“Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan”. Jn. 1:6 

La Biblia lo llama un enviado de Dios. El no caía cómodo,  no era encantador, no era una voz tranquilizadora ni un orador amable. Era como un mazo de hierro. Su apariencia, su mensaje y sus demandas fueron radicales y ofensivas para todos excepto para los  “… que tienen hambre y sed de justicia,  porque ellos serán saciados”. Mt. 5:6.

A pesar de todo esto, grandes multitudes marcharon al desierto para ser bautizadas y escuchar acerca de la venida del Mesías. 

Un enviado de Dios lleva un mensaje que pocos considerarían un mensaje ganador. Pero lo que consideramos un mensaje duro en realidad puede ser el que encenderá un alma para caer ante Dios. Ahí radica nuestra gran ignorancia tanto de Dios como de los anhelos del corazón humano.

Millones de cristianos ante la posibilidad de experimentar una catástrofe natural, o financiera o de cualquier otro tipo,  asumen que tienen derecho a sobrevivir. Déjame asegurarte que el Señor Dios Todopoderoso no ha abaratado SU majestad para mantenernos con vida en este mundo. Piensa en los imperios que Dios ha visto levantarse y caer. ÉL ha sido testigo de la destrucción de muchas naciones. Ha supervisado culturas que pensaron que nunca morirían. Nínive, la capital Asiria, tenía un letrero que decía "la ciudad que siempre será". El profeta Nahúm les recordó el gran milagro que vieron con Jonás cuando predijo su destino. El derecho nunca ha detenido el juicio.

Bolivianos, tenemos una historia asombrosa. Hemos sido salvados de la destrucción una y otra vez por intervención divina. Sin embargo, algo ha cambiado. Hemos cruzado a aguas morales desconocidas. Tenemos un enemigo al que tenemos que enfrentar: a nosotros mismos. Tenemos un dolor profundo que espero no se convierta en insoportable. Nunca hemos estado tan divididos. Mientras las voces se ahogan unas a otras, miles en el medio se preguntan cuánto tiempo pasará antes de que la destrucción sea nuestra suerte.

Nos estamos ahogando en falsedades. No podemos confiar en nada de lo que escuchamos en los medios. Y nadie sabe lo peligroso que es eso porque nunca ha sucedido antes. Muchos bolivianos no pasan un día sin alcohol, un “jale”, o unas pastillas. Por el amor de Dios, nuestros niños están embotados por los juegos electrónicos, el uso de celulares y tabletas que los enajenan. La juventud vive perdiendo su tiempo miserablemente subiendo y mirando  videos, fotos, textos y mensajes en las redes sociales, donde además buscan identidad y aceptación.  

Pocos admiten la correlación directa entre nuestra miseria y el rechazo de Dios. ¿Qué nos puede salvar? Nada menos que un despertar moral masivo. Estamos infiltrados, a través de la irrelevancia, el modernismo, la banalidad, la comodidad entre otros. Un golpe maestro de Satanás - con décadas en su construcción - trabajó para debilitar a muchos líderes. Satanás engañó a los líderes para que reemplazaran el oro con el bronce. 

“y tomó los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa real, y lo saqueó todo; también se llevó todos los escudos de oro que Salomón había hecho. Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los dio a los capitanes de los de la guardia, quienes custodiaban la puerta de la casa real”.  1 R. 14:26-27.

El diablo usó su astucia para robar nuestro oro. Eliminamos la ganancia de almas a través del Espíritu Santo. Reemplazamos el avivamiento con marketing y apareció la “eventitis”. Se supone que la gracia es un catalizador para la santidad. Una nueva versión desenfrenada de la gracia otorga una licencia para llevar una doble vida. Las experiencias emocionales y las profecías personales no pueden tener supremacía sobre la Palabra de Dios.

El peor error de la iglesia fue dejar de enseñar y guiar a la gente al bautismo del Espíritu Santo. ¿Cuántos oran en lenguas a diario?, ¿Cuántos de Uds. tienen lenguas? ¿Cuántos anhelan ser guiados por el Espíritu de Dios en sus decisiones de vida? ¿Cuántos buscan tener comunión con el Espíritu Santo?. La mayoría de los jóvenes en las iglesias llenas del Espíritu nunca han visto un milagro. El resultado es una generación entera que no sabe lo que cree, por qué lo cree, y mucho menos posee la autoridad para compartirlo. Encarnan lo que dice Jueces 2:10 Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel”.

Hemos sido llamados por Dios para confrontar al pecado; debemos trazar líneas bíblicas contra las perversiones que están destruyendo a la familia. Es nuestra misión equipar a los creyentes en la Palabra de Dios y guiarlos a experimentar el poder de Dios. Tenemos que equipar y entrenar a los creyentes para hacer retroceder a la hueste que busca la destrucción de nuestra sociedad y nuestra cultura. 

Los profetas advirtieron a la iglesia que el matrimonio podría ser destruido y que un niño podría sorprender a su niña en el baño de la escuela. Líderes y celebridades se burlaron y dijeron que eso nunca sucedería. Y está empezando a suceder en diversas partes del mundo y eso viene en camino.

Este es un llamado al arrepentimientoUn llamado a poner en nuestras vidas a Dios por encima de todo … y abrazar la convicción que seremos creyentes que no daremos lugar alguno al diablo en nuestras vidas y que rescataremos nuestra Nación para Cristo.

Pr. Rafael Vargas

 

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