Jesús enseñó acerca del dinero y la riqueza en términos serios, “… dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!” Mr. 10:23-24 Jesús dijo que es difícil para los ricos entrar en el reino de Dios.
El apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo enseñó que el amor al dinero es una raíz del mal.“porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. 1 Ti. 6:10
Dios debido a su amor por Israel favoreció de una forma especial a David y le prometió que levantaría de su linaje a uno de sus hijos y que su casa y su reino serían afirmados para siempre. Esta fue una bendición tan obvia para la familia real, al punto que la Reina de Saba reconoció lo mismo sobre Salomón, diciendo que Dios lo había favorecido debido a su amor por Israel.
Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre a Israel, te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia.
1 R 10:9
“Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”.
Jn. 16:15
Debemos aprender la diferencia entre lo que está en nuestra cuenta y lo que está en nuestra posesión.
La Palabra señala que todas las cosas me han sido entregadas y están en mi cuenta. Pero sólo puedo usar la medida para la que estoy calificado en mi entrega a los propósitos de Dios. Estoy "comisionado" en el mismo grado en que estoy sometido a Su misión principal.
Cada persona tiene una medida de autoridad y debe vivir bajo autoridad. La autoridad que mostramos nos es dada de acuerdo a cómo respondemos a aquellos que Dios ha puesto sobre nosotros. Son muchos los creyentes que se jactan de tener "toda autoridad", pero hay demasiado poco en sus vidas que lo demuestre.
A lo largo de la vida, experimentamos muchas clases de pruebas. Algunas pruebas nos revelan qué hay en nuestros corazones y qué va a estar trabajando Dios en nosotros. Otras pruebas nos revelan qué es lo que Dios ya ha hecho.
Dos categorías de pruebas:
La primera: Las que revelan lo que se necesita cambiar en nosotros.
La segunda: Las que prueban lo que Dios ya ha logrado en nosotros.
Una excepción: las pruebas en las que no sabemos que estamos metidos, estas son las más difíciles. Si sabes que estás en una prueba, es fácil lidiar con esta, porque es una prueba a libro abierto.