Los milagros no solo existen, sino que ellos suceden en ti y a través de ti. La forma que tome el milagro podría ser sobrenatural y asombrosamente inspiradora, o puede que tome una forma tal que escape completamente de tu atención y parezca ser pura suerte. Para aquellos que poseen una mente orientada a los milagros, la pura suerte no es una opción. Aceptamos el hecho que los milagros vienen en distintas formas y tamaños.
¿Cómo se alimenta y nutre la mentalidad de milagros en tu mente y en tu espíritu? Existen dos claves para que esto se haga realidad: 1. La oración y 2. El enfoque.
Conforme Jesús y sus discípulos iban de viaje rumbo a Jerusalén, el maestro se acercó a una higuera para ver si tenía fruto, pero mirando que esta estaba estéril, Mr. 11:14 “Entonces Jesús dijo a la higuera: ¡Nunca jamás coma nadie fruto de ti! Y lo oyeron sus discípulos.”
Mr. 11:20-21 “Por la mañana, al pasar junto a la higuera, vieron que se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.” ¿Por qué estaba Pedro tan conmocionado? Después de todo, él había caminado con Jesús, el verdadero hacedor de milagros, lo había visto realizando asombrosos milagros, pero él parecía completamente sorprendido por el marchito árbol de higos.
Mr. 11:22-24 “Respondiendo Jesús les dijo: Tened fe en Dios. De cierto os digo que cualquiera que diga a este monte: “Quítate y arrójate en el mar”, y no duda en su corazón, sino que cree que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo, que todo lo que pidáis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.” La respuesta de Jesús es significativa para nosotros mientras busquemos expandir nuestra mentalidad de milagros.
Este es un poderoso testimonio a la conexión íntima entre nuestra fe y nuestras oraciones. Jesús no está diciendo que podemos hablar cualquier capricho loco y hacer que este suceda. La cuestión es que no debemos hacer que Dios parezca el genio mágico que es convocado para conceder cada deseo y obedecer a cada una de nuestras órdenes. Lo que Jesús está haciendo es simplemente re-encuadrar la discusión sobre oración, fe y milagros.
De alguna manera, ellos habían crecido cómodos con la idea de un Salvador que pudiera sanar a los enfermos y dar vista a los ciegos, que un Salvador que pudiera traer lo milagroso a lo mundano, algo tan simple como provocar que un árbol de higo se secará y muriera.
Jesús les estaba recordando que en oración, los hijos de Dios tenemos acceso al máximo poder del universo, y que ese poder es una persona que busca invadir cada área de nuestras vidas, grandes o pequeñas. Esas invasiones se llaman milagros.
Cuando nosotros enfocamos nuestros pensamientos y nuestras oraciones en algo, no deberíamos sorprendernos, como discípulos de Jesús que somos, de encontrar que los milagros suceden. Aquello que nosotros enfocamos en nuestros pensamientos y oraciones tienen una ruta milagrosa de convertirse en realidades. Debemos reconocer esta verdad, y abrazarla.
Tu puedes pedirle a Dios, que tu producto, ese que estas visualizando y añorando conseguir, se convierta en el número uno entre los de su clase. Hay personas que no se sienten cómodas con ello, porque piensan que Dios no quiere oír acerca de nuestras metas o pasiones. Nada está más alejado de la realidad que eso. Mt. 7:11 “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” Nuestro Padre Celestial, ama darnos a sus hijos buenos regalos.
El Sal. 37:4 dice “Deléitate asimismo en el Señor, y EL te concederá las peticiones de tu corazón”. Dios oye nuestras oraciones, y estas en fe pueden desbloquear milagros increíbles.
El poder de la oración y estar correctamente enfocados no puede ser sub-estimado. Donde tu enfocas tus pensamientos eso dirige todo el curso de tu vida, y por lo tanto tu futuro. Y esto es clave: Tú puedes controlar en que te enfocas.
Te has dado cuenta que ¿si te levantas enojado por alguna razón, todo lo que sucede ese día te hace enfurecer? Pero si te levantas sintiéndote positivo y te aseguras de permanecer en ese sentido, las cosas parecen estar en armonía contigo ese día. ¿Qué ha cambiado? Tú puedes tener exactamente las mismas experiencias con resultados totalmente diferentes. Es el estado de tu mente, no las circunstancias, la que dicta si ese día va a ser un buen o un mal día.
Desafío: Toma control de todos tus pensamientos y oraciones y enfócalos hacia resultados positivos por los próximos 30 días. Si logras hacerlo, tú vas a estar mejor preparado para vivir una vida positiva y optimista. La vida de una persona que alcanza resultados.
Pr. Rafael Vargas Salgueiro