudiera responder con esperanza a la pregunta que le hizo Jesús.
Cuando Dios trae un cambio, nosotros debemos estar listos para cambiar con él. Si no somos cuidadosos, nosotros no vamos a creer que ÉL pueda traernos del estado Cronos en que vivimos, a un estado Kairos y con ello a la plenitud. Realmente el hombre del estanque de Betesda no solo no puede responder la pregunta del Maestro. Él se extendió en su respuesta, Jesús simplemente estaba esperando un sí o un no. “Sí, quiero ser sano o No, no quiero ser sano”. En lugar de ello, este hombre le da al Señor las razones por que él no ha accedido hasta ahora a su sanidad y además le dice como él percibe la situación en la que él se encontraba. Gracias a Dios que el Señor dejo pasar todo lo que el hombre le dijo y lo sanó de todas formas.
Las palabras y las promesas que leemos en la Biblia no solo flotan a través del aire y nunca interactúan con el tiempo y el espacio. El autor, Dios, y los que escribieron para EL relatan el tiempo para enseñar contenido, fe y acción. La Biblia es un registro de hechos que sucedieron de forma histórica y que impregnan el tiempo para llegar al presente y así extendernos hacia el futuro.
Cuando Dios y el hombre se encuentran, los principios de la Palabra de Dios se manifiestan y se hacen realidad en el tiempo. Estos eventos son tangibles y nos permiten medir y nos permiten sopesar una acción de fe o una interacción sobrenatural y determinar que los planes del cielo han invadido la atmosfera terrestre.
Pr. Rafael Vargas S.