Salomón fue conocido porque poseía un nivel de sabiduría inigualable. El dijo: “Gloria de Dios es ocultar un asunto, y gloria de los reyes el investigarlo”. Pro. 25:2 NVI.

Es fascinante que Dios se glorifique ocultando algunos asuntos. Sin embargo, es importante que nosotros podamos comprender que ÉL los esconde para nosotros, no de nosotros. Nuestro descubrimiento de la bondad de Dios nos habla de cuanto ÉL se deleita cuando la vamos descubriendo. ÉL se glorifica cuando nos esconde algún asunto para que nosotros lo encontremos.

El Padre nos invita a caminar en la aventura de descubrir Su naturaleza. El Reino de Dios se esconde para que nosotros lo encontremos. Es un Reino donde necesitaremos la eternidad para descubrir todo lo que ÉL ha hecho por nosotros.

La segunda parte del pasaje de Pro. 25:2 es tan importante como la primera: “gloria de los reyes el investigarlo”. Fuimos creados a imagen y semejanza del Rey de Reyes. Nuestra realeza toma la delantera en nuestra vida cuando vivimos con la convicción de que ÉL nos ha dado acceso a todas las cosas, incluidos los misterios y los asuntos ocultos. Es por ello que pedimos, buscamos y llamamos; sabiendo que habrá un descubrimiento. 

Pidan,  y se les dará;  busquen,  y encontrarán;  llamen,  y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra;  y al que llama,  se le abre”. Mt. 7:7-8 NVI.

Algunos asuntos de este Reino son descubiertos casi sin buscar, pero otros nos toman una gran parte de nuestra vida. Esta aventura continuará por toda la eternidad.

Todos somos de una forma exploradores en busca de lo nuevo, disfrutando lo que ya conocemos y enriqueciéndonos con cada nuevo descubrimiento. Todo aquello que contemplamos nos afecta y si lo miramos lo suficiente nos cambia. La historia de la humanidad está llena de relatos sobre aventuras de los exploradores. Hombres que viajaron por el espacio, científicos que exploran las profundidades de la medicina, la ciencia y la tecnología. Al hombre se le ha dado el deseo de buscar más y más. De esa manera es que el Señor nos invita a adentrarnos en esas aventuras como parte de la naturaleza que ÉL puso en nosotros. Esa naturaleza que nos lleva a descubrir y a crear. 

Todo lo referente a Dios es realmente extremo en todo el sentido de la palabra. Dios es infinitamente bueno, santo, poderoso, hermoso, es infinitamente magnífico y glorioso. Estos términos son solo algunos de los términos que describen cómo es ÉL. Si lo hemos comprendido a cabalidad, ninguna relación, ninguna lista de características y cualidades puede llegar a limitarlo, por más larga que está fuera.

Porque ÉL sigue siendo más y más grande y maravilloso. Cada una de las virtudes nos da un vislumbre de aquello que no se puede medir, de sus virtudes; pero igual podemos observar. Podríamos tomar una cualidad de Dios y nos podríamos pasar toda la eternidad analizándola y aun así no llegar a descifrar la profundidad de quién es Dios en esa virtud específica.

Así como a Moisés, se nos ha confiado un reto. Él vio una zarza ardiente que no se consumía por el fuego. La historia registra un detalle importante que debería poder ayudarnos en nuestro viaje. El Señor le habló desde la zarza cuando Moisés se acercó a mirar.  A veces, enfocar toda nuestra atención en lo obvio desencadena un mayor encuentro con ÉL, manifestando una mayor revelación de cómo es Dios. Nunca podremos descubrir algo importante por nuestros propios medios. Tiene que sernos revelado.  Ningún resultado es solamente fruto de nuestra disciplina y determinación. El Señor le da esos dones a quienes han aceptado su invitación a pedir, buscar y llamar.

Jeremías lo vio cuando Dios le dio la promesa de restauración “Clama a mí, y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes”. Jer. 33:3 NVI. Dios prometió responder a nuestro clamor más allá de lo que pedimos, el término “grandes” quiere decir “considerablemente más que lo normal” y el término “ocultas” quiere decir inaccesibles. ¡Dios nos ha dado acceso a lo inaccesible!

Dios nos dio algo que hace posible lo que es imposible. ¡Nos dio la llave a lo inaccesible!

Solo por la promesa de dejar que nosotros lo encontremos, ahora su bondad es accesible.

Pr. Rafael Vargas

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