Una nación que está impregnada por la división que obedece a diferentes motivos, una nación que tiene el alma afectada por el desaliento y la rabia y el enojo; donde todo tipo de discurso ha perdido fuerza, y por ello la gente no se interesa ni siquiera de escucharlo. Precisa de elementos excepcionales para cambiar su rumbo y no seguir camino a una catástrofe. 

El mensaje del evangelio tiene respuestas a todo tipo de situaciones, pero para que una generación lo escuche es preciso que ese mensaje sea respaldado por el poder de Dios.

Mi hermano(a),  ¿Quieres poder? ¿Ese poder que expulsa a los demonios y destruye argumentos malvados? ¿Tienes dolor porque el mal prevalece y te sientes impotente para hacer algo al respecto?

¡La mejor noticia es que tú puedes hacer algo al respecto! La voz que Dios te dio y la unción para verificarla con poder e incluso con milagros no es exclusividad de nadie. ¡Es para todo creyente!

Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. Mr. 16:17-18.

Los nueve dones del Espíritu Santo son para toda la Iglesia. Dios quiere que el poder de su Espíritu fluya en cada persona que cree en ÉL y que cada esfuerzo emprendido sea para la gloria de Cristo. Dios quiere que todos sus soldados lleven el poder sobrenatural a todas las esferas de la sociedad: a la educación, a los negocios, al ámbito del entretenimiento, a la policía así como también al ministerio.

Esto es más urgente que nunca. Ya que estamos viendo la destrucción total de la decencia y la libertad. No debemos permanecer en silencio y atrevámonos a usar nuestro poder. Debemos pedir dones. Debemos anhelar los dones y hacer de su correcta aplicación nuestro estudio de toda la vida. Dios quiere que tengas poder, sabiduría y autoridad. 

Nuestra búsqueda para que estos dones poderosos funcionen en nosotros está trazada en Hch. 4:29-30. “Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús”. 

Tú no puedes hablar con Dios sobre una amenaza que ignoras o que no crees que sea una amenaza. Las autoridades le dijeron a Pedro que silenciara la voz que Dios le había dado. Le ordenaron que dejara de hacer milagros y sanidades. Obviamente, oró por más de lo que hizo que lo arrestaran: valentía para hablar, así como por más milagros. Ese tipo de amenazas debemos llevarlas a Dios. Pedro está diciendo claramente: “!Oh Señor! Mira lo que han hecho. Mira la esclavitud con la que nos amenazan. ¡Esto afectará a nuestros hijos! ¡No podemos ignorarlo!”.

¡Danos audacia para decir toda la verdad! Queremos el mensaje que viene de Ti, oh, Señor. Queremos declararlo sin dudarlo. No queremos colorearlo, diluirlo o dejar fuera nada de lo que Tú quieres que digamos. No queremos ver cualquier tipo de osadía. Queremos la audacia especial que surge cuando los milagros confirman nuestro mensaje. ¡Queremos las señales y milagros que nos lleven a la osadía!

Todo comienza con un derramamiento del Espíritu Santo. Eso es lo que sucedió en respuesta a la oración de Pedro. 

Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”. Hch. 4:31.

El Espíritu Santo es tu poder, sabiduría y ayuda. Él es quien te transformará. Él es quien no solo te dará las palabras, sino que te mostrará cómo estudiar. ¡Si, tienes que estudiar! Recuerda lo que Pablo le dijo a Timoteo: 15 “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. 2 Ti. 2:15.

El Espíritu de Dios avivará tu voz extrayendo palabras y frases de tus estudios, y te armará con argumentos que derribarán la mentira. También te mostrará cuándo y dónde dar tu mensaje. El Espíritu Santo impartirá respuestas correctas y rápidas e irresistibles.

“Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa; porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan”. Lc. 21:14-15.

El Espíritu de Dios será tu estratega. Él te revelará en quién puedes confiar y a quién evitar.¿Cómo sé que verás señales y prodigios? ¿Cómo sé que tu oración será respondida? La respuesta es que tu anhelo por estas cosas por venir es la garantía de su venida. Mateo nos muestra esta verdad: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,  porque ellos serán saciados”. Mt. 5:6. Eres bendecido si tienes hambre y sed de justicia porque esa es la prueba del cumplimiento. Dios va a probar que tu mensaje viene de Él.

Pr. Rafael Vargas

 

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