Muchas personas tienen ideas preconcebidas de cómo opera y también de cómo no opera Espíritu Santo. Hay quienes creen que los no creyentes están tan necesitados de Dios que van a ir a la iglesia a buscar esa ayuda que necesitan, y por esa manera de pensar no llevan el amor ni el poder de Dios al mundo.
Tenemos un modelo a seguir y su nombre es Jesús. ÉL hizo milagros dondequiera que fue. Cuando Jesús iba a tocar alguna vida, ÉL no seguía un protocolo en particular, menos aún recurría al sensacionalismo para llamar la atención. En la Palabra vemos que el mover de Jesús y los apóstoles era de forma natural. Existe una gran brecha entre como operaba Espíritu Santo a través de ellos y los métodos que hoy utilizan muchos cristianos...
Dios hace las cosas a su manera, nosotros no podemos encasillarlo, ÉL es soberano, hace las cosas como ÉL quiere. Por ejemplo, algunas personas recuperan la salud cuando perdonan a alguien que les hizo mucho daño. Otros salen de su enfermedad poco a poco, usando medicina tradicional o alternativa. Y otros reciben un milagro apenas dejan irse a la ansiedad y depositan su confianza en Dios. No tiene el más mínimo sentido tratar de crear una fórmula o un sistema de cómo, cuándo y dónde orar por las personas, Espíritu Santo nunca va estar limitado por las reglas que imponga el hombre. Porque si pudiéramos limitarlo de esa manera, entonces sólo tendríamos que escucharle una sola vez y entonces sabríamos lo que tenemos que hacer en cada situación. Y aunque la situación fuera parecida, generalmente Dios no obra de la misma manera dos veces. A Dios no le gusta repetir la receta y en particular cuando te está enseñando dependencia de ÉL.
Supongamos que tengo seiscientos mil dólares para regalar y me acerco a tres personas que tengan problemas financieros: La primera persona es un padre de familia que esta punto de perder su casa porque la presentó como garantía de un crédito que no pudo pagar, la segunda es una madre cuyo pequeño hijo necesita un trasplante de médula ósea para salvar su vida, y la tercera persona es un padre de familia que anhela viajar a Europa con su familia y en un mal negocio perdió todo y quedo endeudado. A cada una de ellas le ofrezco regalarle ciento cincuenta mil dólares. La reacción de cada una de ellas sería diferente.
El padre de familia a punto de perder su casa tal vez se quedaría boquiabierto, con una expresión de incredulidad y no entendería lo que le estaría pasando. La madre cuyo hijo necesita el trasplante de médula ósea con seguridad se pondría a llorar de agradecimiento. Y el padre de familia que perdió sus ahorros se pondría a saltar de alegría. Estaríamos presenciando tres diferentes reacciones...
Mt. 11:28-30 28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Jesús vino a este mundo a ofrecernos tener una relación personal con Dios. Esta relación nos proporcionaría el beneficio de hacernos descansar de nuestras cargas y tribulaciones.
Analizando la vida de Jesús, apreciamos aspectos que resaltan, como que ÉL estaba conectado con el Padre. Él se apartaba para estar a solas con Dios y pasar tiempos de comunicación intensa a través de la oración. Mt. 14:23.