Uno de los principios más profundos y frecuentemente el más malentendido de la Biblia es la justicia. El sistema de justicia en el cielo no tiene relación alguna con el que se aplica en la tierra. Como una cuestión de hecho, la justicia a lo largo y ancho del mundo es uno de los objetivos del abuso demoníaco. Si el enemigo puede destruir el sistema de justicia de una Nación, él puede aplastar y triturar la esperanza y la Fe en el corazón de los seres humanos y perpetrar todo tipo de maldad.
A lo largo de la Biblia cientos de veces es mostrada una justicia justa, sin embargo, los hombres y mujeres que más leen las Escrituras a menudo entran en conflicto con ella. La buena nueva es que la justicia es preciosa para Dios. Es uno de los principales conductos a través de los cuales se va a manifestar la economía del cielo en los días que están por venir. Su pueblo en pacto va a recibir la compasión de Dios y los recursos divinos donde quiera que vayan a ser necesitados, para que sean administrados fielmente.
Aquellos quienes sienten tener un pacto con el cielo, clamaran a Dios, porque verán su amor demostrado en una manera sobrenatural. Conforme se acerca la era del Reino, el remanente de Dios habrá aprendido como administrar los recursos divinos de forma más efectiva y eficiente, trayendo alivio y consuelo a los perdidos de un mundo que agoniza a causa de la maldad.
Cuando Jesús pago el precio en la cruz, todo poder y fuerza en el universo fue sometido bajo su autoridad. Toda dinámica natural tuvo que someterse a las leyes espirituales de Dios. Como seguidores de Jesús, nosotros podemos operar en concordancia con su más alta autoridad.
Conforme la segunda venida del Señor se acerca, vamos a ver un mayor énfasis en el sistema de justicia de ambos entornos, el divino de Dios y el demoniaco del diablo. Tendrá lugar la reversión completa de muchos decretos demoniacos. Al mismo tiempo el enemigo creara nuevo edictos, algunos de los cuales serán aún más perversos. El libro de Apocalipsis lo revela claramente. Fuerzas demoniacas aparentan ganar terreno, y es entonces cuando Dios hace avanzar su propio propósito, y el enemigo termina frustrado.
Una guerra espiritual está en juego porque prevalezca la justicia del reino de los cielos, y los cristianos se convertirán en una influencia pivotal para el sistema de justicia gubernamental de las naciones así como lo será la Iglesia. Dios se preocupa por la justicia mucho más de lo que nosotros podemos imaginar. Conforme vayamos encontrando y nos involucremos más con los propósitos del Cielo, Dios va a usar creyentes de diversas culturas para proclamar cuál es su corazón respecto de la tierra.
Una generación de gente joven está a punto de manifestarse, y esta va a luchar contra la falta de justicia celestial más que ninguna otra generación. Va a ser una generación que va a clamar porque se libere la recompensa que Jesús se merece. Un hambre de justicia profunda va a golpear a esta generación por completo, y se va a levantar una protesta enojada por la falta de justicia. El gemido de sus corazones va a ser escuchado delante del trono de Dios y se va a desatar una pasión sin paralelo y va a provocar un tremendo impacto. Este lamento será parecido al de los israelitas cuando estaban en esclavitud en Egipto. Estaban tan oprimidos los judíos por su cautiverio, que sus oraciones eran gemidos interiores, y la Biblia dice que sus llantos silenciosos fueron oídos desde los cielos.
Igualmente, los llantos de esta generación se van a unir con aquellos que están trabajando para el propósito del regreso de nuestro Señor. La nube de testigos y los mártires que presentan cada día y cada noche sus casos delante del trono de Dios, entonces se producirá un común acuerdo entre el cielo y la tierra, engendrado desde su sincronía, porque Jesús anhela derramar la provisión que va a saciar la necesidad por la que están llorando en el cielo y en la tierra. Entonces se hará justicia.
Dios quiere que se traiga a la tierra un mensaje de prosperidad para su pueblo, de manera que sea Jesús quien reciba su recompensa. Si purificamos el motivo del mensaje de prosperidad, este definitivamente va a ser portador de solidez espiritual. Las personas aun en los países más pobres pueden portadores y administradores de los recursos del almacén del cielo.
Salmo 133: 1-3 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, El cual desciende sobre la barba,
La barba de Aarón, Y baja hasta el borde de sus vestiduras; Como el rocío de Hermón, Que desciende sobre los montes de Sion; Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna.
Lo que lidera esta bendición es la unión entre el cielo y la tierra, el común acuerdo, la sintonía y la sincronización entre un entorno terrenal y un entorno divino. Una de las cosas que hacen que nuestra relación con Dios sea tan bella, es que Dios es creativo y EL nos usa para romper esquemas de injusticia, de manera tal que su justicia pueda ser liberada. Cuando discernimos los esquemas de maldad y cerramos la puerta al maligno, nosotros podemos abrir una puerta para la justicia divina.
Pr. Rafael Vargas Salgueiro