“Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”. Jn. 16:15
Debemos aprender la diferencia entre lo que está en nuestra cuenta y lo que está en nuestra posesión.
La Palabra señala que todas las cosas me han sido entregadas y están en mi cuenta. Pero sólo puedo usar la medida para la que estoy calificado en mi entrega a los propósitos de Dios. Estoy "comisionado" en el mismo grado en que estoy sometido a Su misión principal.
Cada persona tiene una medida de autoridad y debe vivir bajo autoridad. La autoridad que mostramos nos es dada de acuerdo a cómo respondemos a aquellos que Dios ha puesto sobre nosotros. Son muchos los creyentes que se jactan de tener "toda autoridad", pero hay demasiado poco en sus vidas que lo demuestre.
Todo lo que Jesús posee nos ha sido dado, pero sólo poseemos lo que tenemos la madurez para usar.
Debemos usar nuestra autoridad para mantener o restaurar la norma de Dios en una situación determinada. Como tal, a menudo se nos llama a usarla en nombre de aquellos que no tienen voz. El corazón de Dios, y por lo tanto el corazón de la sabiduría, está intensamente dedicado a la justicia, que resulta cuando se usa bien la autoridad. Salomón ilustra esto en su único deseo: “Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú”. 1 R. 3:11-12.
La autoridad es igualmente profunda cuando la usamos para validar decisiones justas y defender la justicia en nombre de otras personas.
El primer caso presentado ante Salomón involucró a dos rameras. Ambas tuvieron bebés recién nacidos, pero uno murió durante la noche. Esa madre cambió a su hijo por el otro. Salomón usó su sabiduría para descubrir quién era la verdadera madre del bebé vivo. La historia más importante es que trajo justicia a alguien a quien no se le debería haber permitido vivir. Porque las rameras eran apedreadas bajo la Ley en Israel. La sabiduría muestra misericordia en su justicia.
Toda autoridad proviene de Dios.
Para que usemos bien la autoridad, esta debe representar a Dios con precisión. Esto crea nuevos problemas completamente nuevos porque la gente lo ve de manera muy diferente. Hay quienes ven a Dios como un tirano enojado, y lo representan de esa manera. Debemos tener al menos una comprensión básica de Su corazón y Su naturaleza si queremos cumplir con nuestra asignación de transformar ciudades y naciones.
Jesús usó su autoridad para liberar a la gente. Esto incluyó a personas que estaban en un lío debido a sus propias decisiones. Liberó a cautivos y prisioneros. La libertad es producto de la verdadera autoridad.
Muchas personas usan su autoridad para controlar o manipular a otros. Esa fue la razón por la cual Dios le advirtió a Israel que no deseara un rey como otras naciones, porque sabía que estas personas usarían su autoridad para abusar, controlar e intimidar a la gente con el propósito de construir imperios personales.
Dijo, pues: Así hará el rey que reinará sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro…Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel día. 1 S. 8:11-18
Lamentablemente, este tipo de tácticas es usado a veces en la iglesia para construir un "legado" personal en el ministerio. Algunos líderes de la iglesia usan su autoridad para mantener a la gente alejada del pecado. Ellos usan el mismo tipo de herramientas de control, abuso e intimidación que son usadas por varios reyes a lo largo de la historia. Debido a que se considera que esto sirve a un buen propósito, se valora como algo positivo.
Sin embargo, quitarle la libertad de elección a las personas es un mal uso de la autoridad, no es un uso adecuado. Es difícil corregir este mal uso cuando algunos lo consideran una virtud.
La autoridad debe usarse para servir a la gente.
Todas las gracias del Espíritu Santo traen libertad.
La libertad de la personas bajo mi influencia es una evidencia que estoy utilizando correctamente la autoridad.
La autoridad es un don de Dios. Su función principal es asegurar que las personas están a salvo del mal y la destrucción y en esa posición de seguridad, para asegurar que cada persona tenga las oportunidades para alcanzar su destino. Este es el rol primario del gobierno, ya sea que sea en el hogar, la iglesia, la ciudad o la Nación.
Gobernar con corazón de siervo y servir con corazón de Rey. Así es como Jesús usó su autoridad.
Cuando gobierno con un corazón de siervo, entiendo que mantengo mi posición por el bien de los demás. En ese contexto, estoy buscando oportunidades para usar aquello a lo que tengo acceso en Dios para mejorar la vida de otras personas. Y sea cual sea el papel que tengo en el gobierno, lo uso para que otros prosperen.
Cuando añadimos el elemento sobrenatural, nos damos cuenta que como reyes ungidos para servir, conseguimos llevar la libertad a los cautivos, la recuperación de la vista a los ciegos, etc. En otras palabras, nuestra autoridad no está limitada por limitaciones humanas. Esto es usar bien la autoridad, siguiendo el modelo de Jesús, el que tiene toda la autoridad en el cielo y en la tierra.
Cuando sirvo con el corazón de rey, vivo con la conciencia de tener recursos ilimitados a mi disposición por el bien de quienes me rodean.
Cuando servimos con nuestra identidad intacta, no hay inseguridad en nosotros que socave el papel de honrar al otro.
Como realeza en el Reino de Dios, tenemos acceso a los reinos en Dios simplemente porque sabemos quiénes somos. A diferencia de los reyes naturales que se vuelven egoístas, los reyes siervos acceden al depósito de Dios en sabiduría, revelación y comprensión, incluidos los recursos naturales necesarios para que otros se destaquen en la vida.
Pr. Rafael Vargas Salgueiro