Todos experimentamos preocupaciones en nuestras vidas. Nos andamos preguntando ¿Qué pasaría si esto …? ó ¿Qué sería lo peor que puede pasar si…? Debemos entender que este es un hábito inútil. La ansiedad es realmente necia porque se preocupa de lo que no es. Vive en un futuro que es imprevisible; ya que se trata de posibilidades y especulaciones.
La persona que vive preocupada tiene su mente dividida entre lo real y lo posible; y eso provoca que pierda su enfoque, porque empieza a pelear batallas de la vida en dos frentes; y así cualquiera se cansa.
El futuro no está aquí, no nos pertenece; por lo tanto no hay preocupación que alcance para cambiar en lo más mínimo el problema. El futuro es desconocido e incontrolable.
Jesús dijo 34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Mt. 6:34. Muchos toman este versículo como una prohibición para planificar nada en la vida. En los evangelios, vemos que Jesús no negaba planificar las cosas de la vida; sino, ¿por qué se pasó los últimos 3 años de su vida preparando a sus discípulos para cuando ÉL ya no estuviera en la tierra? ¿Por qué dijo que no debemos construir un edificio antes de calcular y presupuestar todo el proyecto? Vivir sin planificar no es pura espiritualidad; es pura locura.
Hay cosas por las que debes interesarte. Hay una enorme diferencia entre estar libre de preocupación y ser descuidado. ¿Dónde está la diferencia entre estar interesado en algo y vivir preocupado? En que el interés se enfoca en el presente y la preocupación se enfoca en el futuro.
Mt. 6:25 “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” Jesús nos dice ¿Quién te dio el cuerpo en el que tu vives? ¿No crees que ese mismo proveedor se ocupará de tus necesidades? Si creo en un Dios Creador, he de creer en un Dios que es proveedor porque sino sería inconsistente. Mt. 6:26 “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” Si Dios tiene el control del Universo, eso ¿no te incluye a ti también?
Mt. 6:27 “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?” O podríamos decir ¿Quién de vosotros aunque se preocupe puede agregar un un minuto más a su vida? Lo único que hace la preocupación es dividir tu mente y multiplicar tu miseria. Quitarte felicidad. La preocupación nunca añade a tu vida, siempre le resta.
Mt. 6:28-30 “Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo…” Los lirios del campo simplemente están ahí, se balancean con la brisa y miran al cielo, su fuente de agua, sol y provisión. Hacen aquello para lo que fueron diseñados y eso glorifica a Dios. ¿Podríamos hacerlo nosotros?
Mt. 6:31-32 “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas”. Para los llamados gentiles era natural que se pasarán la vida ansiosos por conseguir comida, vestido y refugio; pero para el pueblo de Dios debía ser distinto. Porque siempre tuvieron un pacto con Dios que establecía que eran su pueblo. La bondad de Dios era la esencia de su religión y la preocupación significaba negarlo todo. La preocupación reducía a su pueblo a la misma condición de los paganos que adoran a dioses ciegos, sordos e incapaces. Hemos cambiado los dioses de piedra y madera por otros como el materialismo, el poder, y los logros de los que nos preocupamos, negando que Dios puede hacerse cargo de nuestras necesidades.
¿Cómo ser libres de la preocupación? La preocupación es la “división del corazón”; porque es una equivocación tratar de considerar los temas de hoy mientras estamos pensando en cómo responder las preguntas de mañana. Necesitamos todas nuestras fuerzas, energía y concentración aquí y ahora.
Mt. 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Debemos establecer un sistema de prioridades en nuestras vidas. ¿Qué es lo más importante para ti? Si estás empeñado en la adquisición de cosas materiales, entonces estarás con una fuerte inclinación a estar cargado de ansiedad. Jesús nos dice que pongamos nuestras prioridades en orden: Busca primero las cosas de Dios; vive la vida recta que Dios quiere que vivas. Concéntrate en esto, y al hacerlo, todo lo que necesitas se materializará. La vida es para disfrutarla y no para preocuparse y entonces todos los ¿Qué pasaría si ..? dejan de tener poder sobre nosotros.
La mayoría de nosotros conocemos este versículo; vivirlo es otra cosa. Cuando me preocupo, estoy fallando en vivir lo que creo; y si es así, tengo que quebrar este yugo; y para ello tengo que preguntarme ¿Cuáles son realmente mis prioridades? ¿Confío en el Padre que me ama?.
Mt. 6:34 “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”. Nos dice: “la carga que trae este día no te va a hundir, pero si le agregas la carga de mañana entonces vas a exceder tu límite”.
¿Conoces a alguien que siempre anda con la mirada perdida quién sabe dónde? Esa persona está preocupada por problemas inexistentes. Pero, ¿has conocido a alguien que vive totalmente en el presente? Esa persona parece llena de vida, energía y nunca lo vas a encontrar preocupándose. Así es como Jesús quiere que vivamos la vida, un día a la vez. El pasado está cerrado y el futuro aún está en construcción; pero hoy tenemos todo lo que necesitamos para enfrentar nuestro día y sus problemas.
Dt. 33:25b “… Y como tus días serán tus fuerzas. Eso significa que cuando amanece un nuevo día, Dios te dará la gracia y fortaleza para enfrentar ese día. Dejemos establecido que no ignoramos el futuro; planificamos y preparamos el mismo. Pero es una preparación tranquila, serena, muy distinto de la ansiedad obsesiva; son dos cosas completamente distintas. La ansiedad por el futuro es hueca.
No se quede con el desastre del ayer. El ayer ya pasó. Tampoco se quede con los éxitos del ayer. Porque también es posible sentir ansiedad sobre cosas positivas. ¿Qué pasa si hubo un tiempo cuando todo parecía estar super en tu vida? Como ese atleta que empieza a envejecer, piensa en las glorias alcanzadas y se queda con esas cosas lamentando los buenos tiempos y como se han ido.
Pablo, un hombre de éxito decía al final de su vida “que no había logrado su gran meta todavía, pero que seguía adelante a una sola cosa: olvidando lo que queda atrás y mirando lo que tenía por delante, el alto llamamiento de Cristo”. El, más que ninguno, podía haberse sentado a repasar los recortes de sus memorias, de los logros alcanzados en la expansión del reino de Dios. Pero aún esas memorias las puso atrás, porque el futuro resplandecía aún más. Y esto es lo que hay que hacer.
Tampoco te quedes en la aflicción del pasado. A cada uno nos llega la copa de aflicción en algún momento, no hay forma de evitarlo. Así que cuando nos toque pasar por el valle de sombras, caminemos con firmeza, con la esperanza de ir hacia la luz; porque ese valle no es un buen lugar para quedarse a vivir. La pena y la aflicción son emociones bíblicas, pero no deben ser permanentes. Haz de cada día un regalo hermoso para Dios, limpio de arruga y marca de preocupación.
El problema de ansiedad es una amenaza para tu salud emocional. A medida que nos transformamos en personas que podemos alabar al Señor a pesar de nuestras necesidades, ÉL nos ha prometido que seremos un pueblo cuyas necesidades estarán cubiertas.
Aquí hay algunas armas de la milicia espiritual que podemos usar cuando nuestra mente esté propensa a la ansiedad: Sal. 50:15 “E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás”.
Sal. 55:22 “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo”.
1 P. 5:7 “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”.
Fil. 4:6-7 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
Por nada estén preocupados, por nada estén afanosos; ¡oren por todo! Hagan de estas palabras su grito de guerra cuando enfrenten a la preocupación.
Pr. Rafael Vargas S.