La diferencia entre vivir un cristianismo auténtico y la religión tradicional tiene que ver con conocer a Dios y ser conocido por Dios y no por el solo hecho de conocer acerca de Dios. Lo único más importante que conocer a Dios es ser conocido por ÉL. Jesús advirtió que un día el Padre iba a decir “…Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” Mateo. 7:23.
Mirando la vida de David, podemos apreciar que su gran amor por Dios lo llevó a descubrir la realidad de que Dios es hallado por los que le buscan. En el libro de Salmos encontramos uno de los secretos de la vida de David:
Sal. 37:7 NVI “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él con paciencia. No te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados”.
El deseo de Moisés por conocer a Dios le dió acceso a una revelación que el pueblo de Israel nunca tuvo, a él se le permitió ver la figura de Dios, pero a Israel no.
Sal.103:7 NVI “Dio a conocer sus caminos a Moisés, reveló sus obras al pueblo de Israel”.
Los caminos de Dios sólo se descubren por medio de los hechos divinos, pero sólo pueden ser reconocidos por aquellos que están hambrientos de ÉL.