Es tiempo de despertar. Empecemos a pensar de manera diferente acerca Dios, la vida y aun de nosotros mismos. Jn. 10:10 10 … yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. En otras palabras, Jesús vino al mundo para que nosotros tuviéramos una vida de plenitud, de verdad, gozo y alegría.
El problema más grande que enfrenta la iglesia de nuestros días es la manera en como los cristianos, nos dirigimos al resto del mundo en el nombre de Dios. El mensaje es Jesús y no hay nada que podamos hacer para mejorar este mensaje. Entonces ¿por qué tantas personas se tapan los oídos cuando los seguidores Cristo tratan de compartir su fe? ¿Por qué personas inteligentes, bien educadas, parecen huir de todo aquello que está lleno del Espíritu? o ¿Por qué no vemos evidencia del poder de Espíritu Santo en las calles, en los negocios; así como lo vemos en las instalaciones de algunas Iglesias? Sabemos que el mensaje de Jesús es perfecto. Sabemos que el poder de Espíritu Santo para influenciar nuestras vidas es poderoso; en consecuencia, el problema tiene que encontrarse en los mensajeros. Nosotros somos el problema.
Tenemos que aprender a comunicar el mensaje de Jesús en el contexto de nuestra vida, día a día, de manera que no ahuyente a las personas. Muchos creyentes comprometidos ofenden innecesariamente y terminan alejando a la gente que Jesús nos ha llamado a alcanzar. Nosotros podemos influenciar a los demás y llevarlos a Jesús, mientras edificamos buenas relaciones con esas personas. Esta nueva cultura significa vivir en sintonía con Espíritu Santo, al punto que eres guiado por EL y estas empoderado para ayudar a los demás de manera natural, auténtica y contemporánea. Se trata de volver a las bases de lo que el cristianismo siempre debió ser y presentar esa realidad al mundo.
Tu puedes cambiar radicalmente tu forma de vivir ya que puedes ver el poder de Dios obrar a través de tu vida diaria. Puedes experimentar más del poder, la paz y el gozo de Dios en tu vida. Puedes vivir de manera que la gente sea atraída a Jesús como nunca antes lo ha sido. Puedes ayudar a transformar la manera como el mundo mira a los cristianos, juntos podemos cambiar lo que la gente piensa que significa seguir a Jesús.
En mi caminar vi en la iglesia donde siempre me congregué suceder infinidad de hechos milagrosos. Vi tumores desaparecer, vi gente levantarse de su silla de ruedas, vi provisiones financieras inesperadas, entre los muchos hechos que vi suceder en la Iglesia, por ello tengo la certeza acerca del poder de Espíritu Santo. Pero cuando a uno le toca trabajar en ámbitos seculares, uno se topa con que en el mundo hay mucho dolor, gente desesperada por deudas, por falta de sanidad de sus dolencias, en fin, la lista es larga.
Cuando orábamos por las personas en nuestra iglesia, siempre era hermoso, todo estaba bajo control. Sin embargo, cuando suceden accidentes, o cuando hay crisis matrimoniales por divorcios violentos, no hay música cristiana de fondo preparando el ambiente, ni tampoco hay pastor para que ore. Solamente esta una triste realidad de vidas destrozadas, de cuerpos y almas dolidas. En el mundo hay gente dolida por todas partes: en el trabajo, la escuela, la universidad, el gimnasio, los hospitales; donde quiera que vaya, Dios provee oportunidades para demostrar su amor y poder a las personas dolidas, a las personas afectadas por situaciones adversas y a pesar de que uno no siempre sepa cómo reaccionar. La iglesia no puede ser el único lugar donde Dios obra. Dios quiere tocar en todo lugar a cada vida con el mismo poder milagroso con que toca a las personas en la iglesia. Es hermoso que la gente ore en las iglesias, que use música de fondo, expresándose con un lenguaje particular y un comportamiento extraño para el mundo exterior. Pero es doloroso ver como tantas personas que no conocen a Jesús viven violencia a diario, se topan con tragedias, suicidios, abuso sexual, y doméstico y que no seas capaz de presentarles a la persona que ellos necesitan.
Sabemos cómo ser cristianos en una iglesia, donde todos hablan el mismo lenguaje, donde todos actúan de la misma manera, pero ¿tienen idea de cómo llevar esa fe a su mundo del día a día? Estoy profundamente convencido de que podemos ser más como Jesús; quien atrajo a los perdidos, sano a los enfermos, consoló a los dolidos. Para ello debemos anhelar una vida de comunión plena con Espíritu Santo.
Jn. 14:16 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. El mismísimo Jesús se refiere a Espíritu Santo como otro consolador. Jesús no nos dejó con alguien menos maravilloso que EL. Nos dejó con alguien exactamente como El.
El día de Pentecostés, en un instante Espíritu Santo transformo la vida de ciento veinte personas entre hombres y mujeres. Esa transformación trajo consigo una nueva pasión desconocida por vivir la vida en abundancia. Espíritu Santo debería ser la persona más importante en la vida de cualquier creyente. Puesto que personas comunes y ordinarias en completa comunión con EL, pueden hacer cosas extraordinarias.
Necesitamos desarrollar una relación continua con Espíritu Santo. Estoy seguro que él tiene el mejor método para evangelizar a las personas. Personas necesitadas están rodeadas de creyentes a quienes realmente nos debería importar. El problema no radica en que nos preocupe o no. El problema es que muchas veces nos sentimos impotentes para marcar la diferencia. Tu quisieras poder alcanzarlos, pero no sabes cómo, pero hay alguien que si sabe cómo alcanzar a los perdidos. Y ese es Espíritu Santo.
Permitamos que Espíritu Santo trabaje a través de nosotros, que use nuestras manos, nuestros pies, nuestros labios de una forma contemporánea, con un lenguaje que la gente entienda, un lenguaje ajustado al contexto de la vida de los perdidos y que este se manifieste de forma natural.
Pr. Rafael Vargas S.