Mt. 16:15-16 “Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” La confesión de Pedro de que Jesús era el Cristo, proporciono a Jesús la prueba que finalmente las luces estaban encendidas cuando menos en uno de sus discípulos. Históricamente, todos ellos creían en el evangelio del Reino. Como todos los judíos buenos, ellos estaban esperando la llegada del Mesías que sería su Rey. Sus creencias acerca de la venida del Mesías, estaban incrustadas en su identidad, teología y estilo de vida.
Nuestro Mesías sufriente vino en tal tipo de contraste para su estructura de creencias que le tomó 15 capítulos del evangelio de Mateo, para cambiar sus mentes acerca del verdadero Reino de los Cielos.
Solo después de haber corregido su entendimiento acerca del Reino de Dios, Jesús pudo revelar un lado de sí mismo y que ellos nunca habían visto – el Mesías que tenía que sufrir y morir por sus pecados. Ese no era un mensaje popular para quienes esperaban un Rey guerrero y poderoso.
La confesión de Pedro afirmaba que Jesús estaba rompiendo verdaderamente con cientos de años de error y engaño. La respuesta del Señor a esta confesión le reveló lo último del “Gran Plan”.
Pedro confeso a Jesús como el Cristo. Jesús entonces lo bendijo y declaro cual era la fuente de la revelación de Pedro. Mt. 16:17 “Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”
Jesús sabía que esto vino de SU Padre y EL bendijo a Pedro por conectar la corriente de la revelación. Luego EL le hablo a Pedro y resalto la significancia de su confesión. Basado en lo que Pedro proclamo, Jesús profetizó: Mt. 16:18 “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.”
De alguna manera, Simón Pedro conectó en la revelación del Padre. Dios tiene mucha más revelación de este tipo para ti. La revelación confesada siempre desbloquea más revelación. Más revelación siempre libera mayor autoridad. Jesús le dio a Pedro las llaves del Reino de los cielos de manera que pudiera liberar poder y principios del Reino en la tierra como en el cielo.
Esto me recuerda la historia cuando los setenta regresaron con un buen reporte. Lc. 10:17-18 “Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.” Jesús discernió el impacto de sus acciones en el entorno espiritual. Esto significa que Jesús era un espectador del impacto dinámico del ministerio de sus discípulos. Esto es una especie de padre que se sienta en el banquillo de suplentes a ver el partido de futbol que están jugando sus hijos. Les garantizo que van a sentir la emoción de cada juego. Dios siente de la misma manera cuando nosotros caminamos en fe y poder. Alabado sea Dios por ser nuestro papito celestial, quien está orgulloso de nosotros.
Dios nos quiere ver sobresalir, quiere que seamos exitosos. El aplaude y aclama cuando nosotros tenemos victorias y nos levanta cuando estamos caídos. El Espíritu Santo está llamado a caminar con nosotros, ofrecernos ayuda y consolarnos cuando nosotros lo necesitemos.
Jesús respondió al éxito de la misión de los setenta, dándoles una promoción. Lc.10:19 “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.” Esto era consistente con la parábola donde el maestro dice: “Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.” Lc. 19:17.
Jesús por lo general nos da más después que nosotros hemos sido fieles con un poco.
Nunca desprecies el día de los pequeños comienzos. La revelación en pequeños temas nos guía a una gran autoridad.
Pr. Rafael Vargas Salgueiro