Es muy raro escuchar a algún líder gubernamental, director ejecutivo de una empresa, incluso a profesionales expresar su necesidad de sabiduría. Uno de los pocos lugares donde he oído hablar un poco más acerca de la sabiduría es en la iglesia, pero aún ahí, solo es un concepto abstracto y distante. 

La sabiduría es uno de los dones más necesarios que Dios ha puesto a disposición de los seres humanos para  vivir una vida exitosa en todos los sentidos. 

Aunque la sabiduría es un don preciado, posiblemente lo que más desea la gente, ni siquiera se habla de ella, o quizás es que no entienden lo que necesitan. A medida que mostramos esta gracia de Dios, despertamos los deseos latentes en las personas por este bien invaluable llamado sabiduría.

En días de Salomón, grandes líderes dejaban los lugares donde gobernaban sólo para ir a sentarse a sus pies y aprender de él. Es difícil entender lo que se necesitaba para que un gobernante dejara su lugar de autoridad, comodidad y seguridad para convertirse en estudiante en el reino de otro rey. Sólo el hambre de sabiduría otorgada por Dios podría explicar una actitud tan valiente.

En este tiempo, en el corazón de cada persona existe un hambre similar de sabiduría en cierta medida.

Nuestro trabajo como creyentes es sobresalir como siervos en el reino de la sabiduría, para que el mundo que nos rodea pueda beneficiarse de ello y ver la bondad del Señor atrayéndolos al arrepentimiento y a desarrollar una relación personal con él.

Salomón tenía una sabiduría que no tiene paralelo en la historia. Pero la obtuvo de Alguien, ese alguien es Jesús.  Nuestra experiencia de nacer de nuevo nos da acceso a una mayor sabiduría que incluso aquella que Salomón tenía: 1 Co. 1:30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención”. 

La buena noticia es que Jesús es nuestra sabiduría. 

La presencia de Cristo que mora en nosotros nos da acceso inmediato a una sabiduría sin igual. 

Además de eso, tenemos la amonestación de perseguir fervientemente los dones espirituales, y eso incluye la sabiduría. 

Dios ha prometido dar sabiduría generosamente a quienes la pidan.

Debemos comprender a cabalidad que, aunque Salomón fue extremadamente dotado por Dios, a nosotros los creyentes se nos ha dado acceso a mucho más. Simplemente no tenemos excusa.

Si podemos tener estas cosas en mente y entregarnos plenamente a los propósitos de Dios para esta hora, manteniendo un corazón de esperanza para los días venideros, nada será imposible. Este es nuestro momento privilegiado de estar vivos.

Cuando la gente ve y entiende las cosas claramente, los ubica en una posición como poderosos contribuyentes a su entorno. Por esta razón, los sabios se levantarán en cualquier entorno para ocupar los lugares de mayor influencia. 

La sabiduría y los Proverbios

La palabra hebrea para Proverbio es, mashal, y tiene dos significados. El primer significado es: parábola, metáfora, un dicho conciso que expresa sabiduría. Pero muchos pasan por alto el segundo significado de mashal, también puede significar, “gobernar, tomar el dominio” o “reinar con poder”.

Hay un depósito lleno de sabiduría para reinar en la vida y tener éxito en nuestro destino que se encuentra dentro de esta recopilación de Proverbios ungida por Dios. La sabiduría que Dios ha diseñado para que recibamos nos hará sobresalir, levantarnos como futuros gobernantes en la familia, en la tierra y en el reino espiritual. El reino de Dios es traído a la tierra a medida que implementamos la sabiduría celestial de Proverbios.

Es posible que el propósito de la sabiduría y del libro de Proverbios sea el de prepararnos para reinar en la vida. Este entendimiento nos lleva a comprender una expresión más práctica de sabiduría. Es el concepto de reinar en la vida, y se menciona en Ro. 5:17. “los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia reinaran en la vida por medio de un solo hombre, Jesucristo”.

Reinar en la vida no significa gobernar a otras personas. No es un tipo de concepto de que los cristianos se vuelvan todopoderosos para que el resto del mundo nos pueda servir. Es todo lo contrario; nos empoderamos para servir a los demás bien, con eficacia y eficiencia.

Reinamos con el corazón de un siervo y servimos con el corazón de un rey, todo en beneficio de las personas que nos rodean. Los gobernantes del reino de Dios nunca gobiernan por sí mismos. Siempre lo hacen por el bien de los demás.

Conclusión

Empieza buscando la sabiduría y aplícala a tu vida diaria. Haz que tu familia se beneficie del favor que Dios te da a través de ella. Que tu corazón nunca pierda la perspectiva de sembrar en otras vidas. Y no se trata de dar limosnas, sino de compartir el favor de Dios con el cual EL ha bendecido tu vida.

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