Cambiar nuestro pensamiento nos proporciona una visión sobrenatural de las cosas naturales y a la vez una visión natural del reino sobrenatural. En el Reino de Dios estos trabajan juntos, cada reino complementa al otro.
El pueblo de Israel no trabajó por el pan en el desierto. Dios proveyó maná sobrenaturalmente para ellos. También ÉL se aseguró de que su ropa no se gastara. Incluso les mantuvo en una comodidad razonable ya que la nube los protegía del calor del desierto durante el día y el fuego los protegía del frío durante la noche. Dios los cuidó y protegió. Los milagros que experimentaron en el desierto los mantuvieron con vida. Los milagros que experimentaron en la Tierra Prometida les dieron un adelanto para tomar la tierra que Dios les estaba dando como herencia.
Sin embargo, este estilo de vida milagroso no era uno que los israelitas disfrutarían típicamente en la Tierra Prometida. En la tierra a la que Dios los estaba llevando, ellos necesitarían trabajar la tierra, sembrar cultivos y cultivar viñas, también tendrían que criar y cuidar animales, sabiendo que la bendición de Dios estaría sobre su trabajo para hacerlo sobrenaturalmente efectivo. Esto les daría acceso a un reino de bendición que nunca habían conocido, un reino de estima personal que vendría como resultado de trabajar como para el Señor, viendo un flujo de abundancia que estaba conectado con su trabajo y su favor con Dios.
Fue Dios quien determinó unir lo natural y lo sobrenatural en una sola forma de vida, y esto se convirtió en el ejemplo del estilo de vida del Reino del Nuevo Testamento.
Los seres humanos, vivimos en dos reinos: el reino natural y el reino sobrenatural. Mientras que Dios tiene un solo reino: el natural. Todo es SU reino natural. A medida que experimentamos una mente renovada, aprendemos a ver como EL ve, desde su óptica. Eso es lo que es la mente renovada. La mente renovada es la mente de Cristo.
Esta transformación de nuestros pensamientos proporciona una visión sobrenatural de las cosas naturales y una visión natural del reino sobrenatural. Esta combinación nos otorga poder con una practicidad que es rara en estos días, y nos hace aptos para muchos escenarios dentro y fuera de entornos religiosos. Esa es la belleza de aprender a borrar esta línea que trazamos entre lo natural y lo sobrenatural.
En mi caminar, vi a mucha gente estar descontentos con ellos mismos, con su enfoque de seguir a Jesús. Gente que tenía una buena moral, que vivía con principios, que amaba adorar a Dios, que amaba leer y estudiar Su Palabra, y que además sentían un gran gozo en traer personas a Cristo. Pero querían más. Querían experimentar los milagros que Jesús ilustró, porque estos no formaban parte de sus vidas.
Desde el día que el Espíritu Santo vino a morar en mi. Hay novedad de vida, en distintas áreas del Reino. Tanto en lo Natural así como en lo Sobrenatural.
Como iglesia, debemos enfocar nuestra fe y actividades en ver el cáncer y otras enfermedades destruidas en los cuerpos de las personas. Debemos ver que se abren los oídos sordos, que las personas en silla de ruedas se levantan, los niños autistas se restauran y mucho, mucho más. Que sean muchos los miles de personas que sean tocadas por el poder de Dios experimentando sanidad y milagros en el nombre de Jesús.
Sabemos que todos los enfermos que fueron a Jesús fueron sanados, y todos a quienes el Padre envió a Jesús también fueron sanados. Jesús, el Cristo de la Gloria, proporciona el único ejemplo que vale la pena seguir. Trabajaremos para elevar el nivel de nuestra experiencia al estándar de las Escrituras.
Necesitamos borrar esta línea que trazamos entre lo natural y lo sobrenatural para dar paso a lo que Dios quiere hacer a través de nosotros.
Pr. Rafael Vargas